El presidente y gerente general de Antamina, Víctor Gobitz, habla sobre las oportunidades del Perú respecto a la mayor demanda de cobre, la Cumbre Minera en PERUMIN 35 y los desafíos del país que nos ha favorecido por su bella y rica naturaleza, que a su vez por su intrincada geografía demanda grandes retos para atender a las poblaciones altoandinas, como ocurre en Ancash. Aquí la entrevista concedida para ProActivo.
Por Mónica Belling
¿Cuáles han sido los avances producto de la Mesa de Diálogo con la comunidad de Aquia, particularmente en conectividad?
Desde octubre del 2021 que se instaló la mesa de diálogo en donde participa la comunidad campesina de Aquia, Antamina y el Estado (a través de varias instituciones) la inversión en la red de internet apunta a mejorar la calidad educativa, por lo que se sumará la entrega de tablets para alumnos y profesores. También estamos invirtiendo en infraestructura, como el comedor que es clave para tener buena educación.
La inversión inicial para tener internet es alta y lo está asumiendo Antamina, el proveedor del servicio es Claro. El servicio va a depender mucho de la frecuencia de uso de estos servicios, y en la medida que el foco sea la educación van a tener siempre el apoyo de Antamina aunque la reflexión es que no estará siempre.
Claro ha estudiado el terreno y es un poco la dificultad en la zona altoandina, hay quebradas con presencia de agua y buen clima que son ideales para la población, pero son de difícil acceso y además la señal de internet no llega con facilidad Eso explica porque en un territorio donde hay alrededor de dos mil personas hemos tenido que instalar ocho antenas, es algo inusual.
El gran objetivo es tratar de definir de manera conjunta qué proyectos productivos pueden estar vinculados al desarrollo de la población de Aquia.
Sin duda, uno de ellos es el ganadero lácteo, quizá el segundo es minero -muy cerca, de Aquia hay dos operaciones mineras subterráneas y es una oportunidad para que los jóvenes se eduquen y sean entrenados para esa actividad. Lo tercero es el desarrollo turístico, Aquia tiene una ubicación privilegiada, que da acceso al Huayhuash; quizá una cuarta, es que está cerca de la carretera principal de acceso a Antamina y también a parte del concentraducto. Allí puede haber una oportunidad para que se organicen a través de una empresa comunal.
En el pasado hubo esta suerte de emprendimiento individual de pobladores, pero mi experiencia en la industria me dice que lo ideal es lograr que todos se agrupen alrededor de una sola empresa comunal, de tal manera que todo el conocimiento, el bagaje económico se va incrementando alrededor de la comunidad. Y no de uno o dos emprendedores aunque sean comuneros porque no da el éxito esperado para los demás.
En resumen, la mesa de diálogo ha progresado, pienso que dejamos atrás la falta de confianza y auguro que logremos concretar estos acuerdos y que la relación en todo sentido siempre sea madura y responsable.
En el ámbito institucional, como miembro del Comité organizador de Perumin 35, ¿Quiénes ya han garantizado su presencia en estas mesas de la Cumbre Minera?
Confirmaron el ministro de Economía y Finanzas, Kurt Burneo y el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde. Todavía estamos esperando la confirmación de la ministra Alessandra Herrera y del presidente de la República, que sabemos siempre, es el último en confirmar. Estarán muchos CEO globales y nacionales.
¿El Clero qué participación tendrá?
El monseñor Miguel Cabrejos, presidente de la conferencia episcopal de Perú y también de la conferencia episcopal de toda Latinoamérica. Estará en la clausura que será el jueves con un discurso que seguramente pondrá los puntos sobre las íes en los temas que requieren mejora. Pero claro que, viniendo de una persona del clero dará un mensaje de armonía y diálogo, que es lo que tenemos que lograr. Desde hace mucho tiempo estamos polarizados. Eso no ayuda a pensar en el mediano y largo plazo, sobre los verdaderos desafíos que tenemos como país.
¿Con respecto al agua, qué temas se tratarán en PERUMIN?
La Cumbre Minera concentrará exposiciones de muy alto nivel, y a la par hay otros eventos que también son de importancia, como el capítulo que preside la señora Fabiola Sifuentes, que presentará los mejores ejemplos sobre la gestión del agua o el de emprendimiento social a cargo de la señora Jimena Sologuren, entre otros.
¿Desde Antamina cómo ven la mayor demanda de cobre en los próximos cinco años?
Por un lado hay una creciente demanda por cobre, pero por otro lado en paralelo hay una gran demanda por descarbonizar la producción de cobre, que en buena cuenta supone tratar de usar energías renovables y tratar de minimizar el consumo de combustibles fósiles. En Antamina estamos trabajando en ese esfuerzo porque tenemos cuatro accionistas mundiales listados todos en bolsa y que tienen ese mandato como organizaciones. Con mayor razón estamos inmersos en esa meta. Tenemos metas al 2030 y otras al 2050 pero todo apunta a eso: tratar de reducir sustancialmente el consumo de combustibles fósiles y descarbonizar la producción de cobre.
¿También están calculando un aumento de la demanda en el mundo del cobre?
El mundo consume hoy 25 millones de toneladas de cobre al año y se estima que por este cambio tecnológico, para el año 2050 el consumo será el doble. Es decir, 50 millones de toneladas.
Eso nos da una idea de la tremenda oportunidad que tiene el Perú por su portafolio de proyectos de cobre que es impresionante. Más del 70% de la cartera de 53 mil millones (de dólares) son proyectos de cobre. Estos son de larga vida con lo cual hay una larga cuenta fiscal por recaudar, lo cual es muy bueno y obviamente las minas se desarrollan en las zonas alto andinas. Es la oportunidad para traer desarrollo a las zonas remotas.
En una entrevista anterior manifestó que justamente para poder hacer uso de los dineros provenientes de la minería sería bueno tener agencias de desarrollo en cada región. ¿Cómo avanza esta idea?
El país, macroeconómicamente, ya es uno de ingresos medios. En la región, es uno de los pocos, junto con Colombia y Chile, con grado de inversión. No lo tiene Argentina ni Brasil. El problema es a nivel micro, lo que nos está faltando es gestión pública.
Esta tiene que ser la mejor a nivel provincial, distrital y regional. Si no, el uso de los fondos públicos que generamos todos con nuestro trabajo, no son bien empleados. De esta forma, esta oportunidad está siendo desaprovechada. La agencia de desarrollo lo que trata es de que la industria privada sea parte del plan de solución de que nuestra gestión pública cambie, que destierre la corrupción, planifique, priorice y ejecute obras no faraónicas, sino obras que finalmente le entreguen servicios de calidad al ciudadano, en salud, educación y transporte.
¿La infraestructura nacional está cubierta?
En el caso de infraestructura, llámese carreteras, puertos, líneas de agua y desagüe, esa estimación es de 100 mil millones de dólares. Ese es el desafío que tenemos como país. Si en minería tenemos la capacidad de planificar a largo plazo con proyectos de miles de millones de dólares, está claro que tenemos que lograr que la gestión pública se haga correctamente, sin corrupción.
¿Cómo evitar la corrupción?
Tenemos que lograr que la población que elige a las autoridades compre correctamente las ideas. Si yo como ciudadano votante le exijo a mi candidato que tenga un plan de desarrollo y que este no cambie cada cuatro años, tiene que tener esa lógica. Todos tenemos que leer, entender el plan y cuestionarlo.
Actualmente la minería está liderando pasos hacia adelante para el cuidado ambiental. ¿Qué dirías al respecto como representante de Antamina y PERUMIN?
La minería es una industria que tiene los ojos de la población y toda la sociedad, particularmente de los inversionistas. Todos nos exigen un alto estándar ambiental y operamos así. Pero en el pasado, en la industria minera mundial no había estándares.
El Perú no es una excepción, hay pasivos ambientales. Hay poblaciones que todavía lo viven y dicen: “Aquí tengo un legado de una industria minera que no fue respetuosa con el medio ambiente”. Pero ahora tenemos al Estado que aprueba los estudios ambientales y que fiscaliza. Hasta hay un plan de cierre que asegura una garantía financiera. Existe todo un sistema que garantiza un respeto al medio ambiente.
¿Cómo esperan cerrar el año en Antamina?
Antamina es una operación bastante estable. Lo destacado de este año es que en abril hemos presentado una modificación al estudio de impacto ambiental, la hemos presentado ante Senace, y ha sido admitida.
Ya estamos terminando la participación ciudadana y vamos a empezar con la fase final que es la evaluación técnica. Es una modificación en la misma huella operativa, y en esa misma nos permite -con los cambios de ingeniería- lograr extender la vida del 2028 al 2036 y eso supone una inversión de 1,600 millones de dólares.
De acuerdo a la legislación, el Estado debe tener una respuesta final en diciembre.
Siempre hay un poco de demora, pero esperemos que sea en el primer trimestre del próximo año. Esto no supone mayor producción, mantiene los mismos niveles, pero logra extender la vida y el beneficio para la región y el país.
¿Qué resultados han tenido en eficiencia en la reciente modernización de la planta de los equipos de la concentradora?
La renovación de equipos es frecuente, pero quizás lo más importante que hemos hecho en este último año es aplicar la tecnología de machine learning que tiene que ver con captura de información en línea de diversos parámetros operativos y a partir de eso establecer tendencias y con ellas tratar de mejorar el proceso metalúrgico, llámese mayor volumen de producción, o recuperación metalúrgica.
Esto es importante porque el yacimiento de Antamina es muy complejo. Hay siete u ocho tipos de minerales distintos, a pesar de que uno ve la operación continua de que están entrando lotes de diferente calidad y eso hace que la metalurgia no sea igual. Ahí hay una oportunidad muy grande de generar eficiencia. Nos está trayendo un resultado positivo.
¿Qué se necesita para construir un Perú unido?
Lo primero es saber escuchar y saber entender al otro. Si yo no muestro ese nivel de empatía es poco probable que se establezca un diálogo y lleguemos a acuerdos. El Perú ha crecido en los últimos años, pero las disparidades siguen presentes. Somos un país con diferencias marcadas, por ejemplo, el ámbito urbano con el rural tiene diferencias en infraestructura pública y acceso a servicios públicos. Tenemos que trabajar todos juntos por reducir esas disparidades. No se trata de pedirle a la empresa minera dinero, esta sí puede ayudar a planificar el territorio, a ayudar a transferir conocimientos de cómo gestionar proyectos de grandes dimensiones y complejos. Además, a través de su pago de impuestos la minería será un contribuyente clave para que ese plan se desarrolle. Todo eso es posible.
Este artículo es parte de la Edición N° 123 de Revista ProActivo. |