estudio de la cuenca del río Rimac

El Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico del Perú (Ingemmet) ha publicado un exhaustivo estudio sobre la hidrogeología de la cuenca del río Rímac. Este informe analiza las fuentes de agua subterránea de la región y su rol crucial en el abastecimiento poblacional y agrícola, además de evaluar su estado actual y proponer estrategias de manejo sostenible.

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es la identificación del acuífero aluvial del valle del Rímac, un reservorio subterráneo de gran capacidad que almacena agua proveniente de la infiltración de ríos y lluvias. Este acuífero, ubicado cerca de la costa, es el más explotado de la cuenca, pues abastece a una parte significativa de Lima y se utiliza también para el riego de cultivos.

Un acuífero aluvial está compuesto por sedimentos como arena y grava, que permiten el paso del agua y su acumulación en el subsuelo. Cuando llueve o los ríos aumentan su caudal, parte de esa agua se filtra entre los sedimentos y queda almacenada. La explotación de este acuífero se realiza mediante pozos perforados en la tierra, que extraen el agua para su distribución y uso.

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Mapa de la vulnerabilidad del río Rimac.

El estudio también identifica otros tipos de acuíferos presentes en la cuenca:

  • Acuíferos volcánicos y volcánico-sedimentarios: se encuentran en formaciones de rocas volcánicas, donde el agua se almacena en grietas y fisuras. En algunas zonas, esta agua emerge de forma natural en manantiales o fuentes termales.

  • Acuíferos fisurados sedimentarios: se ubican en formaciones geológicas como la Formación Jumasha, donde las rocas presentan fracturas que permiten la acumulación y movimiento del agua. Estos acuíferos contribuyen a la recarga del túnel Gratón, una estructura subterránea que canaliza agua hacia el río Rímac, asegurando su caudal.

Calidad del agua

El informe incluye un análisis químico detallado de 231 fuentes de agua subterránea dentro de la cuenca. Se identificaron tres tipos principales de aguas:

  • Bicarbonatada cálcica: contiene minerales que pueden hacerla apta para el consumo humano y la agricultura.

  • Sulfatada cálcica: puede tener concentraciones elevadas de sulfatos, lo que podría afectar su uso en ciertos sectores.

  • Clorurada sódica y clorurada cálcica: se encontraron en mayor concentración en pozos urbanos de Lima y podrían no ser aptas para el consumo sin tratamiento previo debido a su alto contenido de sales.

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El estudio también identificó concentraciones elevadas de elementos como aluminio, arsénico, plomo y nitratos en algunas fuentes de agua subterránea, las cuales podrían estar asociadas a procesos geológicos naturales, como la disolución de minerales presentes en las formaciones rocosas o la liberación de compuestos desde fallas y fracturas. Estos procesos pueden enriquecer el agua con elementos que, en altas concentraciones, superan los niveles recomendados para el consumo humano. Ante este hallazgo, el informe destaca “la importancia del monitoreo continuo y de estrategias para comprender y gestionar mejor la evolución geoquímica del acuífero.”

Para entender mejor la distribución y características de estos reservorios de agua subterránea, se elaboró un mapa hidrogeológico de la cuenca del río Rímac. Este mapa clasifica las diferentes formaciones geológicas según su capacidad para almacenar y transmitir agua. Además, se identificaron áreas con distintos niveles de vulnerabilidad, es decir, el grado de exposición de los acuíferos a la contaminación y la sobreexplotación. Se establecieron cinco categorías de vulnerabilidad: extrema, alta, moderada, baja y nula.

Acciones para proteger el recurso hídrico

El estudio propone diversas estrategias para mejorar la gestión del agua subterránea en la cuenca del Rímac. Entre ellas, se incluyen:

  • Recarga artificial: implementar proyectos que permitan la infiltración controlada del agua de lluvia o de ríos para compensar la extracción de agua subterránea.

  • Monitoreo continuo: establecer un sistema de vigilancia de la calidad y cantidad de agua en los pozos y manantiales.

  • Protección de zonas de recarga: regular las actividades humanas en las áreas donde el agua se infiltra en el suelo para evitar su contaminación.

  • Uso eficiente del agua: fomentar el ahorro de agua en sectores industriales, agrícolas y domésticos para reducir la presión sobre el acuífero.

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La sostenibilidad del acuífero de Lima es un reto que involucra a todos: autoridades, investigadores y ciudadanos. La implementación de estrategias de conservación y el uso responsable del agua son esenciales para garantizar que este recurso siga abasteciendo a la ciudad. El informe de Ingemmet ofrece información importante para la toma de decisiones y resalta “la necesidad urgente de actuar para proteger una de las fuentes de agua más importantes de la capital.”