CADE 2013. Lo más importante de la década fue que “el Perú se vacunó de la forma más dolorosa del socialismo”, dijo Óscar Espinoza, expresidente de COFIDE, quien lamentó que sea tan difícil para los grandes profesionales trabajar para el Estado.
Los empresarios de la década de los setenta son conscientes de que la situación que vivieron fue peor de lo que se cree: “No solo no se avanzó, sino que se retrocedió”. Esta fue la opinión de Óscar Espinoza, quien fue presidente de COFIDE, en esos años.
Su presentación llevó por título “Los setenta: la década de la sobrevivencia”. Pero para aclarar su participación como funcionario del Estado, dijo lo siguiente: “Los jóvenes profesionales de esa época, con ese motor que es el idealismo, y con un sector privado arrinconado por la política, teníamos que actuar. Y lo propicio era hacerlo desde el sector público”.
La demostración de los resultados –según Espinoza– es que luego dichos profesionales “fueron exitosos empresarios privados y de gran nivel”. Pero lo importante de aquella década fue la demostración de que las empresas estatales son “ineficientes por definición”, dijo. Y que “el Perú se vacunó en la forma más dolorosa de los proyectos socialistas o ‘socialistoides’”. “Esos dos fueron los grandes mensajes de los setenta”.
¿Por qué no pueden ser eficientes las empresas estatales? “La intromisión del poder político es inevitable –opinó Espinoza–: hacía insostenible las empresas públicas. En segundo lugar, empezaban a aparecer los mecainismos de control”.
“No se consigue un gerente que asume riesgo –explicó–, y trabajar en una empresa estatal es someterse sanciones posteriores que nadie quiere tener. Esta situación se repite hasta hoy”.
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