ProActivo | En el Perú, la minería es un factor gravitante para el impulso más intenso de la agricultura y su modernización en las vastas zonas directas e indirectas de su entorno, y para lo cual se necesita una integración entre ambos actores y que incluye la gestión eficiente del agua y una visión agroindustrial, sostuvo Alfonso Velásquez, director de Procesadora Perú S.A.C.
“(En nuestro caso) trabajamos varios proyectos alrededor de entornos mineros, porque la agricultura está ahí, se convive; la población que trabaja en las minas proviene de zonas agrícolas, hay un potencial inmenso y por eso desarrollamos esas iniciativas motivando el emprendimiento y la innovación”, destacó en declaraciones a ProActivo.
Velásquez, quien también fue ministro de la Producción y presidente de Sierra Exportadora, remarcó que, en Áncash, por ejemplo, fueron ejecutados con éxito proyectos de arándanos y de granadilla, “por lo que resulta necesario fortalecer esta tarea”.
Minas hacen trabajo interesante
Al respecto, afirmó que algunas minas están haciendo una labor muy interesante que debe reforzarse sin temor, sino de apertura al agro para empoderar poco a poco a las poblaciones vecinas, no tan vecinas y también un poco lejanas en ese trabajo “para que sientan que el beneficio les llega”.
“Si bien la mina no está obligada a hacerlo, el peruano cree que de una u otra forma debe apoyarlo, pero ese respaldo debe ser de desarrollo para aprovechar las potencialidades, las riquezas que tienen esas zonas, como el agro, y que necesitan un empujón, vía capacitación y financiamiento con línea de crédito revolvente”, acotó.
Agregó que esa iniciativa involucra el uso eficiente del agua, elemento vital para generar desarrollo económico en la parte social y productiva, y que debería ser visto a través de una gestión integrada de recursos hídricos.
“La ONU en su sexto objetivo de desarrollo sostenible, establece la obtención del agua para generar desarrollo de forma eficiente, y que su uso racional favorezca tanto a la población como a la actividad agrícola, minera e industrial”, añadió.
La ANA debe tener plena autonomía
Consideró que el consumo de agua para la población debería verse a través de un Consejo Nacional Hídrico de Cuencas, en donde todos los actores involucrados participen y hagan conocer su posición para obtener una eficiente gestión del agua, “lo cual ya se está haciendo en algunas localidades del país”.
“En la cuenca del río La Leche, por ejemplo, se está practicando, pero falta más autonomía, que pasa por una decisión de la ANA, la cual debería ser plenamente autónoma y no depender de un ministerio”, argumentó.
Acotó que de esa manera, la ANA podría adoptar directamente decisiones técnicas, conciliadoras, creativas y de adecuada distribución del agua para la eficiente convivencia productiva entre la minería y la agricultura.
Incorporación de la agroindustria
Manifestó que el apoyo de la minería para la producción agrícola, bajo la organización en una cuenca, permitirá incorporar a las agroindustrias a través de una asociatividad productiva con las empresas del ramo de la costa.
“Ahí el gobierno debería apoyar en la organización de la población, apuntalando la gestión integrada de los recursos hídricos para los cultivos agrícolas y la agroindustria. Y la mina apoyará con préstamos, tienda por contrato, capacitación, asistencia técnica y el acceso al mercado”, indicó.
Puso como ejemplo el proyecto que se ejecuta en Áncash-La Libertad, sobre el traspaso hacia pequeñas unidades productivas asociadas del espárrago, que abastecerá la agroindustria para que esta fortalezca sus programas de exportación.
“Eso significa integración, trabajo en conjunto, donde el entorno de la mina tendría una labor importante en la captación, organización, prospección de futuro para esa población agrícola organizada en sus entornos”, subrayó.
Metodología de Gobiernos Abiertos
Puntualizó que actualmente el foco de la gestión pública tiene que ser el ciudadano, que tiene que sentirse atendido, empoderado por el Estado, tal como lo fija el acuerdo de Gobiernos Abiertos que surge internacionalmente y del que el Perú forma parte, “cuya premisa es generar gestión pública con participación, responsabilidad y colaboración del ciudadano”.
“Cuando el ciudadano se sienta parte, la sociedad civil participe realmente en una presentación de cuentas, en un informe de gestión y decidir en un consejo las acciones del gobierno local, regional y central, se va a tener una mejor gestión pública”, aseguró.
Señaló que los empresarios en general deben mirar con más atención una alianza entre la pequeña producción, de los pequeños productores, de la agricultura familiar; y propiciar su integración, para que tenga impacto en el crecimiento de la agroindustria.
Perú ha más que duplicado agro exportación mundial
Refirió que, en los últimos 20 años, el Perú ha tenido exportaciones en un nivel de 20%, es decir más del doble de la agroexportación a nivel global, que ha sido del 8%.
“Pero nos hace falta más producción agrícola. Sólo el 5% de las tierras cultivables existentes en el país han sido aprovechadas e incorporadas al agro moderno, y nos queda el saldo de 95% y sobre el cual tenemos que aplicar modelos de asociatividad, buscar la alianza de la agroindustria con la agricultura familiar organizada”, anotó.
Comentó que tras la derogatoria de la ley 27360 de promoción del agro, ahora con la nueva ley 3110, aún no se recupera la confianza en la legislación, que permita seguir atrayendo inversión y mantener el norte bien puesto para desarrollar mayores proyectos agrícolas.
“Hoy 200 mil hectáreas que son la fortaleza de la agro industria moderna local, que nos ha permitido crecer los últimos años el doble de la agro exportación mundial, y ahora tenemos que ser creativos para explotar el resto de las tierras cultivables que tenemos”, demandó.