ProActivo (Santiago de Chile) | El fundamento del negocio de la industria mundial que incluye a la minería, no está planteado actualmente para limitar el aumento de la temperatura global en 1.5 grados centígrados, sostuvo Panos Kotseras jefe de la Demanda y Mercados de Metales Básicos de CRU.
“Eso significa que para el año 2050 es poco probable que logremos el Neto Cero Carbono, por lo que independiente de todas las solicitudes en marcha, los gobiernos y la industria tienen que intensificar y multiplicar las acciones para acelerar ese proceso”, agregó durante el Congreso Mundial del Cobre CRU 2023.
El cobre y la transición energética
El ejecutivo afirmó que la producción apropiada del cobre es clave por la enorme relación que tiene este metal con la transición energética; es decir con el sector electricidad y también el sector transporte, que tienen una creciente demanda de ese metal.
“Necesitamos mucha más generación de energía que debe provenir de las renovables: solar y eólica. En el sector transporte, es necesario electrificar los vehículos, los livianos por lo menos, y esto requiere que los gobiernos y sus políticas sobre la materia se intensifiquen”, anotó.
También dijo que el precio del carbón es muy importante, y que es imprescindible ampliar los mecanismos de mercado, en el cual “un punto muy importante son los premium verdes”.
“Estamos viendo la demanda de la energía verde y todo esto es muy incierto. Yo creo que deberíamos dar un paso atrás y si vemos los usuarios tradicionales del cobre, hay una relación muy cercana entre el crecimiento de la economía mundial y el consumo de cobre”, acotó.
Todo cambio genera riesgos
Asimismo, apuntó que no es fácil hacer una proyección en cuanto al consumo mundial de cobre, pero que con los usuarios emergentes, de la transición energética, prevalecen las energías renovables y los vehículos eléctricos.
“Hay tanto que ha cambiado en los últimos años y habrán muchos más cambios, que cualquier proyección a futuro va a llevar a un rango muy amplio de resultados y esto plantea muchos riesgos”, consideró.
Señaló que en el caso del sector automotriz, específicamente en los vehículos eléctricos, se prevé una posible reducción en su intensidad, aplicado a los packs de baterías y al tamaño de los motores, que se trata de los riesgos positivos.
“En muchas partes del mundo, el cambio ha sido mucho más positivo de lo esperado; o sea, que en las próximas décadas si esto continúa, tal vez terminemos con un resultado muchísimo más fuerte de lo proyectado ahora en lo automotriz”, indicó.
También aseguró que en el sector renovable, los volúmenes y los riesgos no son tan altos como el del sector automotriz. “Estamos viendo toda una cantidad de resultados por el lado positivo” consideró.
“Podríamos tener más inversión, una normativa ambiental mucho más exigente, y esto va a llevar a un consumo más alto de cobre. Pero por el lado negativo están las finanzas estatales o del mundo bajo mucha presión. No hay que olvidarse que esto depende en gran medida de los subsidios estatales, y sin olvidar la sustitución del aluminio”, citó.
Finalmente, el jefe de la Demanda y Mercados de Metales Básicos de CRU, comentó que hay que observar las demandas crecientes de cobre, no sólo como un escenario base, si no como un rango de otras posibilidades en la transformación energética y la obtención del cero carbono.