restauración ambiental

  • Con el uso de paquetes tecnológicos innovadores, se recuperan 250 hectáreas degradadas por la minería aurífera y se validan alternativas sostenibles como la piscicultura de mota punteada.

La minería aurífera aluvial ilegal ha dejado una profunda huella en Madre de Dios. Zonas enteras de esta región amazónica muestran paisajes devastados: suelos erosionados, bosques talados, grandes pozas llenas de agua contaminada y un uso intensivo de mercurio. Se estima que cada año se liberan unas 180 toneladas de este metal pesado al ambiente, lo que afecta la salud de miles de personas y pone en riesgo la seguridad alimentaria de muchas comunidades.

Frente a esta grave situación, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), entidad adscrita al Ministerio del Ambiente, inició en 2020 un proceso de recuperación de suelos degradados, basado en tecnología aplicada y participación local. El plan contempla una primera etapa de intervención sobre 250 hectáreas. “El objetivo no solo es recuperar el ecosistema, sino también brindar nuevas oportunidades económicas a las familias que antes dependían de la minería para subsistir”, afirma Ronald Corvera Gomringer, director regional del IIAP en Madre de Dios.

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La estrategia incluye un paquete tecnológico que permite recuperar la funcionalidad del suelo. Para lo cual se emplean especies de leguminosas que ayudan a reducir la temperatura del suelo y fijan nitrógeno, aceleran la proliferación de insectos y macrofauna del suelo. Los resultados obtenidos son impresionantes, pues se han alcanzado hasta 23,9 toneladas de biomasa por hectárea, la materia orgánica del suelo aumentó en más de 1 200 % y la temperatura superficial se redujo hasta en 20 °C. Donde antes había arena y cascajo, ahora vuelve a crecer vegetación.

Mota punteada

La minería aurífera ilegal en Madre de Dios ha afectado gravemente los ecosistemas acuáticos y especies como la mota punteada (Calophysus macropterus), cuyo consumo fue prohibido por el Ministerio de Salud en 2016 debido a sus altos niveles de mercurio.

Gracias a una tecnología desarrollada por el IIAP, hoy es posible reproducir y criar esta especie en condiciones controladas, con niveles muy debajo de lo permisible de mercurio (0,5 ppm). El proyecto, financiado por Concytec–ProCiencia, se implementa en la Comunidad Nativa Bélgica, en la provincia de Tahuamanu. Incluye reproducción inducida de peces, cultivo en piscigranjas, seguimiento del contenido de mercurio durante todo el ciclo productivo, validación de cultivo en estanques de tierra y desarrollo de productos con valor agregado como nuggets y pescado ahumado. En mayo se inició la transferencia de alevinos, y se espera obtener media tonelada de carne al cierre del ciclo.

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El enfoque busca disminuir la exposición al metilmercurio, la forma más tóxica del mercurio, que se acumula en el cuerpo del ser humano y puede causar daños graves, especialmente en embarazadas y consumidores frecuentes de pescado.

Para el IIAP, la restauración ambiental no es solo un objetivo técnico, sino parte de una apuesta mayor por un desarrollo sostenible, justo y acorde con la realidad amazónica. “Trabajamos para devolver la vida a los ecosistemas y romper con la lógica extractiva que ha dominado durante tanto tiempo esta región”, señala Corvera.

En Madre de Dios, donde las heridas de la minería aurífera aluvial ilegal aún están abiertas, el IIAP y sus aliados demuestran que es posible construir esperanza desde la ciencia, la tecnología y la participación comunitaria. El camino es largo y los desafíos enormes, pero el compromiso está echado: restaurar la Amazonía y ofrecer un futuro digno a quienes la habitan.

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Se evalúa uso de pozas mineras abandonadas

El IIAP evalúa el uso de antiguas pozas mineras como espacios productivos mediante el cultivo de peces en jaulas flotantes. Estas pozas, profundas y potencialmente peligrosas, podrían convertirse en alternativas sostenibles con especies como paco y gamitana, que acumulan poco mercurio.

Para garantizar la inocuidad y viabilidad del proyecto, se implementará un monitoreo permanente que incluirá análisis químicos del agua, los sedimentos y los peces.

DATO

Se está impulsando actividades productivas sostenibles como la piscicultura, horticultura tecnificada, crianza de aves menores y producción de abonos orgánicos. Estas iniciativas ya benefician a unas 100 familias de comunidades como Sol Naciente, Kotzimba, El Pilar, Alto Libertad, San Jacinto y Villa Santiago. Se estima que sus ingresos aumentarán al menos en un 30 %, lo que representa un cambio concreto en su calidad de vida.