El Banco de desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) presentó en Lima su nuevo Reporte de Economía y Desarrollo (RED), titulado “Energías renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible”.
El documento subraya la urgente necesidad de una transición energética justa en la región. Este modelo de desarrollo sostenible busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, fomentar el crecimiento económico y disminuir la desigualdad y la pobreza.
Para el caso específico de Perú, según el documento RED, desde el año 2000 el país ha logrado avances significativos en electrificación y precisa que para 2023, el 60 % de la matriz eléctrica del país provino de fuentes renovables, principalmente hídrica, con avances en energía eólica (4 %) y solar (2 %).
Este avance en Perú se condice con la tendencia en América Latina y el Caribe. Según el documento CAF, en la región el 57% de la generación eléctrica proviene de fuentes no combustibles, impulsado actualmente, en gran medida, por la hidroenergía.
La tasa de electrificación en la región se ha incrementado, pero es necesario hacer mayores esfuerzos para asegurar la cobertura de áreas rurales.
“En el largo plazo, será necesario el desarrollo de combustibles de bajas emisiones, como los biocombustibles o el hidrógeno verde para llevar adelante los procesos de difícil electrificación”, señaló Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, durante la presentación del RED en Lima.
En el evento, donde también se realizó la presentación del Monitor Fiscal de octubre de 2023 del FMI “Encrucijada Climática: Políticas Fiscales en un Mundo que se Calienta“, participaron Gonzalo Gutiérrez, secretario general de la Comunidad Andina (CAN); Andrés Rebolledo, secretario general de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE); Erick Lahura, jefe de Gabinete de Asesores del Ministro de Economía y Finanzas; Christine Richmond, jefe adjunta de la División de Política Climática del Fondo Monetario Internacional (FMI).
También, participó Iris Cárdenas, viceministra de Hidrocarburos del Ministerio de Energía y Minas; Walter Néstor Sciutto Brattoli, Country Manager del Grupo Energía Bogotá; Miguel Castilla, consultor CAF y Director Ejecutivo de Videnza Instituto; así como Christian Asinelli, vicepresidente corporativo de Programación Estratégica, Alicia Montalvo, gerenta de Acción Climática y Biodiversidad Positiva, y Lian Allub, economista principal por parte de CAF.
Emisiones por combustibles fósiles
De acuerdo con el documento de CAF, el peso de las emisiones provenientes de combustibles fósiles y otros procesos industriales (CFPI) es de 45 % para América Latina. Perú, particularmente, se caracteriza por tener una mayor participación de emisiones de origen CFPI. Un 58 % contra el 42 % regional.
En Perú el sector industrial –especialmente los subsectores acero, cemento y químico– es un gran emisor, responsable del 30 % de las emisiones energéticas, lo cual representa un gran reto para el país andino porque estas industrias son fundamentales para la economía y también para la transición y, además, son de difícil descarbonización.
Otro sector que genera importantes emisiones energéticas es el de transporte; en América Latina y el Caribe genera el 25 %, mientras que en Perú, este valor es de 33 %.
De acuerdo con el documento CAF, algunas políticas para reducir el impacto del transporte en la región pueden ser: fomentar el reemplazo de vehículos particulares por transporte público de pasajeros, bicicleta o caminata. Así como potenciar el uso del ferrocarril cuando la escala lo amerite y la electrificación de vehículos particulares.
Desafío regional
A nivel regional, América Latina y el Caribe deben enfrentar el desafío de reducir la dependencia de los combustibles fósiles, que representan una significativa fuente de ingresos fiscales: más del 4 % del PBI.
La transición energética impulsará el abandono, parcial o total, de los combustibles fósiles. No obstante, impulsará la demanda de otros minerales y Perú cuenta con vastas reservas de minerales críticos para la transición energética, como cobre (10 % de las reservas mundiales), zinc (8.1 %) y plata (18 %). Estos recursos son esenciales para la producción de tecnologías limpias, lo cual también generará un impacto en el mercado laboral.
“Como CAF enfatizamos la necesidad de desarrollar políticas de formación y reentrenamiento laboral para adaptarse a las nuevas demandas del mercado energético”, agregó Díaz-Granados.
En este contexto, CAF reafirma su compromiso con una transición energética justa y sostenible, aprovechando las oportunidades que ofrecen las energías renovables y los minerales críticos en la región, sobre todo para los países con potencial de producción de energías renovables en la relocalización de actividades intensivas en energía (powershoring).
Este enfoque no solo contribuirá a la reducción de emisiones, sino que también impulsará el crecimiento económico y la equidad social en Perú y América Latina.