El Perú es un país más que atractivo para la inversión en el sector de hidrocarburos. Su crecimiento sostenido de 4.5% en el periodo 2010-2019, además de consagrarlo como una de las economías de más rápido crecimiento en la región, también le ha generado un incremento significativo en su demanda de energía eléctrica, la cual creció a una tasa promedio anual de 6% en los últimos diez años.
Sin embargo, el año 2020 ha sido particularmente difícil. El impacto de la pandemia en el sector se vio reflejado, al igual que en muchos otros, en pérdidas importantes en toda la cadena de valor.
A finales de agosto del año 2020, por ejemplo, el sector generó US$ 296 millones de ingresos para el Gobierno; de los cuales, US$281 millones estuvieron relacionados a contratos de licencia y US$15 millones, a contratos de servicios. Una cifra inferior en 46,4% a lo registrado en agosto 2019, que se debió principalmente a la caída de los precios internacionales del petróleo y la menor demanda, como consecuencia de la pandemia. En lo que respecta al “canon” y “sobrecanon”, a agosto del 2020, se transfirieron S/660 millones a Ucayali, Piura, Huánuco, Tumbes, Loreto y Cusco regiones; aproximadamente un 40% menos de la cifra transferida en agosto de 2019.
A pesar de que en el 2020 la economía nacional registró una contracción, el FMI proyecta un crecimiento de 9% para el 2021, la tasa más alta en Sudamérica. Esto gracias a la política fiscal y monetaria aplicada por el país para contener y revertir los efectos adversos generados por la pandemia. Para los años posteriores, la perspectiva también es favorable.
Esto es una clara muestra de que los hidrocarburos seguirán jugando un papel fundamental en el desarrollo económico y competitividad del país . Según estimaciones de PERUPETRO, en la selva norte existen recursos y reservas que tienen potencial para generar un valor de US$ 44.000 millones para el país. Sin embargo, también advierte que si estos no son explotados en los próximos 20 años, permanecerán en el subsuelo sin generar ningún beneficio.
“La creciente demanda de energía en el Perú durante los últimos veinte años debido al desarrollo de proyectos mineros e industriales, y el crecimiento de sus principales ciudades, ha servido para posicionar mejor las actividades de petróleo, gas y electricidad. Y creo que este escenario va a evolucionar a medida que la economía crezca y se consideren nuevas fuentes de energía. Por ello, invito a los inversionistas a revisar la Guía e informarse de las grandes oportunidades que tiene el país para inversiones de largo plazo en el sector energético”, comenta David Warthon, Socio de Impuestos de EY Perú.
Esta y otra información de interés podrá encontrarse en la “Guía de Inversión en Proyectos Energéticos en Perú 2021/2022”, presentada de manera conjunta por el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Energía y Minas, PERUPETRO, ProInversión y la firma de servicios profesionales EY Perú; con el fin de unir esfuerzos públicos y privados para buscar una mejor y mayor inversión en nuestro país en este importante sector. Se puede acceder virtualmente al contenido, de manera gratuita, desde https://www.gob.pe/institucion/rree/informes-publicaciones/1755224-peru-guide-to-investing-in-energy-projects-in-peru-2021-2022
Asimismo, la Guía ha sido desarrollada en inglés y busca brindar información relevante para los inversionistas que se encuentran en la búsqueda de proyectos energéticos a nivel mundial, por lo que será un instrumento valioso para coadyuvar a la toma de decisiones bien informadas para el desarrollo de proyectos de toda la cadena de valor en nuestro país: exploración, explotación, transporte, distribución de gas natural, etc.
La publicación incluye un resumen de la estructura política del Perú, perfil macroeconómico, principales indicadores de desarrollo económico, clima de negocios, entorno empresarial y sus perspectivas para los próximos años, potencial geológico, tendencias del sector y operaciones hidrocarburíferas en el país. Asimismo, brinda información esencial para ayudar a los inversionistas extranjeros en la comprensión del marco normativo que rige la inversión y, en particular, los requisitos legales, fiscales y regulatorios para el desarrollo de dichas actividades en el país.