Descarbonización en minería

Autores del artículo: Pamela Florian, Inés Gabaldón, Trevor Bergfeldt, Isadora Martins, Tiago Becker

La crisis climática es un problema ineludible que exige la atención urgente de todos los sectores. La minería contribuye significativamente a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), al ser una de las industrias más intensivas en energía, convirtiéndola en un foco crítico para la descarbonización.

El Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM) ha establecido normas orientadas a la transición del sector hacia cero emisiones netas. Este artículo profundizará en el desarrollo de estrategias corporativas de descarbonización en minería, centrándose en la alineación con las normas del ICMM y en la superación de los principales retos para la consecución de estos objetivos.

El camino de la sostenibilidad: 6 claves

1. Definir la Línea Base: Lineamientos

Para iniciar el viaje hacia la descarbonización, el primer paso es el establecimiento de un año de línea base para las emisiones de GEI, proceso que implica cuantificar y comprender a detalle las emisiones actuales. Existen tres principales estándares que definen este proceso: ISO 14064, Estándar Corporativo GEI y Manual Corporativo SBTi.

A pesar del diferente enfoque de cada norma, existen puntos de consenso:

Disponibilidad y calidad de los datos: se destaca la importancia de elegir un año con datos fiables;
Representatividad y pertinencia: El año debe ser representativo de las operaciones típicas de la organización;
Coherencia: El año elegido debe permitir comparaciones coherentes a lo largo del tiempo.

2. Establecer objetivos: Mandatos del ICMM

El ICMM resalta la importancia de reducir las emisiones fijando objetivos para lograr el cero neto a 2050.

Establecimiento de objetivos: Los objetivos de los miembros del ICMM deben estar alineados con el Acuerdo de París y el SBTi.
Objetivos intermedios: Para garantizar el progreso hacia el objetivo a largo plazo de emisiones netas cero, se espera que se establezcan objetivos intermedios para 2030, que pueden ser:
   – Objetivos absolutos: Implican el establecimiento de una reducción de las emisiones, expresada como un porcentaje de las emisiones de línea base.
   – Objetivos relativos: Se expresan como una reducción de la intensidad de las emisiones, que es la cantidad de emisiones producidas por unidad de producción.
Emisiones netas cero 2050: Los miembros del ICMM deben alcanzar emisiones netas cero en 2050, de no conseguirlo, cualquier emisión restante debe equilibrarse mediante la eliminación equivalente de CO2 de la atmósfera.

3. Identificar iniciativas colaborativamente

Incorporar a diferentes áreas en el proceso de identificación de iniciativas permite
aprovechar sus diferentes perspectivas, conocimientos y experiencias para identificar soluciones innovadoras. Este enfoque colaborativo conlleva los siguientes beneficios:

Acceso a diversas perspectivas y conocimientos operativos: Aprovechar una variedad de conocimientos, que ayudan a identificar oportunidades que de otro modo podrían no haber sido evidentes.
Mayor credibilidad y legitimidad: Demostrar compromiso al diálogo con las partes interesadas ayuda a generar confianza y reforzar la reputación de la organización.
Mayor compromiso: La mayor implicación es especialmente beneficiosa a la hora de aplicar cambios complejos, ya que garantiza que las partes contribuyan a la ejecución satisfactoria de las estrategias.

4. Priorizar Oportunidades: Uso de Curvas LCCC

La curva del Costo Nivelado del Carbono Conservado (LCCC, por sus siglas en inglés) es una herramienta de toma de decisiones que prioriza las oportunidades de descarbonización en función de su rentabilidad y potencial de reducción de emisiones. Al comparar el costo por tonelada de emisiones reducidas para cada oportunidad, estas curvas permiten la toma de decisiones basadas en información, optimizando tanto el ahorro de costos como la reducción de emisiones.

Existen múltiples beneficios de utilizar las LCCC al momento de priorizar oportunidades:

Análisis de rentabilidad holístico: Permiten comparar y clasificar iniciativas de descarbonización en función de su rentabilidad, garantizando que los recursos se asignan a los proyectos con mayor retorno.
Simplificación de información: Estas curvas simplifican los datos complejos de costos y reducción de emisiones en un formato intuitivo, que permite la comparación de ventajas por iniciativa, facilitando la toma de decisiones.
Identificación de posibles sinergias: Permite aplicar una combinación de medidas complementarias que maximicen el ahorro y la reducción de emisiones.

5. Desarrollar las hojas de ruta: iterar, iterar, iterar

A partir de las oportunidades identificadas mediante este análisis, se debe diseñar una serie rutas de descarbonización para guiar la transición.
Dichas rutas deben iterarse para encontrar las mejores alternativas, ya que diversos factores pueden influir en la viabilidad, los plazos y la eficacia de las oportunidades.

Es esencial tener en cuenta que algunas oportunidades pueden ser mutuamente excluyentes, mientras que otras pueden complementarse entre sí.
Al iterar las rutas, se debe considerar lo siguiente:

• Factores externos: Los avances tecnológicos, la dinámica del mercado y los cambios normativos pueden influir en la viabilidad de las oportunidades. Las rutas deben iterarse para tener en cuenta estos factores, equilibrar los riesgos vinculados y adaptar la estrategia según sea necesario.
• Compromiso de las partes interesadas: Iterar las rutas permite a las organizaciones incorporar los comentarios de los distintos stakeholders, como empleados, reguladores, inversores y comunidades locales, garantizando que la estrategia elegida sea viable y cuente con amplio apoyo.
• Seguimiento y evaluación: Al revisar periódicamente estas rutas, las organizaciones hacen un seguimiento de sus progresos, identifican los retos u oportunidades emergentes y realizan los ajustes necesarios.

6. Continuar el camino: de la visión a la sostenibilidad

Alcanzar la sostenibilidad implica superar diversos retos y requiere una sólida gestión del cambio corporativo para garantizar que las transformaciones necesarias se integren y adopten eficazmente.

Entre los desafíos particulares que la industria minera afronta, podemos destacar los siguientes:

• Continuidad de operaciones: La minería se enfrenta a un mayor escrutinio en cuanto a sus resultados socioambientales. Continuar por la senda de la sostenibilidad es vital para mantener la continuidad del negocio, evitar conflictos con los stakeholders y garantizar acceso mercados financieros.
• Eficiencia operativa: Las iniciativas de sostenibilidad pueden reducir el consumo de energía y disminuir los costos de explotación. Mediante la descarbonización, las mineras pueden obtener una ventaja competitiva y mejorar su rentabilidad.
• Acceso al capital: Los inversores dan cada vez más prioridad a la sostenibilidad y a los riesgos relacionados con el clima al momento de invertir. Demostrar un compromiso con la sostenibilidad ayuda a las empresas mineras a atraer financiación para sus operaciones.

Por ello, las mineras deben aplicar una gestión eficaz del cambio, que incluya:

• Compromiso de los líderes: La alta dirección debe integrar la sostenibilidad en los objetivos estratégicos, estableciendo una visión clara y asignando los recursos necesarios para impulsar el cambio, asegurando que los empleados comprendan la importancia de la sostenibilidad y su papel en la consecución de los objetivos de la empresa.
• Seguimiento y evaluación: Se deben establecer sistemas de evaluación de los avances de sus iniciativas de sostenibilidad, lo que incluye fijar KPIs e informar periódicamente sobre los resultados.
• Adaptabilidad: La minería se enfrenta a incertidumbres relacionadas a la sostenibilidad, como la evolución de las tecnologías, la fluctuación de los precios de las materias primas y los riesgos geopolíticos. Mediante el fomento de una cultura de aprendizaje e innovación continuos, las organizaciones pueden sortear mejor estos retos.

Un punto de partida transparente y medible para seguir el progreso, junto a la iteración continua con todas las partes interesadas, permitirá tomar decisiones informadas en la transición hacia un futuro cero emisiones netas.


Este artículo forma parte de la Revista ProActivo – Edición N° 221

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