Escribe: Carlos E. Paredes, Socio de Intelfin y docente de la U. Continental
1. Petroperú está a la deriva hace mucho tiempo. Lo sucedido el año pasado es un capítulo más en el costoso declive institucional de la empresa estatal. En febrero, el ministro de Energía y Minas (Oscar Vera, entonces funcionario con licencia de Petroperú muy cercano a su dirigencia sindical) y el presidente del directorio fueron removidos. En marzo, el Gobierno nombró a un nuevo directorio. A los pocos meses, ante la crítica situación de la empresa, el directorio Stark planteó al Gobierno cambiar la gobernanza y gestión de Petroperú con la participación y apoyo de una empresa reestructuradora de talla internacional, además de fortalecerla financieramente con nuevos aportes de capital.
2. El directorio Stark se vio forzado a renunciar y, con una empresa descabezada, el Gobierno publicó un D.U. para realizar nuevos aportes de capital y préstamos por un monto total cercano a los S/ 10,000 millones. A pesar de que la norma hacía referencia explícita a que debía contratarse una empresa reestructuradora, el Gobierno nombró a Alejandro Narváez como nuevo presidente de directorio, quien ya había hecho público su desacuerdo con la contratación de una empresa reestructuradora. En la primera sesión del nuevo directorio, Narváez puso en la gerencia general al señor Vera. Así, a pesar de las indecisiones, de las idas y venidas, terminamos con “más de lo mismo”.
3. Sorprendentemente, las nuevas autoridades anunciaron que en el 2025 Petroperú logrará revertir los pésimos resultados del 2024. Supuestamente, incrementará su participación de mercado de 24% a 38%, generará más de US$ 700 millones de EBITDA, y logrará utilidades netas que bordearán los US$ 200 millones (mejora sustancial frente a los casi US$ 1,000 millones de pérdida anual del 2023-24). Por lo tanto, ya no pediría nuevos apoyos financieros a los peruanos. ¿Será posible?
4. No creo. Es muy difícil aumentar las ventas subiendo precios para incrementar márgenes en un mercado competitivo. Además, la aritmética financiera resulta incómoda: en Talara pueden refinarse sostenidamente cerca de 85,000 barriles diarios con un margen de US$ 8 a US$ 10 por barril; esto permitirá generar un margen de solo entre US$ 250 millones y US$ 300 millones anuales. No alcanza ni para cubrir los gastos administrativos y financieros de la empresa, por lo que esta continuará arrojando pérdidas millonarias y no podrá hacer frente a sus obligaciones.
5. El problema de no haber fortalecido el gobierno corporativo, la gestión y transparencia de la empresa es que la enorme factura que nos está pasando Petroperú seguirá incrementándose. Pero este no es todo el problema, esta empresa también está socavando el futuro de la industria petrolera en el país. La asignación arbitraria e ilegal de lotes petroleros a Petroperú –a pesar de no contar con el expertise ni las espaldas financieras para desarrollarlos– y el hecho de que tenga la concesión del oleoducto Norperuano sin poder operarlo de manera confiable y transparente desde hace muchos años, paraliza la inversión privada en el sector. ¿Quién en su sano juicio invertiría cientos de millones de dólares en exploración petrolera en la selva peruana?
6. El final de esta historia no es difícil de anticipar.
Fuente: Gestión