La semana pasada (domingo 19 y lunes 20 de setiembre), AmCham Perú, en coordinación con otras instituciones, lideró la realización de dos eventos dentro de la gira del presidente Pedro Castillo a los Estados Unidos. En dichos eventos, el presidente se reunió con importantes ejecutivos y representantes de empresas americanas, embajadores, ministros de Estado, entre otros. Durante los eventos, se compartieron ideas del rol del sector privado para la reactivación económica, reducción de brechas y, asimismo, se expresó la preocupación entre las contradicciones (e idas y venidas) dentro del ejecutivo y el mensaje que se transmite al exterior.
En esta oportunidad, compartimos el resumen del primer discurso de Aldo R Defilippi, director ejecutivo de AmCham Perú, en la cena del 19 de setiembre.
«Debo comenzar mi reflexión de esta noche hablando de la difícil situación que atraviesa el Perú. La pandemia de COVID-19 ha generado una crisis sanitaria y económica sin precedentes; desnudando las incuestionables falencias de nuestro sistema de salud y las enormes brechas existentes aún en nuestro país. Porque la pandemia, como bien se sabe, no ha golpeado a todos por igual; se ha cebado en los más vulnerables.
Las diferencias de acceso a salud y educación de calidad entre la población urbana y la rural debe de indignarnos a todos. Mientras en las ciudades gran parte de la población tuvo acceso a clínicas y hospitales, en provincias los hospitales públicos colapsaron. Mientras en las zonas urbanas la mayoría de los niños y adolescentes pudieron conectarse a internet para seguir sus estudios desde sus hogares, en las poblaciones más alejadas, esto fue bastante más difícil; y los chicos llevan casi dos años sin asistir a clases.
Nos preguntamos cómo es que un país cuya economía ha crecido, en las últimas décadas, a un promedio anual de 3.8%, llegando a distinguirse como uno de los países con mayor dinamismo en la región Latinoamericana, no ha sido capaz de garantizar las condiciones mínimas necesarias para que toda su población tenga oportunidades para desarrollarse.
No solo eso, sino que, a un año de pandemia el Perú ha retrocedido 10 años en sus cifras de pobreza y el desempleo ha alcanzado su nivel máximo en 17 años. A nivel nacional, sólo 29% de los colegios públicos se encuentra en buen estado y nada más que el 55% de las escuelas públicas cuenta con conexión a Internet.
La situación es grave y debe indignarnos a todos. Identificamos en el discurso del presidente Castillo esta preocupación por poner el foco en reducir las brechas que dejan a millones de peruanas y peruanos fuera de la senda del desarrollo, sin oportunidades de futuro. Su objetivo es legítimo, justo y necesario para el progreso del país.
Los empresarios compartimos dicho objetivo. La tarea es ardua, pero es necesaria, y requiere del esfuerzo conjunto de todos los estamentos de la sociedad: del sector público, del sector académico y del sector privado, y de la ciudadanía.
La reactivación de la economía, la generación de oportunidades y la reducción de las brechas no es posible si no construimos, entre todos, un clima de confianza que nos permita crecer y lograr un Perú más inclusivo, equitativo y próspero, además de luchar unidos contra la corrupción, que tanto daño nos hace como país.
Es, pues, la confianza, el motor del vehículo con el que podremos salir adelante y construir el país que todos queremos. Sin embargo, ésta es difícil de construir y fácil de perder.
Algunas señales que ha venido dando el ejecutivo, sumadas a las poco afortunadas declaraciones de ciertos representantes de Perú Libre, están generando mucha incertidumbre entre los inversores.
Las expectativas empresariales se encuentran en su peor momento según el Banco Central de Reserva y, de acuerdo con las últimas encuestas, solo un 6% de los empresarios planea aumentar el personal a su cargo, mientras que un 40% prevé reducir las inversiones que tenía previstas. Asimismo, la salida de capitales, a la fecha, asciende, aproximadamente, al 7.8% del PBI.
El deterioro de la confianza revierte inmediatamente en el incremento del tipo de cambio, lo cual aumenta la inflación. La subida de precios de los productos de primera necesidad impacta directamente sobre la población más vulnerable. La incertidumbre también afecta a los costos del financiamiento, lo que impide que pequeños empresarios puedan acceder a créditos para reactivar sus negocios.
Los cuestionables nombramientos en puestos clave de funcionarios que no cumplen con los requisitos mínimos, muchos de ellos con graves cuestionamientos éticos, son un gatillador de la desconfianza en el país. La reciente designación del titular de Indecopi es un claro ejemplo.
El sector empresarial requiere que el Gobierno de señales que generen la confianza necesaria para que los inversores, tanto nacionales como internacionales, decidan apostar por el Perú, arriesgar sus capitales, generar puestos de trabajo y crear riqueza. Con ello, colaborarán con el financiamiento del Estado a través del pago de impuestos, para que éste disponga de los recursos que se requiere invertir en educación, salud e infraestructura básica, en beneficio de la población.
En ese sentido, es importante mantener al señor Julio Velarde al frente del BCR, garantizando la independencia de dicha institución, y dar señales de que se respetarán los tratados internacionales y los acuerdos firmados por el Estado. Asimismo, que cualquier cambio a la Constitución se hará siguiendo los conductos que la propia Constitución contempla. Sin seguridad jurídica no existe la confianza. Sin ésta, es imposible el desarrollo.
Compartimos los mismos objetivos, señor presidente. Queremos apostar por el futuro del Perú y estamos dispuestos a ofrecerle nuestra confianza, a invertir en el país, a crear empleo y a generar riqueza. Queremos ayudarle a acortar las brechas existentes, a lograr un país más equitativo, justo y próspero. Pero, para ello, requerimos que el Gobierno deje de alimentar la incertidumbre y comience a sembrar confianza.
En palabras del empresario y emprendedor estadounidense Henry Ford: llegar juntos es el principio, mantenerse juntos es el progreso y trabajar juntos es el éxito. Trabajemos juntos, entonces, por el futuro del Perú.»