Por: Ing. Roberto Maldonado, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú
A mediados de año verá la luz uno de los proyectos cupríferos más importantes del Perú y tal vez uno de los más modernos del mundo. Se trata de Quellaveco, la primera mina 100% digital en el país, con una inversión de más de 5 mil millones de dólares.
Dicha mina tiene entre sus primeros objetivos este 2022 producir unas 120 mil a 160 mil toneladas de concentrado de cobre, hasta alcanzar gradualmente las 300 mil toneladas anuales y así mantenerse durante la próxima década.
Pero más allá de estos datos y números, es importante entender lo que significa poner en marcha un proyecto de la magnitud de Quellaveco, y los múltiples beneficios que brinda y brindará al país en los próximos años.
No solo hablamos de empleos, encadenamientos productivos o recursos fiscales, sino también de todo un ciclo virtuoso de crecimiento económico y desarrollo social que se generará en el país, especialmente en la zona sur. Lo cual, sin duda, no es un tema menor.
De otro lado, tampoco es un tema menor la incertidumbre política que vive actualmente el país y que afecta de alguna manera el desempeño de las inversiones mineras, cuyo aporte es tan necesario en esta etapa de crisis generalizada.
Solo en el último semestre nuestra industria minera ha sufrido intentos de cierre de minas, bloqueos en el Corredor Minero del Sur, y la suspensión de importantes operaciones como Las Bambas y Antamina, frente a la pasividad del gobierno.
Pese a ello, en el 2021 nuestra minería ha logrado aportar al erario nacional cerca de 20 mil millones de soles, según reportes de la Sunat. El triple de lo alcanzado el año anterior. Todo un récord.
En esa línea, esperamos que la nueva administración del Ministerio de Energía y Minas, al mando de Alessandra Herrera, -a quien saludamos y le deseamos lo mejor en su gestión- pueda dar un nuevo rumbo y recuperar la confianza de los inversionistas mineros. La minería requiere acompañamiento.
Una de las primeras tareas que deberá realizar será mostrar un mayor liderazgo para gestionar los conflictos sociales vinculados al sector minero, así como agilizar el avance de la cartera de proyectos mineros, valorizada en más de 56 mil millones de dólares.
A estas alturas nadie puede negar que nuestra minería es el ‘jugador más importante’ del Perú, pero debemos entender que los partidos se juegan y se ganan en equipo, y este partido lo jugamos todos: Estado, empresas y sociedad civil.
Fuente: IIMP