economía de China
Pekín ha lanzado una advertencia contundente a los países que, al aliarse con Estados Unidos, comprometan los intereses comerciales de China. En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y económicas, esta postura marca un nuevo capítulo en la prolongada disputa entre las dos principales economías del mundo.En una reciente declaración, el Ministerio de Comercio de China expresó su posición frente al endurecimiento arancelario estadounidense. “Respetamos los esfuerzos de todas las partes para resolver sus disputas comerciales con EE.UU. a través de consultas igualitarias”, señaló el comunicado oficial. Sin embargo, la entidad subrayó que no aceptará acuerdos liderados por Washington que atenten contra sus intereses, y advirtió que “responderá resuelta y recíprocamente con contramedidas”.

La respuesta china surge tras la noticia de que la Administración Trump estaría presionando a sus socios comerciales para limitar sus relaciones económicas con China como parte de las negociaciones arancelarias en curso. Este movimiento ha sido calificado por Pekín como un intento de aislamiento comercial que, de consolidarse, podría tener consecuencias globales.

En palabras del mismo Ministerio: “Los aranceles estadounidenses representan una intimidación unilateral en el comercio internacional. Si el comercio retrocede a la ley de la selva, donde el fuerte se aprovecha del débil, todos los países se convertirán en víctimas”.

Diplomacia asiática en acción

Mientras escalaban las tensiones comerciales, el presidente chino Xi Jinping realizó una gira diplomática por el sudeste asiático, visitando a importantes socios como Vietnam, Malasia y Camboya. Fue su primera salida oficial del país en lo que va del año y, según la agencia estatal Xinhua, la visita representa “un renovado impulso de China para reforzar la estabilidad y prosperidad regionales, así como su decidido apoyo a la integración económica”.

Este esfuerzo diplomático tiene como objetivo contrarrestar el avance de las medidas proteccionistas impulsadas por EE.UU., presentando a China como un socio confiable frente al unilateralismo comercial.

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El estancamiento de la guerra arancelaria

Aunque ambas potencias han señalado que no habrá nuevas alzas arancelarias, los efectos acumulados siguen repercutiendo en el comercio mundial. Estados Unidos ha impuesto aranceles del 145% sobre productos chinos, mientras que China ha respondido con aranceles del 125% sobre productos estadounidenses. No obstante, el gobierno chino ha afirmado que “ignorará” cualquier incremento adicional, considerándolo “un juego de números sin sentido”.

El presidente Donald Trump también ha dejado entrever que no se esperan más subidas, ya que podrían frenar el comercio bilateral. Pero la pausa en los aranceles no ha significado una tregua real. La batalla comercial se ha trasladado ahora a otros frentes.

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Tensiones no arancelarias

La disputa ha evolucionado hacia mecanismos no arancelarios. China impuso recientemente restricciones a la exportación de minerales críticos, un golpe dirigido especialmente a EE.UU.. En respuesta, el presidente Trump firmó una orden ejecutiva para investigar las importaciones de estos minerales, declarando: “Los minerales críticos, incluidos los elementos de tierras raras, en forma de minerales procesados, son materias primas esenciales e insumos de producción críticos necesarios para la seguridad económica y nacional”.

En un nuevo episodio de la escalada, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) anunció el pasado viernes la imposición de tasas a los buques de construcción china que atraquen en puertos estadounidenses. Esta decisión se basa en una investigación iniciada durante la administración de Joe Biden, lo que muestra una continuidad en la postura estadounidense frente a la competencia comercial china.

A pesar de las declaraciones del presidente Trump sobre su voluntad de llegar a un acuerdo, China no ha dado señales claras de estar dispuesta a ceder en las condiciones actuales.

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Mercados financieros reaccionan

Las tensiones comerciales han impactado directamente en los mercados financieros. Durante la sesión asiática del lunes, y con las bolsas occidentales cerradas por Semana Santa, la incertidumbre se hizo sentir. Los inversionistas buscaron activos refugio, impulsando el alza del oro, el euro y otras monedas como el yen japonés y el franco suizo.

A las 5:50 CEST, los futuros del oro en COMEX aumentaron un 1,8%, alcanzando los 3.389 dólares la onza (2.980 euros), mientras que el oro al contado subió un 1,4% hasta 3.376 dólares la onza (2.968 euros), ambos en nuevos máximos históricos. Por su parte, el par EUR/USD superó los 1,50 por primera vez desde noviembre de 2021, consolidando la tendencia de debilitamiento del dólar.

Con estos movimientos, el entorno financiero global refleja el nerviosismo ante una disputa que, lejos de resolverse, se ha ramificado hacia nuevos ámbitos, afectando no solo a las relaciones bilaterales entre EE.UU. y China, sino también a la estabilidad económica global.

En este escenario, los próximos pasos de ambas potencias, así como la postura que adopten otros países frente a este conflicto, serán determinantes para el rumbo del comercio internacional en los próximos años.