Hernando Tavera IGP

  • Investigador de entidad científica del Minam destaca la importancia de la adecuada preparación de las personas para evitar desastres.

Sentir el remezón de los suelos debido a la ocurrencia de un sismo se interpreta en estos tiempos como sinónimo de desastre e incluso tragedia. Sin embargo, los científicos y especialistas del Instituto Geofísico del Perú (IGP) consideran que los movimientos telúricos son vitales para preservar la vida sobre la superficie de la Tierra.

“Si no ocurrieran sismos, no habría cordilleras, cañones, nevados, glaciares, agua y valles; es decir, no habría espacios naturales con variadas formas geográficas que dan belleza paisajística a un determinado territorio, sostuvo Hernando Tavera, presidente ejecutivo e investigador de dicha entidad perteneciente al Ministerio del Ambiente (Minam).

La vida en el planeta está asociada a la ocurrencia de sismos y erupciones volcánicas que movilizan a las placas tectónicas y transforman el suelo que pisamos.

El territorio peruano está ubicado en la zona del Cinturón de Fuego del Pacífico como consecuencia del choque frontal de las placas tectónicas de Nazca y sudamericana. Eso lo ubica como dinámicamente activo, razón por la cual siempre ocurrirán sismos y todos sus efectos asociados y no podemos evitarlos. “Pero sí podemos reducir el riesgo de la población después de una adecuada educación para reducir nuestra exposición”, subrayó.

“Siempre habrá movimientos sísmicos. Eso es una buena señal de vida de nuestro planeta, porque el día que la Tierra deje de moverse, ahí sí nos debemos preocupar”, advirtió.

Añadió que, si no ocurrieran sismos, el primer indicativo sería que su núcleo terrestre se ha enfriado, afectando a su dinámica interna y en superficie, las placas tectónicas dejarían de moverse, “lo que lo convertiría a futuro en un planeta muerto y, por ende, dejaría de girar alrededor del Sol, dejando de existir las estaciones del año y sobre su propio eje, dejándonos sin día ni noche”.

La prevención es clave

Tavera precisó que los sismos no matan. “Es el ser humano, que, con su falta de prevención y preparación construye sus niveles de riesgo por exposición. Si es ante sismos, es vital la calidad de las construcciones. Si estas edificaciones colapsan debido al sacudimiento del suelo producto de un sismo, tendremos personas afectadas físicamente”.

Ante los diversos fenómenos naturales que se dan en nuestro planeta como parte de su evolución, la prevención es la única herramienta que nos permitirá vivir en armonía con la naturaleza, remarcó el científico.