Juan Carlos Ortiz (IIMP)

Por: Juan Carlos Ortiz, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú 

Esta semana Anglo American informó que el proyecto minero Quellaveco viene dando pasos firmes de cara a su esperado inicio de producción este 2022. Uno de estos es que su Centro Integrado de Operaciones (CIO), el “cerebro” que controlará todos los procesos productivos de la mina, ya está listo para poner en marcha su planta concentradora.

Debido a ello y a las exitosas pruebas que vienen realizando desde hace varias semanas, Quellaveco ya puede realizar las pruebas de comisionamiento, que permiten asegurar el óptimo funcionamiento de los equipos, así como verificar el traslado del mineral de la mina a la planta de procesos, donde luego se obtendrá el concentrado de cobre.

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Esta noticia es muy importante para nuestra industria minera pues nos dice que nos acercamos ya a presenciar el inicio de la primera mina 100% digital en el país, la más importante del último quinquenio, pues representa una inversión de más de USD 5 mil millones y su impacto ya es una realidad.

Sin embargo, así como tenemos noticias alentadoras también existen otros sucesos que nos preocupan de sobremanera como la caída de la producción minera en los primeros meses del año, lo cual ha afectado el crecimiento económico del país, como señaló Julio Velarde, titular del BCR, en el marco del PDAC 2022.

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Un claro ejemplo es el retroceso en la producción de cobre entre enero y abril, debido a las menores leyes, pero, sobre todo, a la conflictividad social y a la incertidumbre política que existe. Este año hemos tenido la paralización de dos importantes operaciones como Cuajone o Las Bambas, por más de 50 días cada una, afectando severamente a las regiones de Moquegua y Apurímac.

En el caso de Moquegua, donde pronto comenzará a operar Quellaveco, los efectos de la caída de la producción de minerales han sido considerables, llegando a retraer en más de 10% su economía entre enero y marzo de este año perjudicando a pequeños empresarios y proveedores locales.

Por todo ello, creemos que es necesario tomar medidas efectivas para poder gestionar de una mejor manera la conflictividad social en torno a los proyectos y operaciones mineras, desde una perspectiva integral y con un enfoque de desarrollo territorial.

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Consideramos relevante dar una mayor importancia a propuestas como la creación del Sistema Nacional de Transformación de los Conflictos Sociales, planteada por la Comisión para el Desarrollo Minero Sostenible, para optimizar las funciones del Estado en la resolución de conflictos sociales en nuestro país.

Fuente: IIMP