El estudio sobre el comportamiento de los elementos pesados respecto a la aplicación de su geodisponibilidad y biodisponibilidad, fue premiado en el 9° Congreso Nacional de Minería, por su aporte para un mejor tratamiento de los efluentes mineros y la remediación y conservación del ambiente.
El crecimiento acelerado de la actividad minera en los últimos 15 años, causó el rápido desarrollo colateral de otras actividades industriales y por ende, un incremento de emisiones y efluentes líquidos y sólidos.
Ello ha despertado mayor atención sobre las características físicas, químicas y biológicas de los vertimientos y su control de por los gobiernos, las empresas mineras y las comunidades del entorno minero.
En tal sentido, la investigación “La geodisponibilidad y biodisponibilidad de metales pesados en la actividad minera”, de Harold Paredes, precisa que los controles se expresan en nuevas disposiciones con respecto a los límites máximos permisibles de los elementos químicos en los efluentes enviados a cuerpos receptores (quebradas y ríos).
Influye también en los estándares de calidad ambiental (ECA), que solo abarcan la concentración de iones disueltos de los metales pesados, sin indicar la especiación (cómo la especie da lugar a otras) química, funcional y/u operacional de especies iónicas de metales en el agua.
El estudio demuestra el procedimiento de evaluación de la geodisponibilidad y biodisponibilidad de dos pasivos ambientales mineros en Argentina, realizado por la peruana CESEL S.A., como parte de los trabajos según contratos firmados por dicha firma y la Secretaría de Minería de la República Argentina, mediante la Unidad Ejecutora de Gestión Ambiental Minera (GEAMIN).
El resultado del informe se expresó en las evaluaciones detalladas y diseños de los planes: de remediación de las áreas impactadas por la actividad de la Ex-Fundicón Metal Huasi en Abrapampa de la Provincia de Jujuy y de las escombreras derivadas de la actividad de extracción de sulfatos en Calingasta, en San Juan.
La investigación expresa que la biodisponibilidad ambiental permite diferenciar los factores naturales, de los antropogénicos de los metales pesados, que pueden afectar a los residuos mineros, sedimentos, suelo, agua, aire, plantas y animales.
Agrega que la geodisponibilidad y la biodisponibilidad permiten establecer la magnitud del riesgo ambiental en función de la concentración iónica y estados de oxidación de los elementos pesados.