La reducción de la demanda de China tiene un efecto dominó en las economías de sus proveedores.

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El diario The Wall Street Journal señala que la conflagración que envuelve a los mercados emergentes estuvo gestándose durante mucho tiempo. Las malas noticias de China fueron la chispa que encendió la mecha.

A medida que crecen las inquietudes sobre la segunda economía mundial, los inversionistas retiran su dinero de los países en desarrollo, que con sus vastos recursos naturales han alimentado la máquina industrial del gigante asiático.

Durante los últimos 15 años, América Latina se benefició de la creciente demanda china de commodities como la soya, el cobre y el mineral de hierro. Por su parte, Indonesia, Malasia, Sudáfrica y otros exportadores de materias primas han sufrido una depreciación de sus monedas a mínimos de varios años frente al dólar, lo que limita la capacidad de sus bancos centrales para reducir las tasas de interés y reactivar sus economías.

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Esos países tampoco aprovecharon los años de abundancia para reorientar sus economías hacia actividades que se beneficiarían de una divisa más débil, como la industria manufacturera.

La perspectiva de que años de un ciclo de declive impulsado por China –y la falta de municiones de política para combatirlo– pueda prolongarse complica seriamente a estos países.

Las nubes habían estado formándose durante meses. Anticipando un aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal, los inversionistas fueron transfiriendo fondos a destinos más seguros, por lo que ya en 2013 el dólar comenzó a fortalecerse contra algunas monedas de mercados emergentes.

El lunes, los pesos de México y Colombia, ambos exportadores de petróleo, registraron mínimos récord frente al dólar. La moneda mexicana ha caído 23 por ciento en el último año, mientras que la divisa colombiana ha perdido 60 por ciento de su valor. En tanto, el real se ha derrumbado casi 36 por ciento en un año.

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El rublo cerró la jornada del lunes en la bolsa de Moscú en su nivel más débil de la historia, a 70.9 por dólar. Un año atrás, un dólar compraba sólo unos 36 rublos.

En Asia, las aceleradas devaluaciones de este mes recuerdan la crisis de 1997. No obstante, la acumulación de deuda en moneda extranjera que la precedió era más grande, como proporción del conjunto de la economía, que la actual.

Además, hoy hay menos divisas asiáticas atadas al dólar, lo cual libra a los bancos centrales de tener que vaciar sus reservas para defender el tipo de cambio.

Entre el 1 de enero y el 31 de julio, los gestores de dinero globales sacaron 26 mil millones de dólares en acciones y bonos de mercados emergentes, de acuerdo con datos de EPFR Global, una compañía que hace el seguimiento de flujos de inversión alrededor del mundo.

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En la semana que terminó el 21 de agosto, los inversionistas retiraron 2 mil 500 millones de fondos de deuda de países emergentes, la mayor salida desde febrero de 2014, según Barclays. Asimismo, sacaron 6 mil millones de dólares de fondos de acciones de esos mercados en los siete días hasta el 19 de agosto, la séptima semana consecutiva de salidas, de acuerdo con Bank of America Merrill Lynch.

En tanto, el índice de monedas de mercados emergentes de MSCI, está en su nivel más bajo desde junio de 2010, mientras que el índice de acciones de esos países de la misma firma ha caído 15 por ciento este año, con lo que se encamina a su peor desempeño anual desde 2011 en términos de dólares.

 

The Wall Street Journal