Juan Carlos Ortiz (IIMP)

Por: Ing. Juan Carlos Ortiz, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú

Es muy importante resaltar el primer año de operaciones sin contratiempos que celebró en marzo pasado Mina Justa, la operación minera de clase mundial de Marcobre, ubicada en Ica, que entregó 85,000 toneladas de cobre fino en 2021 y que estima producir hasta 134,000 toneladas de cobre en 2022.

Como se recuerda, la construcción de Mina Justa implicó una inversión de más de USD 1,600 millones, que le permitieron convertirse en la segunda operación minera en el Perú en utilizar agua de mar, sin expulsar residuo alguno al océano; así como en la primera mina en el mundo con el más rápido proceso de lixiviación para la obtención de cátodos de cobre. Todo un reto.

Este yacimiento de cobre que prolongará sus faenas de extracción por los próximos 16 años no solo contribuirá con incrementar nuestra cuota de producción cuprífera, sino también generará USD 1,000 millones en impuestos y contribuciones al tesoro público en dicho periodo, de los cuales aproximadamente USD 500 millones serán destinados íntegramente al desarrollo sostenible y el cierre de brechas de los habitantes de Ica.

Igualmente, es menester traer a colación que Mina Justa perfila a ser una operación minera tanto a tajo abierto como subterránea en una etapa posterior, debido al potencial que posee, según expresó el CEO de Marcobre, Luis Argüelles. Sin duda, esta versión futurista de la mina será un gran desafío técnico que estamos seguros que nuestra industria estará en capacidad de realizar.

De otro lado, revisando el panorama internacional, vemos que el cobre viene experimentando una caída en el mercado. Según los analistas, la desaceleración económica de China y el incremento de las tasas de interés en EE. UU., hicieron retroceder la cotización del metal rojo a un mínimo de hace 16 meses. Ello sin duda, afectará en cierta medida la producción, el crecimiento económico y la creación de empleos en países como el Perú.

Así mismo, debemos mirar también el largo plazo, ya que el cobre, nuestra principal materia de exportación y medio de generación de importantes ingresos, sigue siendo el activo por excelencia que conducirá al planeta hacia los objetivos de descarbonización industrial y la electrificación de vehículos, lo que acrecentará su demanda en los países más avanzados y su valor en el mercado de metales.

Sin embargo, existen otros sucesos que nos sigue preocupando sobremanera como la caída de la producción minera en el primer semestre del 2022, debido a la conflictividad social y la permanente incertidumbre política que se vive en el país. Según el BCR la producción minera apenas crecería 2.9% en el presente año, mientras que la inversión minera se contraería 5% en 2022 y 16% en 2023.

Nuevamente, debemos invocar al Estado, empresariado, academia y comunidades a compartir la mesa y exponer sobre ella los principales temas de urgencia para el bienestar del país. Diálogo, empatía y visión de progreso es lo que se necesita el país en momentos de crisis para revertir los malos pronósticos y retomar la senda del desarrollo integral. Las intenciones son buenas, pero las acciones lo son aún más.

Fuente: IIMP