El Gobierno de Chile apuesta a que las inversiones en proyectos de energía se conviertan en un motor que reactive un crecimiento en franca desaceleración y, de paso, mejoren la competitividad de la economía.
“Si en el pasado el paradigma era que necesitábamos energía para crecer, hoy es que sin energía no hay crecimiento”, dijo en entrevista con Efe el ministro chileno de energía, Máximo Pacheco.
“Estamos viviendo un proceso de desaceleración de la economía que tiene que ver con el ciclo internacional, pero en el caso de Chile la inversión también está siendo impactada por los costos de la energía”, agregó.
Por eso, a su juicio, los proyectos energéticos pueden tener un doble impacto en la recuperación del crecimiento, que este año se situaría entre un 2,5 a un 3,5 % según estimaciones internacionales y del Banco Central.
“Al tener más inversión en energía, vamos a tener mejores precios para producirla y comercializarla y eso tiene un gran impacto en proyectos de otras áreas que son intensivas en su uso“, señaló Pacheco.
Partiendo de esa premisa, el Gobierno de la socialista Michelle Bachelet ha definido un plan de desarrollo para el sector energético de largo plazo, que aspira a que en las próximas dos décadas el país supere el estrecho abastecimiento del que dispone actualmente y que, de paso, ha disparado los precios de la electricidad.
Los altos valores de la energía han impactado tanto a la población como a las empresas, particularmente las del sector minero, que generan cerca de la mitad del producto interno bruto (PIB) y que por ello han sufrido una importante alza en sus costos de producción.
El tema no es menor en un país como Chile, que prácticamente carece de hidrocarburos y históricamente se ha apoyado en la energía hidráulica.
Sin embargo, la Administración Bachelet aspira a diversificar la matriz, con preponderancia de las fuentes hídricas, el gas y las energías renovables no convencionales (ERNC), como la solar, eólica y geotérmica, de las que dispone en abundancia.
Las estimaciones oficiales apuntan a que un 20 % de la energía que se produzca en 2025 provenga de las ERNC.
Pero antes hay que romper la inmovilidad del sector, que en los últimos años ha frenado el desarrollo de nuevos proyectos por factores, como la oposición de los ecologistas y las comunidades afectadas.
“El punto de partida es que hoy tenemos un déficit en infraestructura de generación y de transmisión en Chile, que es una economía que ha crecido de manera significativa“, señaló Pacheco.
Para romper esta inercia se están tomando medidas que atraigan nuevos actores a un sector muy concentrado en pocas compañías y que incorporen nuevas tecnologías, explica el titular de Energía.
“La idea -dijo- es demostrar que en Chile hay muchas posibilidades de inversión”.
Sin embargo, el desafío es mayor teniendo en cuenta que los estándares exigirán que los proyectos tengan sustento ambiental y social.
Prueba de ello fue el reciente rechazo al megaproyecto Hidroaysén, impulsado por las firmas Endesa Chile y Colbún, que contemplaba la construcción de cinco represas en la Patagonia con una inversión de 3.200 millones de dólares.
Tras siete años de controversia, esa iniciativa fue sepultada por el Gobierno debido al impacto negativo sobre las comunidades aledañas, una medida que según el ministro no desincentivará a los inversionistas ni tampoco incidirá en otros proyectos hídricos.
“Estamos en un país con oportunidades de inversión (…) y con una institucionalidad ambiental que el Gobierno quiere fortalecer”, manifestó.
“No somos neutrales a que los proyectos se hagan de cualquier manera, queremos pleno respeto a la normativa y los derechos de las comunidades”, agregó.
Para diversificar las fuentes de abastecimiento, también se están ampliando las plantas que funcionan con gas, a pesar de que Chile no lo produce.
Además de dos plantas que convierten el gas licuado en gas natural, ya se ha anunciado la construcción de una tercera.
“Vamos a evaluar con pragmatismo si es necesario que ese proyecto se haga con participación del Estado o no”, indicó Máximo Pacheco.
Paralelamente se está avanzando en la interconexión del sistema de transmisión eléctrica dentro del país y con el resto de la región.
“Estamos en conversaciones con Perú, Ecuador, Colombia para la interconexión del sistema de transmisión. Se está trabajando con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo. Tenemos de plazo hasta 2020 para estar operando”, reveló el ministro, quien subrayó que esto forma parte de la visión estratégica de integración regional de la Administración Bachelet.
Terra.com