Todos los países de América Latina y el Caribe están involucrados en el tema de Energía y Cambio Climático, en cuyo marco prestan atención al desarrollo de fuentes de energía limpia y renovable, sostuvo el jefe de la División de Energía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Leandro Alves.

En tal sentido, debido al desafío crítico que representa la seguridad energética en América, consideró necesario implementar los acuerdos de la Cumbre de las Américas, realizada en abril en Trinidad y Tobago, en torno a la renovación de acciones para una cooperación en energía y cambio climático en el hemisferio occidental.

Proyectos hidroeléctricos

A su entender, se delinean singulares acuerdos orientados a la integración y el desarrollo de proyectos de energía renovable. “Estamos en una situación muy interesante para sobresaltar la infraestructura del sector eléctrico tradicional, eso es muy ventajoso, tenemos todas las estrellas alineándose para que ese proyecto se materialice, es un tiempo bueno para el sector en la región”, remarcó.

El reto: desplazar al petróleo

Subrayó la necesidad de contar con una matriz energética diversificada para la integración regional y reconoció que actualmente el 80 por ciento del mundo consume energía fósil, por lo que faltan grandes avances para que las energías renovables tomen un liderazgo.

Explicó que el mayor costo que tiene la energía renovable comparada con la fósil, debe ser mitigado, por ejemplo, mediante un subsidio directo del Estado en el principio de una concesión.

Invocó atenuar los riesgos naturales del que dependen las operaciones de energía renovable. Así, la eólica, necesita viento; la hídrica, agua; y la solar, sol. “Si no mitigamos esos riesgos, esos proyectos siempre va a tener una desventaja, comparado con la fósil”, apuntó.

Logros de Brasil

Dijo que ese objetivo es posible como lo ha hecho Brasil en el campo hidroeléctrico, donde consiguieron mitigar los riesgos naturales de hidrología y tienen un sistema muy elaborado.

Recordó que el BID financió proyectos hidroeléctricos en Brasil los últimos 10 años, siendo el último el de Campos Novos, de 880 MW, de cuya concesión sólo 367 MW podía ser vendido y el saldo restante destinado al consumo local.

Anotó que dicho modelo podría servir de base para proyectos hidroeléctricos sanear y financiar aquellos no tan eficientes desde el punto de vista del riesgo natural, aunque reconoció que en estos momentos existe reticencias de la banca internacional para el largo plazo.

Exhortó a los gobiernos de América Latina y el Caribe para que asuman la responsabilidad de financiar esos proyectos en forma temporal, usando sus garantías soberanas, y una vez construido el proyecto y puesto en operación, convertirlo en privado, público-privado o mantenerlo íntegramente.

“Es una alternativa muy importante para el sector eléctrico en particular, aunque el BID es una entidad que puede financiar al sector privado y público, con o sin garantía soberana”, señaló.