Unos 24 mil habitantes de Brumadinho salieron de sus casas porque otro dique podría romperse. Debaten la seguridad de cientos de represas.
El desastre ambiental y humano de Brumadinho, en Minas Gerais, Brasil, ha dejado al menos 305 desaparecidos y 58 muertos por la rotura de una represa minera. Pero el drama no termina para los habitantes de la zona: ayer debieron evacuar en la madrugada ante el peligro de que se rompiera otra represa.
Eran las cinco de la madrugada del domingo cuando sonaron las alarmas en Brumadinho. Bomberos y miembros de protección civil recorrieron casa por casa para ordenar la evacuación de unas 24 mil personas. Una segunda presa, esta de agua y no de residuos, se había llenado al límite y estaba en riesgo estructural. Las lluvias en Minas Gerais, como en casi todo el Cono Sur sudamericano, son intensas por el fenómeno de El Niño. Más de la mitad de esta pequeña ciudad minera fueron evacuadas, en una operación que además obligó a suspender temporalmente la búsqueda de las víctimas de la inundación de barro que dejó al menos 58 muertos y 305 desaparecidos.
Los bomberos han drenado el dique, que contiene un millón de metros cúbicos de agua, para aminorar el riesgo de que cause una segunda catástrofe en la mina de hierro de la empresa Vale y han ordenado las evacuaciones como medida de prevención. La población de Brumadinho fue avisada también por altavoces: “Atención, evacuación general del área. Busque el lugar más alto de la ciudad. Evacuación de emergencia. Busque el lugar más alto de la ciudad”. Por la tarde han levantado la emergencia y retomado el rastreo.
De esta forma, decenas de helicópteros volvieron a recorrer la zona de desastre, cubierta por una espesa capa de lodo, que se convirtió en un letal torrente al romperse el viernes el dique de una represa de Vale.
Vale, la mayor firma minera de Brasil, fue multada con 60 millones de dólares. Vale afirma que toma todos los recaudos de seguridad, pero la multinacional era copropietaria de otra mina, Mariana, en la que en 2015 se produjo una rotura similar que causó el mayor desastre ambiental del país, además de 19 fallecidos.
El debate es muy claro. Los diques de contención de residuos son un doble peligro: para la vida de las personas, como se comprobó nuevamente ahora en Brumadinho, y una amenaza para el ambiente. La gruesa capa de lodo ferroso tardará años en ser asimilada por el ecosistema. Además, se sospecha que en los embalses de residuos también se depositan metales pesados, muy tóxicos. El ministro de Seguridad, Augusto Heleno, dijo que “es urgente que los diques mineros que supongan mayor riesgo sean sometidos a un nuevo estudio”. Las autoridades de Minas Gerais cifran en 22 de 450 existentes los que tienen riesgo. Heleno mencionó la posibilidad de introducir cambios en los procedimientos para otorgar licencias. La represa que colapsó el vienes contenía 12 millones de metros cúbicos de residuos y contaba con las licencias pertinentes.
Fuente: La Capital