Fernando Deustua Caravedo

Por: Fernando Deustua Caravedo, Asesor Corporativo en Hidrocarburos

El gas natural se ha consolidado como la columna vertebral de la matriz energética del Perú. Sin embargo, su futuro es incierto. A pesar de los vastos recursos potenciales, el país enfrenta una preocupante disminución de reservas, resultado de la poca inversión en exploración. La demanda crece, impulsada por la generación eléctrica y la industria, pero su masificación se ve limitada por la falta de una infraestructura integrada. Aunque la política estatal muestra compromiso, a veces se contradice con subsidios no dirigidos al gas natural o con barreras burocráticas que retrasan iniciativas privadas.

1. Reservas: El horizonte de la incertidumbre

Según la Dirección General de Hidrocarburos (DGH), al 2023 el país cuenta con un total de 10.03 trillones de pies cúbicos (TCF) de reservas de gas natural, la mayoría en Camisea. Sin embargo, preocupa la diferencia entre estas reservas y los recursos totales. Según la misma fuente, el país cuenta con 50.25 TCF de recursos a nivel nacional. Esta brecha revela la inmensa riqueza que permanece sin explotar.

El presidente de Perupetro, Pedro Chira, advirtió que “sin exploración, las reservas de gas natural podrían agotarse en 15.2 años”. En 2019, las reservas proyectaban suministro para 21 años, lo que evidencia la rapidez con que se consume el recurso sin reposición.

La causa principal de este declive es la caída de inversión en exploración. Entre 2021 y 2023, la inversión sumó menos de US$ 10 millones, frente a los US$ 400 millones invertidos anteriormente. Esto responde a un clima de alto riesgo para el capital privado generado por el marco regulatorio, los conflictos sociales y la burocracia estatal.

Categoría – Volumen (TCF):

  • Reservas Probadas: 7.90
  • Reservas Probables: 1.20
  • Reservas Posibles: 1.20
  • Total Reservas: 10.03
  • Recursos Contingentes: 6.91
  • Recursos Prospectivos: 43.34
  • Total Recursos: 50.25

Fuente: Libro de Reservas de la DGH – MINEM (2023)

2. La demanda: Motores de crecimiento y barreras de acceso

A pesar de los desafíos en la oferta, se necesita generar una mayor demanda de gas natural en el Perú. El consumo ha experimentado un crecimiento promedio anual moderado en el último lustro. El consumo es liderado por el sector eléctrico (40%), la exportación (38%) y la industria (14%) del total. En el último quinquenio, se han conectado más de 1 millón de usuarios residenciales y comerciales al servicio de gas natural y se han realizado cerca de 90,000 conversiones vehiculares.

Caso: TGP Extensión Sur

El proyecto “TGP Extensión Sur” es una iniciativa 100% privada con una inversión de US$ 2,000 millones. Busca construir un gasoducto de 923 km desde Humay (Ica) hasta Arequipa y Moquegua. Permitirá reactivar el Nodo Energético del Sur, migrando centrales termoeléctricas de 1,500 MW del diésel al gas natural.

Caso: La masificación en el norte con Promigas

En el norte, la concesión de Promigas ha impulsado la masificación con “gasoductos virtuales”, transportando GNL en camiones desde Pampa Melchorita. La inversión acumulada supera US$ 470 millones, con planes de US$ 50 millones adicionales. Sin embargo, la tarifa en el norte es hasta un 60% más alta que en Lima, lo que requiere corrección urgente.

3. Proyecciones: Del combustible de transición a la gran visión de país

El gas natural es clave en la transición energética peruana. Produce un 55% menos emisiones que el carbón y 47% menos que el diésel, lo que lo convierte en un combustible estratégico mientras las renovables aún no garantizan confiabilidad.

No obstante, la planificación energética presenta inconsistencias. Un análisis mostró que las proyecciones para 2024 y 2025 asumieron un factor de carga del 87%, superior al promedio histórico del 84.5%, generando la percepción de una menor reserva eléctrica.

4. La política de Estado: Entre el fomento social y el laberinto regulatorio

El Estado peruano ha manifestado un compromiso con la masificación del gas natural a través de programas de subsidio. El programa BonoGas, financiado a través del FISE, ha sido fundamental, financiando hasta el 87% de las nuevas conexiones residenciales. Adicionalmente, el plan Con Punche Perú ha establecido metas ambiciosas, como la conexión de 300,000 nuevos hogares y 112,000 conversiones vehiculares para julio de 2026. Estas iniciativas demuestran la voluntad política de hacer del gas natural un servicio accesible para la población.

Sin embargo, los esfuerzos del Estado también se ven socavados por algunas barreras burocráticas. La excesiva permisología y las demoras administrativas desincentivan la inversión privada. Un ejemplo de ello es el tiempo requerido para perforar un nuevo pozo de exploración de gas que puede demorar entre 7 y 10 años(ejemplo, Karoon). Si bien el Minem ha anunciado la creación de un Instrumento de Gestión Ambiental Complementario para las Actividades de Exploración (IGASPE) para acelerar los permisos, estas reformas son urgentes.

Conclusiones y recomendaciones

El gas natural en el Perú tiene un enorme potencial pero un futuro incierto. Existen recursos para sostener el desarrollo energético por décadas, pero se requiere una estrategia clara. Como señaló Pedro Chira, “es fundamental repotenciar Perupetro, actualizar reglamentos y relanzar la Ley de Hidrocarburos”.

Recomendaciones estratégicas:

  1. Fomento urgente de exploración: crear un marco estable y atractivo para inversionistas.
  2. Visión nacional de infraestructura: priorizar un sistema troncal de ductos con precios equitativos.
  3. Reformas burocráticas profundas: simplificar la aprobación de proyectos energéticos.
  4. Reasignación del gasto público: redirigir subsidios hacia infraestructura de gas.

El gas natural sigue siendo la mejor opción para la seguridad energética, la transición ambiental y el desarrollo equitativo del Perú. El futuro de este recurso no depende solo del subsuelo, sino de la voluntad política y la visión estratégica para aprovecharlo.