- El avance tecnológico y la búsqueda de soluciones sostenibles ante la contaminación generan una nueva oportunidad de desarrollo económico en el transporte.
La economía mundial está en plena transición hacia las energías renovables y a prácticas productivas amigables con el medioambiente, a fin de enfrentar el calentamiento global. El transporte no fue la excepción, no hay fábrica de vehículos en el mundo que no produzca autos eléctricos. En el Perú, la electromovilidad (el uso de vehículos impulsados con energía eléctrica) aún está en sus primeros pasos, si bien no avanzó como en sus vecinos de la región, la velocidad del crecimiento es sorprendente.
“La evolución de la electromovilidad en el Perú fue positiva en los últimos años. Las ventas de vehículos híbridos y eléctricos pasaron de 366 unidades en el 2019 a cerca de 2,350 hasta julio del 2023; es decir, un aumento de más de 540%”, detalla el gerente de Estudios Económicos y Estadísticas de la Asociación Automotriz del Perú (AAP), Alberto Morisaki Cáceres.
“Este incremento se explica fundamentalmente por la mayor incursión de marcas con nuevos modelos en este segmento del mercado, más información sobre las ventajas de estos vehículos en cuanto al ahorro comparado con el uso del combustible fósil, y en mantenimientos y conciencia de sus beneficios para el cuidado del medioambiente”, explica.
La empresa Enel Perú define a los autos eléctricos como “aquellos cuyo motor es capaz de convertir la energía de una batería en energía mecánica, posibilitando el movimiento del vehículo”, y de acuerdo a sus características, los autos eléctricos se dividen en híbrido, híbrido enchufable, de extensión de rango y eléctrico puro.
Potencial de mercado
Por su parte, Edwin Zorrilla, Power Systems Leader para Perú y Bolivia de Schneider Electric, destaca que hay una gran oportunidad para que la electromovilidad crezca en el país de manera importante.
“Teniendo en cuenta el ahorro debido a la mayor eficiencia de los vehículos eléctricos, el potencial de mercado es enorme en el caso del Perú. Por la dependencia en la importación de hidrocarburos, esto se vería reflejado en un retorno de inversión rápido y asegurado, lo cual aceleraría toda la inversión en esta tecnología”, sostiene.
“Pero se necesita un mínimo de marco legal no para incentivar la electromovilidad, sino para evitar que las tecnologías obsoletas de los vehículos a combustión antiguos y que son los que más contaminan sigan circulando sin ninguna restricción en el país”, agrega.
Asimismo, Alberto Morisaki, gerente de Estudios Económicos y Estadísticas de la Asociación Automotriz del Perú (AAP), también refiere que el mercado peruano para la electromovilidad tiene un “potencial enorme”, considerando los bajos niveles de penetración de este segmento en el país.
“Por ejemplo, en temas de contaminación, de acuerdo con las estimaciones del crecimiento del parque automotor, realizado por EY en el Plan Nacional de Electromovilidad de la AAP, en los próximos 10 años ingresarán al país más de 2.6 millones de vehículos livianos y pesados, de los cuales 2.4 millones serán vehículos livianos (91%)”, explica.
“Si se establecen incentivos tributarios para promover el ingreso de vehículos livianos electrificados al país, al 2031 se tendrán más de 465,000 vehículos livianos electrificados”, afirma.
Asimismo, manifiesta que esta cantidad de vehículos electrificados permitirá mitigar las emisiones acumuladas de dióxido de carbono en 950,000 toneladas, caso contrario, si no se dan incentivos tributarios a los vehículos livianos electrificados, su crecimiento será lento y al 2031 solo se alcanzará la cifra de 139,000 unidades, que solo permitirán mitigar las emisiones acumuladas del dióxido de carbono en 290,000 toneladas, 70% menos que en un escenario de promoción de la electromovilidad.
“En suma, nuestra propuesta es incentivar temporalmente la compra de vehículos eléctricos para acelerar su ingreso al parque automotor peruano en sustitución de otros con energías contaminantes”, subraya Morisaki.
Medidas tributarias
Actualmente, los vehículos eléctricos no pagan el impuesto selectivo al consumo (ISC), y, por otro lado, a partir del ejercicio gravable 2023, los vehículos de transporte terrestre (excepto ferrocarriles) híbridos (con motor de émbolo y motor eléctrico) o eléctricos (con motor eléctrico), adquiridos en el 2023 y el 2024, afectados a la producción de rentas gravadas, se depreciarán aplicando sobre su valor el porcentaje anual de depreciación con un máximo de 50%, hasta su total depreciación (continuidad del 50% establecido en el DL 1488), asegura Morisaki.
Sin embargo, ante mayores incentivos tributarios, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) considera que se afectaría la recaudación y, por ende, la caja fiscal para hacer más obras que el país necesita. Por lo que hay un punto para el análisis, tomando en cuenta que otro sector señala que se requiere un impulso tributario.
Infraestructura de carga
Morisaki dice que la infraestructura de estaciones de carga está en la etapa de desarrollo respondiendo al aumento de vehículos eléctricos.
“Se tienen más de 40 estaciones a escala nacional, distribuidas en el país en centros comerciales, estaciones de servicios, restaurantes, hoteles, etcétera. Este segmento, parte del ecosistema de electromovilidad, también necesita de incentivos para impulsar su crecimiento”, puntualiza.
Beneficios para la economía
Por su parte, Sandor Lukacs de Pereny, profesor del MBA y de los programas de responsabilidad social de ESAN, señala los beneficios de la electromovilidad: la reducción de emisiones del dióxido de carbono al ambiente, el menor costo de mantenimiento, hasta un 50% menos que en vehículos de combustión. Para ello, señala que los procesos de capacitación y certificación son necesarios para esta transición; también la cooperación entre ministerios como Transportes y Ambiente, que es fundamental en este proceso.
También Morisaki, de la AAP, destaca los beneficios de la electromovilidad en el país, porque se reducirá el déficit de la balanza comercial y se necesitará adquirir menos combustibles para el parque automotor eléctrico.
“Por otro lado, permite el impulso a la industria de litio y cobre, puesto que una mayor adopción a nivel global de vehículos electrificados en los próximos años y la necesidad de contar con baterías de mayor densidad, se incrementará la demanda de litio y Perú tiene reservas de ese mineral”, subraya. Morisaki refiere que la electromovilidad favorecerá a la producción peruana de cobre, para satisfacer los mercados globales. Los vehículos eléctricos contienen casi cuatro veces la cantidad de cobre requerida por un vehículo convencional: 83 kilos versus 23 kilos de cobre, y el país puede aprovechar bien el aumento de la demanda de cobre al ser el segundo productor mundial.
También asevera que el avance de la electromovilidad permitirá al Perú cumplir con los acuerdos internacionales suscritos como el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, la OCDE, entre otros.