Germán Arce Sipán

La minería en Perú, una actividad que ha sido parte integral de su economía, enfrenta un desafío significativo: la minería informal e ilegal. En una reciente entrevista, Germán Arce Sipán, expresidente del Colegio de Ingenieros del Perú (CIP), expuso su análisis sobre esta problemática y propuso soluciones que podrían ayudar a mitigar sus efectos negativos.

Un enfoque a largo plazo

Arce enfatiza que la minería requiere una planificación a corto, mediano y largo plazo. “Estamos hablando de un recurso agotable. Si no se planifica adecuadamente, el mineral se va agotando y no se sirve de nada”, señala. La importancia de una planificación efectiva es crucial para asegurar que los recursos sean utilizados de manera sostenible y responsable.

El presidente del CIP también describe la complejidad de la minería, donde los mineros ilegales a menudo se encuentran en conflicto con los mineros que operan legalmente. Esto, según él, puede llevar a situaciones de violencia, como ha sido reportado en ciertas localidades. “En un momento en que el minero ilegal empieza a explotar su mineral, se da un enfrentamiento inevitable”, advirtió.

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La dualidad entre informalidad e ilegalidad

Arce hace una clara distinción entre minería informal e ilegal. La minería informal, explica, está en proceso de formalización, mientras que la ilegal opera sin ningún control o requisitos. “El informal está en proceso de formalización, mientras que el ilegal está extrayendo mineral que puede corresponder a otros peruanos o empresas”, detalla.

Esta diferenciación es vital para entender las dinámicas de la minería en Perú y cómo abordarlas. La informalidad puede ser vista como una oportunidad para regularizar y mejorar las condiciones laborales y ambientales, mientras que la ilegalidad representa un desafío más complejo que requiere intervención inmediata.

Retos del control y la formalización

Uno de los principales problemas que enfrenta el sector, según Arce, es la falta de control y supervisión adecuada. “Las autoridades locales, como los gobiernos regionales, carecen de recursos para llevar a cabo su labor de supervisión”, indica. Esta falta de control permite que la minería ilegal prospere, exacerbando los problemas ambientales y sociales.

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Arce sugiere que “debe haber más control y capacitación”. Esto implica no solo sancionar a quienes operan fuera de la ley, sino también ofrecer formación y recursos a los mineros informales que deseen regularizarse. “Las personas deben entender que hay un camino hacia la legalidad que les beneficiará”, agrega.

El papel del gobierno y la educación

Adicionalmente, el past presidente del CIP también critica la falta de comunicación y promoción de los beneficios de la minería formal por parte del gobierno. “El gobierno no trasciende el mensaje positivo hacia la población”, sostiene. Esto ha llevado a una percepción negativa, que muchas veces ignora los beneficios económicos y sociales que puede generar.

Arce destaca la importancia de la educación y la sensibilización para cambiar esta narrativa. “La gente tiene que entender que la minería, cuando se hace de manera responsable y legal, puede tener un impacto positivo en la economía”, dice, refiriéndose a la creación de empleo y a la generación de ingresos tributarios.

En tanto que la minería ilegal, así como la informal en Perú, es un fenómeno que afecta a los recursos naturales, a la cohesión social y al desarrollo económico del país. Germán Arce Sipán, con su enfoque en la planificación, el control y la educación, ofrece una perspectiva constructiva para enfrentar estos desafíos. Un aspecto en el que enfatizó es la dualidad entre informalidad e ilegalidad, algo que demanda sentido de urgencia para las entidades involucradas en atender en conjunto este tema.

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Propuestas

Para abordar la problemática de la minería informal e ilegal, Arce propone varias acciones clave:

  1. Fortalecimiento del control: Aumentar los recursos y capacidades de las autoridades locales para supervisar y regular la actividad minera.
  2. Facilitar la formalización: Crear un marco más accesible para que los mineros informales puedan regularizarse, con menos trámites burocráticos.
  3. Educación y sensibilización: Implementar campañas que informen sobre los beneficios de la minería formal y los riesgos de la minería ilegal.
  4. Colaboración entre sectores: Fomentar el diálogo entre el gobierno, las comunidades y los mineros para encontrar soluciones conjuntas que permitan un desarrollo sostenible.