El mercado laboral sigue mejorando en la zona de la OCDE, con una tasa de empleo que finalmente vuelve a los niveles anteriores a la crisis. Pero las personas con ingresos bajos y medios han visto estancarse sus salarios y la proporción de empleos semicalificados ha disminuido, lo que contribuye a aumentar la desigualdad y la preocupación de que los empleados mejor pagados estén recibiendo una parte desproporcionada de los beneficios del crecimiento económico, según un nuevo informe de la OCDE.
Las Perspectivas del empleo de la OCDE 2017 indican que el porcentaje de la población entre 15 y 74 años que está empleada aumentó por tercer año consecutivo. Se prevé que para finales de 2018 llegue a 61.5%, por encima de su valuación máxima de 60.95%, en el cuarto trimestre de 2007. La creciente polarización ocupacional también ha contribuido a la reacción contra la globalización, pero las Perspectivas revelan que más que la integración comercial, la polarización del empleo se debe a los cambios tecnológicos omnipresentes y que favorecen la mano de obra calificada. Entre 1995 y 2015, la proporción de empleo semicalificado bajó 9.5 puntos porcentuales en la zona de la OCDE, mientras las ocupaciones especializadas y poco calificadas subieron 7.6% y 1.9 puntos porcentuales, respectivamente.
“Aunque el déficit de puestos de trabajo está disminuyendo, mucha gente no siente los beneficios ya que se enfrenta a salarios estancados y a ninguna perspectiva profesional: necesitamos un mercado laboral incluyente que vuelva a conectar los beneficios de nuestro modelo económico con los de las personas que trabajan en él”, señaló Angel Gurría, Secretario General de la OCDE, al presentar el informe en Berlín con la Ministra de Empleo y Asuntos Sociales de Alemania, Andrea Nahles. “Es imprescindible asegurar que se compartan de manera generalizada los beneficios de la globalización y el crecimiento, y que nuestras políticas protejan contra la obsolescencia al ayudar a los trabajadores a aprovechar las nuevas oportunidades, pero también a responder a los desafíos de un mundo laboral que evoluciona rápidamente.”
El desempleo en la zona de la OCDE ha disminuido en 12 millones de personas desde su máximo en el primer trimestre de 2010, y el desempleo juvenil se ha reducido en 3.8 millones. Se proyecta que la tasa de desempleo promedio de la OCDE baje más lentamente, de 6.1% al concluir el primer trimestre de 2017, 38 millones de desempleados, a 5.7 al final de 2018, 36 millones de desempleados.
Pero persisten dificultades importantes. La recuperación del mercado laboral sigue siendo muy dispareja. Es probable que la tasa de empleo solo sea un 1% mayor a su nivel anterior a la crisis, para finales de 2018.En algunos países continuará el déficit de puestos de trabajo, de manera particular en el sur de Europa. Incluso en los países donde se ha recuperado el empleo, el crecimiento de los salarios sigue siendo moderado.
Alrededor de una tercera parte de la polarización total en el mercado laboral de la OCDE se debe a los cambios en los empleos de la manufactura a los servicios, los trabajadores industriales que quedan desempleados a menudo se ven obligados a aceptar trabajos con salarios más bajos en el sector de servicios. Las otras dos partes reflejan la creciente polarización dentro de las industrias. Estos cambios generalizados en el trabajo los explica en buena parte la demanda de mano obra que se concentra en los empleos especializados y los poco calificados, con un hueco en el centro.
Para subsanar esto, los gobiernos deben ayudar a los trabajadores a adquirir las habilidades adecuadas y darles la oportunidad de que las perfeccionen y actualicen durante toda su vida laboral. Los países también deberían evaluar mejor las cambiantes necesidades de capacitación, adaptar los planes de estudio y orientar a los estudiantes hacia opciones que les abran oportunidades laborales. En todos los países de la OCDE, los trabajadores especializados tienen dos o tres veces más oportunidades de participar en programas de capacitación en sus centros de trabajo, que sus homólogos poco calificados.
Las políticas de protección social y mercado laboral también deben adecuarse a la evolución de las modalidades de empleo. Más de la mitad de los trabajadores independientes en Europa no están protegidos por un seguro de desempleo. Es fundamental brindar protección social a todos, señala la OCDE. Los países deberían tomar medidas para asegurar que los derechos sean transferibles de un empleo a otro, y facilitar la acumulación de aportaciones de múltiples empleos.
Las Perspectivas incluyen un nuevo cuadro de indicadores que comparan el funcionamiento del mercado laboral de los países basándose en la cantidad y calidad del trabajo, así como la inclusión del mercado laboral. Muestra que sólo algunos países de la OCDE tienen buenas puntuaciones en los tres rubros, entre ellos los países nórdicos, Alemania, los Países Bajos y Suiza.