El cambio climático ya lo sentimos con mucha fuerza y el mundo está obligado a realizar esfuerzos máximos para mitigar sus efectos acelerando la transición energética que permita mantener la temperatura debajo de los 2°C para mantener a raya al calentamiento global. Ante esto, el metal llamado a jugar un rol muy importante será el cobre. Su demanda es creciente y la dinámica de su consumo es de alguna manera preocupante.
Según el CRU, al 2035 habría déficit de 4.7 millones de toneladas de cobre debido a los cuellos de botella que se van presentando en la cadena de suministro. Para producir esa cantidad, se requerirá una inversión urgente de unos US$ 100,000 millones. Pero sabemos que a nivel global existen algunos agravantes como: 1) La producción se encuentra en su pico de producción. 2) Existe agotamiento de reservas en las minas en producción. 3) Decreciente ley de los minerales a mayor profundidad. 4) Importantes proyectos son considerados de alto riesgo.
El portafolio minero de Perú El Perú es el segundo productor mundial de cobre con casi el 10% de la producción y 13% de reservas mundiales, la exportación de cobre constituye el 30% de nuestras exportaciones totales.
De los 47 proyectos del portafolio del Ministerio de Energía y Minas, 70% son de cobre que requerirán inversiones por unos US$ 40,000 millones para añadir unos 2.1 millones de toneladas de cobre adicionales, cuya puesta en valor nos significaría monto muy significativos de ingresos de divisas e ingresos fiscales para el Estado.
A primera vista, ante ello estaríamos pisando los talones a Chile; sin embargo, ellos cuentan con planes también agresivos, tales como producir 9 millones de toneladas al 2035 y 10 millones de toneladas al 2050.
No obstante, en nuestro país no existe mucho entusiasmo debido a la inestabilidad política y social, además de la necesaria predictibilidad tributaria para avanzar con las inversiones mineras.
Optimismo en el BCR
El BCR y el consenso de economistas están siendo optimistas en la cotización del cobre para este año y el próximo, es decir para el 2024.
El factor fundamental para la subida de precio es casualmente la demanda para la transición energética y la recuperación de la demanda de China.
Aunque el precio está lejos del pico histórico alcanzado el 10 de mayo del 2021, un valor de US$ 10,747.50 la tonelada (US$ 4.88 la libra), debido al fuerte impulso de la demanda por parte de China. Ahora, con los problemas que pueden tener los países productores y la posible escasez del metal, el precio promedio para la década puede alcanzar precios históricos como lo anuncia el banco de inversión Goldman Sachs que proyecta que se avecina un “superciclo de commodities” y predice que estará a US$ 4.42 la libra para este año 2023; y a US$5.44 la libra para el 2024, lo que hace importante que empecemos una discusión alturada y sobre todo técnica, de cómo aprovechar este buen ciclo que se acerca, gracias al cobre.
Reglas de Juego En este contexto, es vital e importante que no se cambien las reglas de juego en el sector minero con la finalidad de que sigan arribando las inversiones y se pongan en marcha varios proyectos de la cartera del MINEM a partir del presente año como: Integración Coroccohuayco, Chalcobamba I y Yanacocha Sulfuros, que se ha pospuesto, pero se puede retomar.
Inclusive, se podrían adelantar algunos proyectos como; Los Chancas, Michiquillay, Río Blanco, La Granja, Galeno y Cañariaco, además de los paralizados por conflictos sociales como Tía María y Conga.
El escenario internacional es muy favorable, pero nos juega en contra el escenario interno.
Las inversiones van a los países donde existe la estabilidad política y jurídica. El cobre añadiría varios puntos porcentuales a nuestro crecimiento económico, a la generación de empleo digno y al logro de mayores ingresos fiscales. Debemos considerar, además, que el círculo virtuoso de la economía hace que la minería impacte positivamente en diversas actividades económicas.