Alejandro Hermoza, vicepresidente de Compañía de Minas Buenaventura

Alejandro Hermoza, vicepresidente de Compañía de Minas Buenaventura. (Foto: ProActivo)

En el marco del Networking Cocktail “Visión estratégica y retos de Buenaventura”, organizado por la Cámara de Comercio Canadá–PerúAlejandro Hermoza, vicepresidente de Sostenibilidad de Compañía de Minas Buenaventura, presentó la visión de la minera de cara a sus próximos desafíos. La compañía, con más de siete décadas de operaciones, busca consolidar su crecimiento a partir de proyectos clave y una gestión que integre sostenibilidad, innovación y resiliencia.

“No es solamente la actividad minera que se pueda desarrollar en el terreno, en el campo, en un momento determinado, sino las articulaciones que se generan a partir de una iniciativa minera de esta naturaleza”, señaló Hermoza, recordando que un empleo minero genera hasta nueve indirectos y transfiere conocimiento y tecnología a sectores como la agricultura.

Con raíces y resiliencia

Fundada en Huancavelica hace 72 años, Buenaventura mantiene operaciones en ocho regiones del país, interactúa con más de 30 gobiernos locales y 100 comunidades campesinas, y da trabajo a entre 12,000 y 15,000 personas.

“Lo que podemos rescatar de esta historia es la resiliencia de la actividad minera en Perú. Las empresas seguimos trabajando estoicamente, peleando para sacar adelante nuestros proyectos”, manifestó.

Actualmente, la minera opera yacimientos emblemáticos como El Brocal en Cerro de Pasco, Tambomayo y Orcopampa en Arequipa, Coimolache y La Zanja en Cajamarca, Uchucchacua y Yumpag en Oyón, además de Julcani, considerada la mina que dio origen a la compañía.

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El único proyecto minero en construcción

En el plano de inversiones, Hermoza resaltó la relevancia de San Gabriel, en Moquegua, “la única mina que se está construyendo en el país en estos momentos”. Con una inversión superior a US$500 millones, el proyecto de oro se encuentra en fase final, con un avance del 88% y el objetivo de producir sus primeras barras en el último trimestre de este año.

“No es una mina de 5,000 o 7,000 millones de dólares, es una mina mediana, pero debería llamarnos la atención que hoy solo exista un proyecto en construcción en el país, lo que refleja las dificultades para sacar adelante inversiones clave para el Perú, con entre 55,000 y 60,000 millones de dólares actualmente retenidos”, advirtió.

De esta manera, San Gabriel no solo representa un motivo de orgullo para Buenaventura, sino también una oportunidad para Moquegua y una prueba de que el Perú puede concretar proyectos en contextos adversos.

“Esperemos que demostrando que los peruanos podemos salir adelante, detrás nos sigan muchos proyectos más”, señaló Hermoza.

El portafolio de la compañía incluye el proyecto de cobre Trapiche en Apurímac, la expansión de Coimolache Sulfuros en Cajamarca y El Algarrobo (IPA) en Piura, concebido como un modelo agrícola–minero sostenible.

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Crecimiento sostenible

Hermoza explicó que la estrategia de la empresa se orienta a alcanzar niveles de producción de 200,000 onzas de oro, 20 millones de onzas de plata y 140,000 toneladas de cobre en los próximos años. Para ello, Buenaventura apuesta por optimizar costos, fortalecer la exploración y asegurar operaciones con vidas útiles de al menos 5 años en minas subterráneas y 10 años en minas a tajo abierto.

“La sostenibilidad debe entenderse como un esfuerzo basado en tres pilares: económico, social y ambiental. Y el económico no puede fallar, porque sin productividad y eficiencia no es posible lograr equilibrio con los otros”, afirmó.

Durante el evento, el ejecutivo destacó que el 74% de la energía que consume proviene de fuentes renovables propias, mientras que más del 60% de su fuerza laboral procede de las regiones donde opera.

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Sinergias y responsabilidad compartida

Uno de los ejes que Hermoza destacó es la creación de sinergias entre minería y desarrollo local.

“El objetivo real de hacer minería es generar oportunidades que trasciendan a la operación. Si llevamos energía eléctrica a una mina, también debemos ampliar las redes para proyectos de electrificación rural”, explicó.

“El desarrollo de una actividad minera genera deberes y obligaciones tanto para la empresa como para las autoridades y las comunidades. No es solo responsabilidad de la compañía, es compartida entre todos los actores de la sociedad”, agregó.

De cara a su centenario, Buenaventura apunta a consolidarse en metales preciosos y cobre con operaciones eficientes y sostenibles. Hermoza recordó que, pese a los retos de la pandemia, la compañía repotenció operaciones, puso en marcha Yumpag y avanzó con San Gabriel, hoy cerca de entrar en producción.