Por Sara Reyes, Agregada comercial de Nueva Zelandia para Chile, Perú y Bolivia.
La esperada y progresiva retirada de la pandemia y con ello el levantamiento de las restricciones sanitarias, ha traído de vuelta la presencialidad. Encuentros como Perumin, que luego de tres años volvió a congregar a la industria minera regional “en vivo’’, nos muestran el valor de los vínculos y la colaboración para afrontar desafíos que son globales.
Sin duda la magnitud del evento sigue siendo sorprendente, especialmente porque su robusta agenda permitió recorrer múltiples temáticas recogiendo enfoques diversos, compartir experiencias de aciertos y aprendizajes; y también vislumbrar las tendencias que marcarán la actividad minera en los próximos años.
En esta oportunidad, Nueva Zelandia tuvo una activa presencia. La delegación encabezada por su embajadora, Linda Te Puni, el equipo de la agencia de desarrollo de comercio internacional de Nueva Zelandia, New Zealand Trade & Enterprise, y un destacado grupo de empresas neozelandesas que hoy son aliadas estratégicas de la minería a nivel global, nos permitió comprender con mayor profundidad las necesidades y expectativas del sector minero, como también identificar aquellos espacios en los que es posible desplegar una colaboración activa.
Un aspecto especialmente importante es la visión sobre la innovación y la tecnología que el sector minero del Perú tiene hoy. Lejos de estar restringida a equipamientos o dispositivos, hoy ambas son vistas como una herramienta para resolver problemas altamente complejos, como la eficiencia en el uso de recursos, la toma de decisiones críticas y también la sostenibilidad misma de la actividad. Reconocemos en esta mirada una coincidencia importante, puesto que para Nueva Zelandia precisamente la innovación ha sido un factor determinante en su progreso.
Una muestra concreta de esta nueva mirada sobre la tecnología aplicada es la aproximación a las personas. Por una parte, y si bien la seguridad siempre ha estado en el corazón de la actividad minera, hoy el resguardo de la integridad de quienes trabajan en operaciones y proyectos se ve fortalecido al contar con la gestión de información en tiempo real que permite anticipar y prevenir riesgos, la capacidad de mantener comunicación permanente en los sitios más remotos o la generación de soluciones customizadas al territorio y dinámicas específicas de una actividad.
La minería actual es una industria que requiere de alta tecnología para operar de manera segura y responsable. Esto es algo que las empresas neozelandesas comprendieron tempranamente y que hoy les permite contar con una amplia experiencia a nivel global y responder a los desafíos de la industria con propuestas que combinan la creatividad y la curiosidad con habilidades prácticas y una inversión significativa en investigación y desarrollo.
La minería ha sido tradicionalmente un sector pionero en innovación, hoy también es posible ver que en la cultura de sus personas permea crecientemente. Probablemente este sea uno de los factores clave en la transición exitosa a una minería 4.0, en la que la tecnología se pone al servicio de las personas y las metas de sostenibilidad.