Por: Ing. Carlos Belleza
El proceso de cierre de un proyecto minero en general considera varios aspectos técnicos, entre ellos, la estabilidad física, química e hidrológica de los sitios afectados por la operación, además de aspectos sociales de la población afectada de manera directa e indirecta.
Para una operación de minera subterránea, desde el enfoque geomecánico el objetivo es garantizar la estabilidad física de las labores subterráneas una vez finalizada la operación, la cual consiste de diversas excavaciones o túneles que cumplen diferentes tareas durante la operación.
En las excavaciones subterráneas se generan mecanismos de inestabilidad controlados por las características del macizo rocoso y factores en el entorno. Por lo tanto, cualquier problema geotécnico que desencadene inestabilidad del terreno, viene condicionado por alguno de los factores y sus características, ya sea por sí solos, o por la combinación de ellos, como características del macizo rocoso (tipo y propiedades de la roca y discontinuidades), condiciones ambientales (presiones intersticiales y régimen hidrogeológico e hidrológico), estado de esfuerzos, sismicidad, geometría de la excavación y condiciones constructivas (métodos de excavación, sistema de sostenimiento).
Los mecanismos de inestabilidad generados por uno o más factores corresponden a: grandes deformaciones, formación de bloques y/o cuñas, sobreexcavación debido al alto grado de fracturación, falla de estructura geológica relevante, daños en macizos de comportamiento frágil que tienen un carácter súbito, incluso explosivo (como estallidos de roca), asentamiento, subsidencia o colapso, entre otros.
Considerando lo anterior, es necesario establecer medidas para alcanzar la estabilidad física de las componentes subterráneas desde el inicio del proyecto y durante la operación, considerando a la etapa de cierre como una oportunidad y parte de la gestión del ciclo de vida de un proyecto minero.
Para la evaluación geomecánica del componente subterráneo, se debe preparar, documentar y actualizar la información en todo el ciclo de vida del proyecto. Asimismo, se debe contemplar la identificación y caracterización del emplazamiento del componente subterráneo.
La evaluación de la estabilidad física debe verificar el cumplimiento del diseño en condición de cierre, mediante un método de evaluación apropiado y particular de acuerdo con las condiciones geomecánicas encontradas en las labores subterráneas. Este método deberá ser determinado con base a la identificación y caracterización de la mina, la magnitud de las consecuencias geomecánicas asociadas al método de explotación, la determinación del potencial de ocurrencia de inestabilidad y del potencial de impacto al medio ambiente.
Como consecuencia de la evaluación geomecánica, de ser necesario, se deben recomendar medidas correctivas para asegurar la estabilidad física en condición de cierre. Asimismo, como aplicación de buenas prácticas, se debe implementar el monitoreo de control para asegurar la estabilidad física en condición de cierre y post-cierre, que de acuerdo con la normativa peruana se debe realizar en un periodo no inferior a 5 años luego de la ejecución del Plan de Cierre.
Finalmente, dado que el objetivo del cierre de mina es garantizar el retorno del área impactada por la operación a una condición similar a la que tenía en el pasado y que permita su uso en el futuro, uno de los compromisos de Anddes es desarrollar el cierre de componentes mineros con un equipo de alto rendimiento y calidad en el servicio, siendo consecuente con nuestro propósito de “Crear soluciones sostenibles para una mejor sociedad”.