Armando Gallegos, presidente de directorio de Gerens presentó un estudio elaborado por dicha Escuela de posgrado sobre cómo afianzar el circulo virtuoso entre el desarrollo territorial y la minería. En su ponencia destacó la necesidad de un paquete de políticas públicas, más la unificación de una visión integral y una hoja de ruta que potencie el desarrollo territorial de la actividad minera del Perú, que catalice el bienestar de la población local y nacional.
“En la actualidad hay una insuficiente atención de políticas públicas importantes para la minería en aras de impulsar el desarrollo territorial. Esto es evidente al ver que la dimensión territorial no es parte relevante en la métrica nacional minera, hay débil presencia de lo territorial en el Plan Estratégico Sectorial del MINEM, la articulación es vertical, horizontal y fragmentada. Además, no tenemos una Política Multisectorial Nacional Minera PNMM”, precisa Gallegos.
Respecto al nuevo paradigma de acción de la empresa privada in situ para impulsar este tipo de desarrollo, dijo que comprende la racionalidad económica, el propósito, los activos esenciales, el valor compartido y el propio desarrollo territorial.
Con ese fin, señaló que los roles de la empresa se basan en la calidad de las instituciones, capital humano, especialización inteligente, desarrollo de economías locales, conectividad y acceso a mercados.
Territorios integrados
Por su parte, el presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Energía y Petróleo (SNMPE), Víctor Gobitz, señaló que tanto las empresas, autoridades gubernamentales, organizaciones, academia, y sociedad en general se deben convencer del legado y potencial que tiene la minería para instaurar territorios integrados a un mercado de mayor dimensión.
“Tenemos una población de 33 millones de peruanos que representan menos del 0.5 % de la población global. Nuestra economía ronda los 220 billones de dólares, es decir, un 0.2 % de la economía mundial, esa es la dimensión económica del Perú y a esa visión territorial debemos sumarle la visión exportadora para que la industria minera tenga una logística de salida y lograr que ese concepto territorial nos permita entender cómo el desarrollo de nuestra industria minera va a ser parte del desarrollo territorial”, explicó.
Además, propuso la creación de un nuevo ministerio de Estado encargado del planeamiento que permita organizar los trámites y fiscalización necesaria. “Necesitamos un ministerio de planificación. Al día de hoy tenemos 18 ministerios y debemos hacer la reflexión si hace sentido tener todos esos despachos ministeriales, no estamos poniendo por delante el sentido de urgencia que es cerrar las brechas y reducir la pobreza. Tenemos el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) que depende del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), pero está olvidado”, sustentó.
El diálogo debe tener sentido
Por otro lado, el gerente de Asuntos Corporativos y Desarrollo de Negocios de Minera Las Bambas, Carlos Castro, aseguró que el diálogo y la comunicación son clave para demostrar que la actividad minera también tiene el mismo objetivo que las comunidades: el desarrollo territorial. “Cuando hablamos de desarrollo territorial no nos referimos solo a la superficie terrestre, sino también al crecimiento laboral y personal de la población en las zonas de operación. No comparto la idea de que la población no quiere dialogar, el diálogo es una aspiración que todos tenemos, debemos preocuparnos por sostener una comunicación que resuelva, transforme, construya y cree condiciones para el crecimiento sostenible. No obstante, también debe tener sentido. No solo es sentarnos a ponernos de acuerdo a una agenda atemporal, un espacio de diálogo debe estar vinculado a una sola visión territorial porque si persisten los panoramas sectoriales, continuaremos alejándonos de una visión holística”, expresó.
Débil institucionalidad
En otro momento, el Country Manager de Newmont en Perú, Darío Zegarra, manifestó que los países con una institucionalidad débil son los que les cuesta sostener su crecimiento. “Aquellos países con débil institucionalidad les cuesta más sostener un crecimiento y, además, debemos tener claro cuál es el rol que desempeñamos para el desarrollo territorial: integrar, articular y catalizar los procesos con la vocación del territorio hacia la exportación”, apuntó.
En tanto, que Fernando Castillo, consultor en asuntos sociales, fue crítico al señalar que, tras los vaivenes de la coyuntura política, seguimos sin una política institucional. “No tenemos un ejercicio de planeamiento donde figure cuáles son los mecanismos o los enfoques. Uno revisa los planes de desarrollo de cualquiera de las 24 regiones y en ninguna de ellas vamos a encontrar cuál es el enfoque de desarrollo(…). No tiene ninguno”, acotó.
Este artículo forma parte de la edición impresa de Revista ProActivo. Para leer la revista completa haga clic aquí.