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ProActivo | El esquema y sistema de trámite de autorizaciones y reporte, elaborados por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) y el Ministerio de Salud (MINSA) para el inicio de operaciones de la gran minería, son avances que pueden ser replicados para el resto de las actividades del sector e incluso para otras industrias. Sin embargo, un trámite ágil, con menos pasos y mayor automatización, puede ser más favorable para encender la economía nacional cuidando la salud en un entorno con COVID-19.

El análisis para ProActivo lo hace Rafaela Delgado, Gerente de Medio Ambiente de Marcobre, quien explica que, en ese contexto sanitario, las empresas han previsto además su relación con las comunidades, y cuentan con una aceptación explícita por parte de las autoridades regionales, con quienes se han comunicado y coordinado, para el tránsito de unidades desde y hacia los campamentos.

“En general se ha llegado a entendimientos que combinan el cumplimiento de requisitos mínimos como pruebas rápidas para todos los mineros en tránsito y apoyos en la aplicación de medidas para el mejor manejo del COVID-19 para pueblos y comunidades”, señaló.

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Sin embargo, acota que el camino es difícil y requirió retrocesos para poder avanzar. Aunque el mensaje previo a la reactivación se centró en la superioridad relativa de los estándares de seguridad de las empresas mineras para mantener cero contagios, luego aparecieron noticias desfavorables en diferentes unidades mineras.

“Cuando esto ocurrió se reconoció la necesidad de una reevaluación de la estrategia empleada y las empresas tuvieron que rediseñar sus planes. Algunos titulares mineros suspendieron labores y necesitaron comunicar a la opinión pública el avance de contagios en sus trabajadores y sus nuevos compromisos para contener el avance de la amenaza antes de reiniciar actividades”, señaló.

Bajo esas circunstancias, Delgado deja abierta la discusión sobre si la empresa debe pasar de un mensaje de “cero contagios” a otro que explique el desempeño con “cero afectaciones permanentes a la salud”.

Plan de Vigilancia, Prevención y Control del COVID-19

En cuanto al Plan de Vigilancia Prevención y Control del COVID-19, anotó que es una buena base para autorizar las labores de esta nueva etapa, debido a que dicho documento formaliza sobre todo los controles administrativos. El MINEM no tendría forma de cubrir las particularidades de las unidades mineras, por tanto, se ha concentrado en lineamientos de extendida aplicación.

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En ese sentido, observó que los titulares mineros deberán rediseñar protocolos que complementen el plan básico formal, de otro modo, el éxito descansará exclusivamente en cambios rápidos en la conducta de todos los trabajadores y una dinámica diaria con supervisión continua.

“Ambos aspectos, son poco fáciles de lograr rápidamente. Un error en alguna zona de atención masiva como comedores, un trabajador despistado que descuida el distanciamiento en dormitorios, o un régimen de rotación no óptimo; y se puede generar una cadena de contagios con la consiguiente paralización de labores”, comentó.

Bajo esa posibilidad consideró que las empresas deben gestionar el cambio incluyendo el nuevo riesgo, replanteando filosofías de trabajo y protocolos. Se ha hecho evidente la necesidad de implementar también controles de ingeniería, sustitución y eliminación y las empresas trabajarán con ese enfoque.

Cambio de paradigmas

La ejecutiva resaltó que los planes de emergencia se diseñan para reaccionar a fases de crisis que en general están acotadas y luego se vuelve a trabajar en condiciones normales, no obstante, en el caso del coronavirus la duración de la amenaza será relativamente larga y las operaciones deben continuar en este entorno en el futuro mediato.

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“Algunas empresas en Chile tomaron el enfoque de convivencia extendida y lo hicieron explícito. Hace seis semanas resaltaba como ejemplo la publicación de la empresa Antofagasta Minerals, que resumía su estrategia de continuidad de operación y anunciaba en sus comunicados el estado de los ocho casos confirmados de COVID-19 que tenía hasta ese momento”, anotó.

Finalmente, Rafaela Delgado remarcó que en esta coyuntura “se pone de manifiesto, más que nunca, que se necesita versatilidad para tratar a los diferentes grupos que conviven en los campamentos y sus diferentes formas de reaccionar ante la crisis. Las empresas van a continuar exigidas por sobre sus tareas de reactivación, con las necesidades de mantener la tranquilidad, lealtad y alta productividad en sus trabajadores más allá del momento actual”.