Willian Tseje

En medio de los desafíos que aquejan a la Amazonía peruana, la historia de Willian Tseje Kantuash, joven awajún de 20 años, se levanta como un poderoso testimonio de perseverancia, talento y compromiso ambiental. Su proyecto para mitigar los efectos de la contaminación minera no solo le valió el Premio Nacional de la Juventud “Yenuri Chiguala Cruz” 2025, sino que también lo posiciona como una de las voces más prometedoras en la defensa del territorio amazónico.

Nacido en la comunidad nativa de Kuyumatak, en el distrito de El Cenepa (Condorcanqui, Amazonas), Willian creció entre cultivos de yuca y plátano, aprendiendo desde pequeño el valor de la tierra. Sus padres, Joaquín y Chini, agricultores dedicados, incorporaron en su hogar la importancia de la salud y la educación gracias al acompañamiento del programa Juntos, que apoyó a la familia desde 2008. Ese soporte sería determinante para abrirle camino al joven que hoy destaca por su aporte científico.

Al terminar la secundaria a los 16 años, Willian soñaba con acceder a estudios universitarios, pero la falta de conectividad y las enormes distancias propias de su comunidad se interpusieron. Sin embargo, su determinación no cedió. Con la orientación del gestor local de Juntos, ingresó en 2022 al Instituto Fe y Alegría 74, en Nieva, para estudiar Producción Agropecuaria. Ese sería el punto de inflexión que transformó su curiosidad innata en investigación aplicada.

Su infancia transcurrió entre semillas, huertos y herramientas agrícolas. En la parcela familiar hacía tareas escolares mientras ayudaba en las labores del campo. Allí germinó su pasión por las ciencias agrarias. Esa conexión profunda con la naturaleza fue el sustrato perfecto para el proyecto que años después se convertiría en su mayor logro.

En el laboratorio

Un proyecto que nació de la Amazonía para salvar a la Amazonía

El impacto devastador de la minería ilegal de oro en Condorcanqui es una herida abierta que afecta suelos, ríos y la salud de las comunidades indígenas. Los suelos degradados y contaminados con mercurio han puesto en riesgo la seguridad alimentaria y la agricultura tradicional. Frente a este panorama, Willian decidió actuar.

Guiado por el ingeniero Gim Vílchez García, su profesor de Control Biológico, se integró al equipo de biotecnología del instituto. Tras tres años de investigación y múltiples ensayos, desarrollaron juntos Bio Ikam, un bioinsumo formulado a partir de cepas nativas de hongos benéficos. El nombre significa “bosque nativo”, reflejo directo de su inspiración.

El producto funciona como un bioestimulante capaz de recuperar suelos afectados por la actividad minera, mejorando su estructura y promoviendo la regeneración natural. Bio Ikam no solo representa innovación científica, sino también un acto de resistencia cultural: es el conocimiento ancestral de la tierra dialogando con la tecnología moderna.

Posando con su producto

Más que un reconocimiento, un nuevo camino

El premio nacional vino acompañado de un incentivo económico y una oportunidad valiosa: el instituto le ofreció a Willian un puesto como asistente de laboratorio, reconociendo su talento y visión. Para el joven awajún, este logro tiene un profundo significado personal: “Soy el único de mis hermanos que logró estudiar una profesión. Mi familia y Juntos fueron mi soporte. Ahora quiero que mi hermana menor siga mis pasos”, comenta con orgullo.

Un ejemplo para la juventud amazónica

La historia de Willian Tseje demuestra que la educación técnica, cuando se conecta con el territorio, puede ser una poderosa herramienta de transformación social. Su proyecto plantea un camino sostenible para enfrentar la contaminación minera y pone en valor la riqueza biológica de la Amazonía como fuente de soluciones.

Más allá del premio, su mayor contribución es inspirar a otros jóvenes indígenas a confiar en su identidad, en su entorno y en su capacidad para construir un futuro mejor. Willian no solo cultiva la tierra: cultiva esperanza, conocimiento y vida. Su ejemplo reafirma que un desarrollo verdaderamente sostenible nace donde convergen la ciencia, el amor por la naturaleza y las oportunidades.