ProActivo | Morgan D. Bazilian, Ph.D., director, del Payne Institute for Public Policy de la Colorado School of Mines, hace un análisis sobre los cambios en la demanda y los patrones comerciales de los minerales y metales como insumos para las tecnologías orientadas a la transición energética. Brinda cuatro escenarios alternativos en la transición energética al 2100 y asegura que a nivel global habrá impactos en el desarrollo tecnológico, los mercados, la seguridad y la geopolítica.
“La demanda de energía ha crecido mucho en los últimos 170 años, con distintas revoluciones industriales y nuevos servicios que necesitan energía. Los sistemas energéticos de hoy usan mucho más minerales y metales que en el pasado y en el futuro será mayor. Todos hemos visto los distintos escenarios para poder cumplir con las metas sobre el cambio climático. Tenemos un enorme desafío con respecto a esto”, afirmó.
Bazilian informó que según la OCDE, el crecimiento de la demanda de energía se dará principalmente en los países en desarrollo, situación que analizan en el Payne Institute for Public Policy de la Colorado School of Mines, con nuevos métodos para entender dicho proceso.
Señaló que allí, cuentan con muchos datos satelitales, “desde cuestiones de seguridad hasta el flameo del gas, las luces nocturnas, la disponibilidad de los sistemas eléctricos, entre otros. Todo esto da forma a las decisiones en torno a las transiciones energéticas. El año pasado, el gobierno alemán me pidió que estudie los problemas geopolíticos en el sistema energético. Es decir, cómo ocurre el cambio de las relaciones internacionales y qué áreas hacen que los sistemas energéticos cambien; hay muchos temas como la ciberseguridad, desigualdad, las redes, etc.”.
Transición energética: Cuatro escenarios alternativos al 2100
El científico manifestó que, en respuesta a la solicitud del gobierno alemán, al equipo de relaciones exteriores para que averigüe cómo serían los sistemas energéticos al 2100, lo primero que dijeron fue: “No tenemos idea”. Luego tras ver diferencias entre ¿cómo se moverían los combustibles fósiles y las energías renovables? sacaron cuatro escenarios.
Un primer escenario fue llamado “Contrato verde”, en el que las políticas, el financiamiento y la cooperación entre Estados impulsan una descarbonización rápida; otro fue denominado de “Dominio tecnológico”, cuando tras el aumento de las energías renovables se ralentiza a medida que la competencia limita su propagación, Estados Unidos y China tendrán ese avance y los otros países quedan fuera; el de “Nacionalismo Sucio”, donde las industrias de combustibles fósiles están protegidas y se produce fragmentación de los mercados de energía. Y finalmente, un escenario de “Embrollo”, donde los combustibles fósiles dominarán y las energías renovables fallarán en su intento por mitigar el cambio climático.
“En cada uno de estos escenarios se ven distintas posibilidades y lo que debemos recordar es que hay que enfocarnos más en los métodos y caminos, que en las metas”, anotó.
Explicó que muchos países tienen con respecto al cambio climático, “meta cero” emisiones (de carbono) para mediados del siglo, pero hay muy pocos ejemplos de políticas, caminos y presupuestos orientados a cumplir esas aspiraciones políticas. “Eso es lo primero”, observó.
El ritmo del cambio
Añadió que es esencial el ritmo del cambio, porque es muy difícil para los gobiernos y las instituciones adecuarse rápidamente o mantenerse al día con los cambios tecnológicos. “Lo hemos visto en EE.UU. Tenemos ahí una reducción masiva en petróleo y gas debido a los recursos del gas de esquisto y el fracking. La política regulatoria y los marcos institucionales, aún llevan adaptándose al progreso tecnológico y eso ocurrió hace 10 años”, señaló.
“Sin importar cuál sea el sistema energético del futuro, habrá ganadores y perdedores, esto generará tensión entre los países y problemas de geopolítica”, advirtió.
La cadena de suministro de minerales y metales
“Hay grandes subidas de precios en los mercados de metales así como un crecimiento significativo de la demanda a largo plazo en EE.UU, Europa, Australia, Canadá y Japón”, dijo.
Indicó que debido a ello los países y las regiones han definido la “crucialidad’ de los minerales. Es decir, “cómo ven las aplicaciones de seguridad nacional y de crecimiento rápid0 en minerales y metales; lo cual es similar a cómo solía verse la seguridad energética”.
Ejemplificó que en Estados Unidos se analiza cuánto de un mineral o metal viene de otro lugar, cuánto se depende de ese país, y el sentimiento hacia aquel. Esto es, cuáles son las relaciones geopolíticas.
“China domina mucho de la cadena de suministro de estos minerales y metales, no necesariamente el origen, pero si el resto, hasta la manufactura. No solo hay que enfocarse en la minería sino también en la cadena de suministro”, precisó.
Ilustró que para el caso de baterías de iones de litio puede notarse que, desde la materia prima de litio, procesarla a un químico, producir partes de la batería, hasta la producción de autos eléctricos, “China domina la cadena de suministros”.
Incluso, agregó, tiene intereses en la materia prima de litio y puede verse cómo organiza a sus empresas con este suministro, en los distintos países como los de Sudamérica.
“También está el cobalto, en el Congo, y otros metales y minerales que están incrementando su demanda e inevitablemente habrá tensiones a nivel nacional y local”, amplió.
Anotó que una situación similar puede verse en Sudamérica respecto a la minería artesanal de oro y las regulaciones que los gobiernos deben equilibrar, considerando el empleo y la buena gobernanza.
Los mercados tardan en desarrollarse
Explicó que los mercados de minerales para la mayoría de los minerales críticos no son en absoluto transparentes y como resultado, “hay problemas de gobernanza que deben abordarse”, lo cual limita las señales de inversión adecuada.
Aclaró que ocurre muchas veces porque la mejora del mercado tarda décadas en desarrollarse adecuadamente, como con el gas natural y el petróleo, para lo cual aconsejó hacer mayores coaliciones, más amplias y el multilateralismo, con un enfoque continuo en la equidad.
“Añadiendo complejidad está el hecho de que algunos de los minerales críticos son secundarios o terciarios. Es muy difícil comprender los incentivos para dichos productos”, declaró.
En suma, reiteró que “en las cadenas de suministro, al considerar los minerales y metales, es limitante pensar solo en rocas y minería”; y precisó que la comprensión de los problemas de seguridad de los minerales críticos, aún es incipiente.
Finalmente, Morgan D. Bazilian, director del Payne Institute recomendó equilibrar las cuestiones de seguridad nacional y el fomento de un “buen” comercio. “Para Estados Unidos al igual que para todos los países, la cosa es encontrar relaciones geopolíticas con China”, puntualizó.