Por: Benjamín Marticorena, presidente de CONCYTEC
Por ley, y por interés público permanente, las áreas naturales protegidas (ANP) son espacios del territorio nacional en los que “…está prohibida la extracción de mayor escala, ya sea marina o continental” (Art. 112 del reglamento de la Ley de Áreas Naturales Protegidas).
En esas reservas de alta diversidad biológica la sociedad protege los ecosistemas y las especies que los habitan (en tierra, mar, lagos y ríos) para la libre reproducción y provisión de los servicios ambientales de los que vivimos. En estos espacios, por sobre las ganancias empresariales se prioriza la reproducción de los ciclos naturales de vida, garantizando así la disponibilidad de sus recursos para las presentes y futuras generaciones.
En las áreas naturales protegidas que comprenden sectores marítimos solo se permite la pesca artesanal en pequeñas embarcaciones. Un dato de la más alta importancia es que esta pesca de bajo impacto ecológico provee la mayor parte de los alimentos provenientes del mar que consume el país. Por eso, las ANP son lugares privilegiados para investigar la dinámica de reproducción de las especies establecidas en ellas.
Las ANP que incorporan segmentos de mar peruano son tres: la Reserva Nacional de Paracas, creada hace 49 años y que representa aproximadamente un tercio de la centésima parte del mar territorial peruano; y las recientemente creadas Dorsal de Nazca, situada a 100 km al oeste de Ica, y la del Mar Tropical de Grau, frente a las costas de Tumbes y Piura. Estas dos últimas ocupan respectivamente el 7.8% y el 0.1% de la superficie del mar del país. En conjunto, estas tres áreas naturales marítimas protegidas representan aproximadamente el 8 % de la totalidad del dominio marítimo peruano, por lo que las empresas pesqueras industriales disponen del restante 92% del vasto mar peruano para la extracción, esencialmente destinada a la exportación.
Además de peces y una multitud de otras formas de vida acuática, la Reserva Nacional de Paracas alberga mamíferos como lobos de mar, nutrias, delfines y ballenas, así como tortugas marinas y alrededor de 200 especies de aves residentes y migratorias, constituyendo un sistema natural en equilibrio. Este sistema garantiza la continuidad de la oferta ambiental, así como de la pesca artesanal y de la actividad turística que genera importantes ingresos para las comunidades locales.
La pretensión de que se autorice la pesca a escala industrial en la Reserva Nacional de Paracas causa indignación y grave preocupación y debe ser rechazada de manera firme y categórica, en todos sus extremos.