Wilson Monteiro ABB

Por: Wilson Monteiro, Global Business Line Manager, Gearless Mill Drives, ABB 

Se prevé que el déficit en la producción de cobre alcance un punto crítico para el 2030, con un déficit anual de 5 millones de toneladas (MT), lo que en última instancia impedirá los objetivos globales de sostenibilidad. Este pronóstico alarmante se debe a un aumento de la demanda, impulsado por el crecimiento exponencial de los vehículos eléctricos y una miríada de otras aplicaciones de electrificación, que superan la capacidad de producción actual.

La demanda de cobre refinado para cumplir con los esfuerzos globales de descarbonización está a punto de triplicarse para el 2050, en comparación con los niveles de producción de 2020, con un aumento proyectado de los 20 MT producidos en 2020 a un estimado de 57 MT. Esto significa que el mundo tiene el desafío de mantener un repunte anual en la producción de cobre de entre el 20 – 30% en los próximos siete años, es decir, una capacidad a la par de la producción actual de los principales productores, Chile y Perú combinados.

Las nuevas operaciones mineras son una necesidad cada vez más urgente y hay una serie de proyectos de la industria a la espera de decisiones, sin embargo, muchos inversores están esperando hasta que el precio sea el adecuado, y esto supone un gran riesgo de cuello de botella, cuando se trata de construir la infraestructura necesaria a tiempo.

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Las empresas mineras de cobre deben procesar leyes de mineral que son cada vez más bajas, con 1 tonelada de cobre por cada 100 toneladas de roca en el mejor de los casos. Por lo general, lo hacen con soluciones de tecnología de molienda avanzadas y escalables.

El caballo de batalla de la industria para impulsar los molinos ha sido el accionamiento de molinos sin engranajes (GMD), que facilita la extracción de cobre de las materias primas a través de procesos de molienda que exigen un aporte mínimo de energía.

ABB es uno de los dos únicos productores de GMDs en el mundo y la construcción de estas unidades de gran tamaño lleva tiempo.

Este desafío de los equipos se vuelve doble cuando se tienen en cuenta las previsiones de que las leyes futuras del mineral serán aún más bajas que las actuales, a tal punto que será necesario procesar el doble de mineral para la misma cantidad de cobre.

La integración de la tecnología, junto a inversiones en nuevos proyectos mineros, será fundamental para garantizar que el mundo obtenga el cobre y otros metales esenciales necesarios para la transición energética, manteniendo al mismo tiempo la rentabilidad y limitando el impacto ambiental de la extracción.

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La necesidad de extraer y procesar metales adicionales, al tiempo que se mitigan los problemas ya precarios y prominentes, relacionados con el calentamiento global que esto presenta, es un desafío formidable para el sector.

En la actualidad, la minería contribuye con aproximadamente el 7% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero a nivel mundial, y solo la combustión de diésel en maquinaria es responsable de la mitad de esta importante huella ambiental.

Los esfuerzos de las empresas mineras para reducir las emisiones de carbono abarcan múltiples iniciativas para cambiar la maquinaria de diésel a eléctrica siempre que sea posible. Además, participan activamente en el diseño de maquinaria alimentada por fuentes de energía alternativas como el hidrógeno y el amoníaco. Este esfuerzo concertado tiene como objetivo reducir significativamente, si no eliminar, la dependencia de los combustibles fósiles en los equipos de minería, como camiones, cargadores y excavadoras.

Otra tarea fundamental es la transformación digital de equipos, sistemas y procedimientos, con el objetivo principal de optimizar la eficiencia operativa dentro de las operaciones mineras.

Por ejemplo, en el ámbito de los GMDs, ya existe una multitud de sistemas de análisis predictivo para supervisar el tiempo de actividad de los equipos. Estos sofisticados sistemas permiten a las empresas abordar de forma proactiva los requisitos de mantenimiento, garantizando así la máxima disponibilidad y eficiencia de su maquinaria.

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La inteligencia artificial (IA) está anunciando una nueva era de innovaciones en los equipos de minería, lo que permite realizar análisis avanzados de rendimiento y operativos.

Esta tecnología transformadora ofrece un espectro más amplio de conocimientos, especialmente en el funcionamiento de los motores, lo que permite tomar medidas proactivas para evitar problemas y, lo que es más importante, realizar evaluaciones en profundidad de la calidad del mineral procesado.

El cambio hacia la digitalización de las operaciones es imperativo, debido al aumento de la demanda, lo que obliga a las empresas mineras a priorizar los procedimientos de mantenimiento y la mitigación preventiva de fallas. En este entorno, incluso la más mínima mejora de la eficiencia tiene un valor significativo.

Con todo, la integración de la tecnología, junto con las inversiones en nuevos proyectos mineros, será fundamental para garantizar que el mundo asegure el cobre esencial necesario para la transición energética, manteniendo al mismo tiempo la rentabilidad. El mayor riesgo al que nos enfrentamos es que las decisiones de inversión sean insuficientes y lleguen demasiado tarde.