El ingreso de Gas Licuado de Petróleo (GLP) desde Bolivia a Puno, Juliaca y al sur del país, es una noticia positiva, pero que para el poblador del Altiplano no resulta una novedad.
Es que en esta parte del país se consume gas boliviano de manera regular desde hace más 20 años, pero en condición de contrabando.
Este fenómeno se da porque el gas de Bolivia resulta más barato que el nacional.
El balón de 10 kilos de gas nacional tiene un costo promedio de S/. 38, mientras que el balón boliviano oscila entre los S/. 33 a S/. 35.
Las hormigas
Según información brindada por la Policía Fiscal de Puno, mensualmente ingresan un promedio de 20 mil balones de gas boliviano por dos principales rutas (ver infografía). El 70% se vende en Juliaca, mientras que el 30% en Puno, Ácora, Ilave y Desaguadero.
La principal modalidad de ingreso de gas es la llamada “hormiga”. Consiste en cruzar ´balón por balón´.
Este trabajo lo realizan estibadores, que cruzan la frontera sin ningún tipo de restricciones unas doscientas veces al día. Por cada balón que ingresan cobran 50 céntimos de sol. Un estibador al día puede ganar S/. 150.
Comerciantes consultados por este diario contaron que el negocio del gas boliviano se sustenta en su bajo costo, pero también refieren que es un negocio con riesgo. Explican que en la frontera el balón tiene un precio de 20 soles. El valor se va elevando conforme se hace el traslado por parte de los contrabandistas. “Hay que hacer diferentes pagos, además se tiene riesgo que la Policía y Aduanas incauten el producto”, comentaron.
El origen del gas
El sociólogo Carlos Flores sostiene que a diferencia de otras partes del país, el campesino del Altiplano fue el primero que conoció el gas.
Señala que los primeros balones de gas boliviano llegaron al Altiplano durante la hiperinflación del primer gobierno aprista (1985 -1990). “En esos años ingresó con fuerza el contrabando. El gas comenzó a llegar a las comunidades, primero de frontera”.
Flores refiere que en una primera etapa el gas no tuvo acogida. La población prefería el kerosene para cocinar. “Fueron los comerciantes bolivianos quienes nos hicieron familiar el uso del gas. Ellos preparaban sus alimentos en las calles, ya no cocinaban a kerosene, sino con balones a gas. Ese fenómeno se replicó en provincias”.
PROPUESTA DE ANTAÑO
La idea de importar gas tampoco es nueva. El catedrático y especialista en proyectos de inversión e investigación, Felipe Amachi Fernández, sostiene que entre 2006 y 2007, él fue uno de los primeros que planteó técnicamente importar gas boliviano, previo acuerdo entre gobiernos, a un precio de S/. 20.00.
La idea fue socializada por Felipe Amachi, en foros y encuentros sociales. Su interés era que la ciudadanía se beneficie con el gas a bajo precio, porque en ese entonces el Gobierno no daba luces de querer masificar el gas peruano. Amachi precisó entonces que su idea ya tenía la aprobación del movimiento MAS, el cual llevó al poder a Evo Morales.
Su idea fue llevada al Congreso de la República, a los alcaldes y autoridades gubernamentales, pero nadie se atrevió a materializar la propuesta.
La iniciativa de Felipe Amachi no prosperó, pero hoy se le reconoce como uno de los pioneros en la idea, dado que fue el primero en plantear una idea de este tipo, pero técnicamente en base a estudios de mercado y respaldo legal.
Acuerdo entre Perú y Bolivia
Felipe Amachi refiere que importar gas, en definitiva, es bueno, pero sus verdaderos beneficios se verán cuando sepamos con exactitud el costo real de la importación. “No tendría sentido importar a un precio similar al actual, cuya diferencia con el producto peruano oscila entre S/.4.00. Nosotros habíamos logrado sustentar que el gas importado, previo acuerdo entre gobierno de ambos, podía llegar a costar S/. 20.00”.
Agrega que ahora las realidades son distintas. “Lo que tenemos que exigir al gobierno es que el gas peruano sea para los peruanos. Los tiempos cambiaron y necesitamos que lo que heredamos sea nuestro. Estoy seguro que una política de beneficio al peruano podría permitir que el gas peruano sea incluso más barato que el boliviano”.
La República