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La minería volverá a ser instrumental en el crecimiento del país este año, gracias a tres megaproyectos, cuya construcción arrancó en el 2018, pero cuyo hallazgo data de lustros o décadas atrás. Nos referimos a Quellaveco, Mina Justa y la ampliación de Toromocho, proyectos que deben su génesis a la actividad exploratoria, considerada la ‘madre’ de la industria minera.
“Si no se explora no habrá futuros proyectos”, remarca Carlos Gálvez, presidente de Perumín 2019. De allí la preocupación suscitada por la caída de la inversión en exploración minera en el 2018.
PRIMERO EN LATINOAMÉRICA
Según el Ministerio de Energía y Minas (MEM), la inversión en este rubro anotó US$325,5 millones en enero-octubre del 2018, 12,7% menos que en igual período del 2017.Esto, en contra de las proyecciones globales, que vaticinaban un incremento generalizado de 20% en el 2018.
Por eso, llaman a sorpresa las últimas estadísticas de inversión mundial en exploración minera divulgadas por la firma S&P Global (noviembre), que posicionan al Perú como el primer receptor de este flujo de capital en Latinoamérica y el cuarto en el mundo, esto es, un escalón más arriba que en el 2017 (quinto lugar).
“Si se llega a confirmar esta noticia, será la segunda vez que tendremos esta posición de líderes en Latinoamérica. La última fue en 2009, cuando obtuvimos el tercer lugar a nivel mundial”, anota Miguel Cardozo, presidente de la mina junior Alturas Minerals.
De acuerdo con S&P Global, el presupuesto asignado a exploración minera en los cinco continentes sumó US$10,1 mil millones en el 2018 (19% más que en 2017), monto que tuvo como principales receptores a Canadá (14%), Australia (13%), EE.UU. (8%), Perú (6%) y México (6%), en ese orden.
Cabe indicar que los reportes de S&P Global son considerados los más representativos del sector explorador, al punto que sus conclusiones son rebotadas por todos los países mineros, como el peruano.
DÉFICIT DE HALLAZGOS
El MEM aclara que la diferencia de cifras con S&P se debe a que esta última suma los presupuestos estimados de inversión de las compañías (que no siempre se llegan a ejecutar), mientras que el MEM utiliza las declaraciones de inversión ejecutada por las empresas.
Pese a sus diferencias metodológicas, ambas estadísticas sugieren una misma conclusión: que el esfuerzo exploratorio se orienta a proyectos brownfield, es decir, a proyectos localizados dentro de los límites de las minas existentes.
“Lo que abunda es la exploración en unidades mineras, ya sea para reponer reservas o para ampliar producción. Pero la que más importa: la vinculada a nuevas minas (proyectos greenfield), no ha aumentado, y eso es preocupante”, anota Ricardo Carrión, gerente de mercado de capitales de Kallpa Securities.
De acuerdo a S&P, la inversión greenfield ha aumentado de 25% a 26% a nivel mundial, pero no en nuestro país. “En el Perú hay menos greenfield. Lo cual significa que no se descubren nuevos yacimientos”, apunta Cardozo.
TRABAS A LA EXPLORACIÓN
La causa principal de este déficit de nuevos proyectos, según Carrión, es la poca disponibilidad de financiamiento para el sector explorador.
A ello se suman otros obstáculos, como la dificultad para acceder a los terrenos superficiales (que requieren negociaciones con comunidades) y a las demoras en la obtención de permisos de perforación, que el nuevo reglamento ambiental para exploración minera no ha aliviado sino agravado, acota Cardozo.
Fuente: El Comercio