- Pese al alto riesgo sísmico que enfrenta el Perú por su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, más del 70% de las viviendas del país son autoconstruidas y 1,6 millones están hechas con materiales precarios, según GRADE. Esta realidad no solo pone en peligro a millones de familias, sino que representa un desafío estructural para la economía: sin estándares de edificación adecuados, el costo de la reconstrucción tras un gran sismo podría ser devastador para las finanzas públicas, el mercado inmobiliario y la productividad nacional.
Perú es uno de los países con mayor riesgo sísmico en el mundo debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico. Pese a esta amenaza constante, según un estudio del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE) presentado en 2024, el 71% de los hogares en el país fueron autoconstruidos, siendo 1,6 millones de material precario, lo que los hace especialmente vulnerables ante fuertes temblores. Estas cifras evidencian que una gran parte de los hogares peruanos estarían en riesgo frente a un sismo de gran magnitud.
“Los errores más comunes en edificaciones o viviendas suelen deberse al incumplimiento de las normas de construcción para zonas sísmicas. En el Perú, estas normas existen y son especialmente relevantes, considerando que nos encontramos en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una de las regiones con mayor actividad sísmica en el mundo”, comentó Carlos Márquez, jefe de Investigación y Desarrollo para Soluciones Constructivas en Cementos Pacasmayo.
Ante este contexto, el especialista señala el A, B, C que la población debe tener en cuenta para construir espacios más seguros y sismorresistentes:
- El diseño estructural como uno de los aspectos a tener más en cuenta: La prevención sísmica comienza con un diseño estructural adecuado, ya que este podría ayudar a minimizar las consecuencias de un movimiento sísmico fuerte. Un diseño estructural sismorresistente ayudará a distribuir mejor las fuerzas horizontales y verticales generadas por el movimiento del suelo, permitiendo que la energía se disipe y evitando que la estructura corra el riesgo de colapsar.
- El uso de materiales adecuados puede marcar la diferencia: El punto anterior viene de la mano de una correcta elección de materiales. En este proceso, el concreto cumple un papel fundamental, aunque no actúa solo. También intervienen materiales clave que han ganado protagonismo, como el acero de refuerzo y, más recientemente, los amortiguadores antisísmicos, que refuerzan la estructura o disipan las energías que produce el sismo.
“Así como el diseño estructural y el uso de materiales son importantes, de igual manera, es clave construir sobre suelos adecuados y en zonas no vulnerables. Los terrenos rocosos y calizos son los más recomendables: los primeros, por su impermeabilidad, impiden la circulación del agua y ofrecen una firme base para soportar la cimentación y los terrenos calizos al ser secos absorben la humedad rápidamente”, comentó el especialista.
- Asegura la correcta colocación de columnas y vigas: El tamaño, la sección y el material son tres aspectos clave al momento de diseñar vigas y columnas. Un espacio que incorpora adecuadamente estos elementos tiene mayores probabilidades de resistir un movimiento telúrico. Por ello, es crucial que los fierros utilizados en las columnas respeten las medidas y cantidades estipuladas en el plano estructural. Otro aspecto esencial es que las columnas se conecten con elementos de fundación adecuados y que hayan sido calculados para el peso correcto de la estructura sobre el suelo existente.
“Se debe tener en cuenta que los efectos de un sismo no son fáciles de anticipar ya que dependen de muchas variables, desde la intensidad hasta el tipo de ondas mecánicas que afectan a la estructura. Por este motivo, para mejorar la seguridad de las viviendas, se recomienda que toda nueva construcción siga las últimas técnicas y cumpla con los estándares estructurales vigentes, incorporando los más recientes avances tecnológicos disponibles”, finalizó el especialista.
Resulta importante promover una cultura de prevención y organización tanto en el hogar como en los centros de trabajo. En un país como el nuestro, donde el riesgo sísmico es una realidad permanente, construir con responsabilidad no es solo una decisión técnica, es una forma concreta de proteger lo más valioso que tenemos: nuestra familia.