La reciente Encuesta Mundial de Petróleo y Gas del bufete Baker McKenzie: Respuesta a la Crisis del Precio del Petróleo, esboza cómo antes del estallido de la pandemia COVID-19, la industria mundial del petróleo y el gas estaba en un punto de inflexión.
A comienzos de 2020, con los mercados del petróleo, el gas natural y el GNL en estado de sobreoferta, la industria de la energía, la minería y la infraestructura (EMI) se enfrentaba a un difícil dilema: cómo gestionar con éxito las amenazas perturbadoras que planteaba la transición energética, y al mismo tiempo navegar por un entorno de precios de productos básicos relativamente bajos con balances que todavía se estaban recuperando de la última recesión en 2015-2016.
En el informe se explica cómo, casi un año después, nadie podría haber previsto los acontecimientos sin precedentes que se han producido en 2020 debido a los efectos de COVID-19. La fuerte disminución de la demanda de energía causada por el impacto de la pandemia en la macroeconomía, y el colapso mundial de los precios del petróleo, han planteado una serie de nuevas cuestiones para la industria. La pandemia ha intensificado la incertidumbre en torno a las inversiones futuras y ha acelerado la presión de los inversores para que aclaren las consecuencias de la transición energética en sus operaciones y modelos de negocio.
Wildu du Plessis, jefe de África de Baker McKenzie, señaló que las empresas del sector de la producción de petróleo y gas en África están sufriendo importantes dificultades, ya que se han visto muy afectadas por los efectos del COVD-19, pero también por una importante reducción de los precios del petróleo y el gas. En particular, las empresas de refinado del sector se encuentran en un momento de estrechez, especialmente en lo que respecta a los combustibles para el transporte, como el combustible para aviones y la gasolina, en el que apenas ha habido novedades en todo el mundo.
“Hemos observado un aumento de la demanda de orientación jurídica en el sector del petróleo y el gas en África en torno a los procedimientos de quiebra, la reestructuración, la venta de activos o acciones, la optimización de los activos, las oportunidades de aumentar la liquidez y los litigios en torno a las reclamaciones que surgen de entornos difíciles”, dijo.
En cuanto a las fusiones y adquisiciones, Du Plessis explica que la industria ha estado en un estado de crisis durante algún tiempo, y que los impactos de COVID, así como los requisitos de transformación de la energía, aumentaron la cantidad de empresas del sector que están en crisis, o luchando con la liquidez y buscando asesoramiento para esculpir activos no básicos y de infraestructura, por ejemplo.
“Muchas empresas de petróleo y gas están tratando activamente de remodelar sus carteras, intercambiar activos, navegar por procesos de venta difíciles, cambiar su combinación o capitalizar las iniciativas ecológicas”, explica Du Plessis.
Según Du Plessis, al proporcionar claridad a las empresas de petróleo y gas en este difícil entorno, Baker McKenzie publicó un estudio multijurisdiccional que ofrece un resumen de la respuesta de 24 jurisdicciones productoras de petróleo clave, incluidas siete de África, a la crisis de los precios del petróleo de 2020 y a la caída de la demanda resultante de la pandemia COVID-19.
Explicó además que para cada una de esas jurisdicciones, los expertos en petróleo y gas han esbozado la respuesta del gobierno a la crisis, las consiguientes vulnerabilidades del sector, así como ciertas cuestiones críticas a las que hay que estar atentos, incluidas las consecuencias para la transición energética de cada país. “La información será de utilidad para aquellos en el sector de EMI que están planeando sus estrategias de renovación post-pandémica”, concluyó du Plessis.