Jimena Sologuren

  • Los recuerdos de infancia de la presidente de PERUMIN 37 se cruzan con los de las minas y campamentos.  

Sentada frente a sus fotos familiares, con una cálida sonrisa, Jimena Sologuren Arias se muestra como una mamá disciplinada y especialista en el cuidado de sus dos pequeñas hijas. En paralelo, la joven ejecutiva, se desarrolla en las Ciencias Ambientales y Sociales que le permiten impulsar el impacto positivo de la minería en las zonas más recónditas del país.

“Ser mamá define mucho quien soy, es la parte más importante en mi vida”, señala junto a una de sus hijas y nos comparte su secreto para llevar la maternidad y la vida laboral de la mano: los consejos de Eva Arias, su madre.

“Algo que aprendí de mi mamá y admiro muchísimo es la pasión por el trabajo. A mí me gusta que mis hijas vean que soy trabajadora, que me esfuerzo, que tengo problemas a veces y hay cosas que me cuestan muchísimo, pero no hay que darse por vencida, hay que asumir las responsabilidades y tener la frente en alto para salir adelante. Y que las cosas no vienen fáciles, las cosas importantes realmente cuestan trabajo”, enfatiza.

Sin duda, ser hija de Eva Arias, presidenta de Compañía Minera Poderosa, le ha puesto la valla alta. Jimena reconoce que este hecho le abre muchas puertas, pero también le da la responsabilidad de cumplir con las expectativas de ser una profesional que esté a la altura de la larga lista de tareas que desempeña.

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Jimena entonces reflexiona sobre el pasado, su día a día y sobre la larga ruta que le tocará transitar. Y es que la ejecutiva fue elegida presidente de PERUMIN 37, convirtiéndose en la tercera mujer en asumir el cargo.

Recuerda que la primera mujer en el cargo fue su madre en la edición 33, “lo que hace que este reto sea doblemente especial para mí”, señala con alegría. En su análisis, rememora la presidencia de Claudia Cooper y ahora piensa en los retos debe asumir.

“Cada vez hay más mujeres tomando la posta de PERUMIN en menos tiempo. Eso significa que el sector minero está cambiando”, reflexiona.

Vida en la minería

Con 43 años, Jimena ha desarrollado la mayor parte de su vida en el sector minero. “Cuando era niña, ibamos de vacaciones de Compañía Minera San Ignacio de Morococha (SIMSA), en Junín, y era como un hotel 5 estrellas para mí. Me divertía tanto, había piscina, ping pong, iban todos los hijos de los trabajadores y mis primos. Estaba en Chanchamayo, una zona tan bonita, que para mí era un sueño”, cuenta sobre sus visitas a la mina fundada por su abuelo Jesús Arias.

Cuando empezó a ir a Minera Poderosa, ubicada en Pataz, La Libertad, encontró una zona muy diferente, más desértica. Allí no iban los hijos de los trabajadores, tampoco sus primos solo llegaba con su hermano, pero igual disfrutaba sus visitas.

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En la adolescencia, ella no pensó trabajar en el sector minero, sino en estudiar Ciencias Ambientales y Sociales para entender la relación entre las personas y la naturaleza, de modo que se genere respeto hacia la naturaleza, evitando la sobreexplotación y promoviendo el cuidado y la preservación del ambiente. Esa fue su inclinación inicial para estudiar Ciencias Ambientales, carrera que no se encontraba disponible en el Perú, por lo que se fue a estudiar a Tulane University (Nueva Orleans, EE. UU.).

Sin embargo, a su retorno a Lima, 4 años y medio después, llegaría el momento en que se enamoró de la industria minera.

“Tenía 22 años y en ese momento, entraba una consultora a hacer un estudio de impacto ambiental a Poderosa y yo fui como practicante. Estuve con el personal de medio ambiente haciendo las mediciones, con los sociólogos haciendo encuestas, y fue ahí donde me di cuenta de que quería estar en el mundo minero y seguir analizando cómo la minería puede generar más desarrollo”, precisa Jimena.

“Si bien es cierto, yo de chica iba mucho a Poderosa en mis vacaciones, había dejado de ir por 10 años o más y el cambio que yo veía era increíble. Ahí fue cuando yo me enamoré de verdad de la industria minera”, recalcó.

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Apoyo familiar 

Afortunadamente, Jimena contó con el respaldo y la motivación familiar para continuar trabajando por la industria minera, especialmente de su abuelo Jesús Arias, quien siempre le decía que ella era “su mineraza”, con mucho orgullo de que se haya insertado a laborar en el sector.

La visión de su abuelo respecto a la minería como generadora de desarrollo, tanto en las comunidades como en los trabajadores del sector, influyó mucho en Jimena, quien inició viendo temas sociales y actualmente se desempeña como subgerente de Responsabilidad Social y Comunicaciones en Compañía Minera Poderosa, también como miembro del Consejo Directivo de Asociación Pataz, directora de Comex, directora del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) y exdirectora de IPAE.

“Una de las cosas por las cuales me gusta tanto trabajar en el sector minero es porque te permite articular con muchas organizaciones, personas y empresas para llevar desarrollo a distintos lugares. Las metas que siempre me pongo, por ejemplo con PERUMIN Inspira, es el poder conectar a todos mis finalistas con una oportunidad para crecer dentro de la industria o ver cómo puedo llevarlos a Poderosa. Eso me gusta y es la meta de todos los días, conectar para el crecimiento de los proyectos sociales y ayudarlos a tener más impacto”, señala entusiasta Jimena, que ahora se prepara para llevar a cabo PERUMIN 37.