En un contexto internacional cada vez más incierto, Bank of America (BofA) ha dado un giro significativo a sus proyecciones para el mercado energético. En una reciente nota dirigida a sus clientes, la entidad financiera anunció una reducción drástica en su estimación de crecimiento de la demanda mundial de petróleo para el año 2025, pasando de 900,000 a 450,000 barriles diarios (b/d). Este recorte del 50 % se basa en una combinación de factores geopolíticos y económicos que amenazan con desequilibrar aún más el mercado energético global.
La decisión de BofA, una de las instituciones financieras más influyentes en los mercados internacionales, se produce tras una fuerte caída en los precios de los futuros del crudo WTI (West Texas Intermediate), que descendieron $10 por barril hasta ubicarse en $61.99 la semana pasada. Este desplome representa el mayor retroceso en un periodo de dos días desde el estallido de la pandemia de COVID-19.
Un superávit que se agrava
La reducción del pronóstico de crecimiento de la demanda no es el único factor que preocupa a los analistas de BofA. Según la nota liderada por Kalei Akamine, el mercado enfrenta un riesgo de superávit considerable como resultado de “los riesgos introducidos por los aranceles del presidente Trump y la aceleración de la OPEC”. La entidad estima que el suministro conjunto de países miembros y no miembros de la OPEC podría aumentar en 1.9 millones de barriles diarios en 2025, generando un superávit neto de 1.25 millones de b/d.
“En papel, ese superávit es un impactante 1.25 millones de b/d”, advirtió Akamine, reflejando el desequilibrio que podría desencadenarse si las condiciones actuales persisten.
Impacto en precios y acciones energéticas
La posible sobreoferta no solo presionaría los precios del crudo a la baja, sino que también afectaría directamente las valoraciones bursátiles de las compañías energéticas. “Creemos que las valoraciones continuarán bajando, al ritmo del mercado más amplio, antes de que los fundamentos se vuelvan relevantes”, señalaron los analistas del banco.
Esta advertencia se alinea con un sentimiento generalizado de precaución en los mercados financieros, donde los inversores están reevaluando sus posiciones en el sector energético frente al riesgo de un ciclo prolongado de precios bajos y baja rentabilidad.
Limitaciones en la producción estadounidense
Uno de los factores que podría agravar el desequilibrio es la limitada capacidad de los productores de petróleo de esquisto en Estados Unidos para compensar la brecha. Según BofA, los operadores de shale oil probablemente no podrán aumentar su producción en los 500,000 barriles diarios adicionales que se necesitarían para equilibrar el mercado.
Aunque a los precios actuales muchos productores todavía mantienen un flujo de caja libre positivo, BofA advierte que es probable que se reduzcan gastos discrecionales como las recompras de acciones. “Si el WTI cae a $50, los pagos de dividendos estarían bajo presión”, advirtió la nota.
En este escenario, los productores comenzarían a priorizar la preservación de liquidez. “En ese caso, los productores comenzarán a recortar capital para preservar la capacidad de dividendos”, indican los expertos del banco, quienes señalan que los primeros recortes incluirían la detención de terminaciones de pozos y el diferimiento de producción. Solo en última instancia se considerarían reducciones en la cantidad de plataformas de perforación activas.
Diversidad de resiliencia entre productores
No todos los productores enfrentan la misma vulnerabilidad ante esta coyuntura. BofA subraya que existe una marcada diferencia en los niveles de resiliencia entre las empresas estadounidenses de exploración y producción. Mientras que muchas compañías de primer nivel descuentan un WTI a $60 con una tasa de descuento del 10 %, el banco considera que algunos actores de nivel medio ofrecen mejor valor y mayor protección ante una caída de precios.
Los puntos de equilibrio para mantener los dividendos también presentan variaciones notables. Para algunas de las empresas más sólidas, el punto de equilibrio se encuentra en $36 por barril, mientras que para otras, este asciende a aproximadamente $50 por barril.
Esta diversidad en los niveles de rentabilidad demuestra que el impacto de la actual coyuntura no será uniforme y dependerá de la estructura financiera y operativa de cada compañía.
Recalibración del mercado: una tarea lenta
Finalmente, Bank of America advierte que la recalibración entre oferta, demanda y valoración en el mercado petrolero tomará tiempo. “Las ventas masivas de materias primas no son ordenadas”, remarcó el banco, subrayando que los mercados pueden mantenerse dislocados durante un periodo prolongado antes de que los fundamentos vuelvan a predominar.
En otras palabras, el ajuste no será inmediato y es probable que el mercado experimente episodios de volatilidad adicionales en los próximos meses.