El sector minero es acaso el más eficiente en la disposición del agua en el Perú. Sus modernos procesos y técnicas para la gestión y uso de este recurso le permiten realizar sus actividades industriales con apenas el 2% del mismo. Por ello es considerado un modelo de gestión hídrica por la Autoridad Nacional del Agua.
El porcentaje es ampliamente inferior en comparación con las inmensas cantidades de agua utilizadas por otras actividades económicas como la agricultura que emplean alrededor del 80% del recurso disponible y dejan de reutilizar más del 50% del mismo.
Así lo consideró Jorge Chávez Blancas, representante del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) y gerente general de EnvPhys, durante el Foro Internacional por el Día Mundial del Agua 2022, organizado por el Instituto en Ciencias de la Tierra, el Colegio de Ingenieros del Perú y el Congreso de la República.
El especialista indicó que un ejemplo del uso irresponsable de agua ocurre en la Pampa de Majes, en Arequipa, traída desde la parte alta de la cuenca y usada de manera tan ineficiente que esta se infiltra y lava las sales del suelo, ocasionando que el agua subterránea se torne salobre y aumente el nivel freático cada año.
Como consecuencia, se generan impactos en la estabilidad de los taludes del río Siguas y su posterior contaminación por todos los sólidos suspendidos existentes.
“Con el recurso hídrico que se desperdicia en Majes se podrían alimentar 11 operaciones mineras del tamaño de Zafranal”, reveló el experto. El citado proyecto minero propone utilizar el 9% de las aguas subterránea salobres que se generan por el despilfarro de la agricultura cada año.
Opciones de provisión hídrica
En la actualidad, la industria minera está recurriendo a diversas prácticas para minimizar el consumo de agua fresca en sus operaciones a través de métodos de recirculación, el reemplazo por agua de mala calidad o agua de mar.
De acuerdo con el licenciado en Química, la operación minera Quellaveco utiliza agua de mala calidad, es decir, no recomendable para fines agrícolas ni familiar. En tanto, Cerro Verde, utiliza efluentes domésticos tratados de Arequipa. Ambos casos demuestran que el agua fresca es una de las últimas opciones en la minería.
“El agua de mar desalinizada es de amplia aceptación en Cerro Lindo y próximamente en Tía María, así como en operaciones mineras del norte de Chile. Además, se está investigando el uso de este recurso para procesos metalúrgicos, aunque esto dependerá de múltiples factores”, contextualizó Jorge Chávez.
Finalmente, destacó que el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM) es una de las instituciones líderes en el diseño e implementación de prácticas de gestión y uso de agua, por lo que las empresas mineras deben apegarse a estos estándares para un control responsable del recurso hídrico.