Por Ricardo Zubieta, investigador científico del IGP
Cada 17 de junio se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una fecha impulsada por la ONU desde 1994 para generar conciencia sobre estos desafíos ambientales. En el Perú, ambos fenómenos están cada vez más presentes y requieren una mirada urgente.
Comprendamos mejor estos eventos. La desertificación se refiere a la degradación de ecosistemas áridos por factores climáticos y actividades humanas. Las sequías, por su parte, se caracterizan por la reducción de la lluvia a niveles inferiores a lo habitual. Si esta reducción se prolonga en el tiempo, se manifiesta como una sequía meteorológica, la cual puede derivar en una sequía agrícola que afecta el contenido de humedad en el suelo y limita la producción agrícola.
La disminución de la lluvia puede afectar el ciclo del agua y conducir a una sequía hidrológica, es decir, una reducción del caudal de los ríos por debajo de lo normal, así como una menor recarga de aguas subterráneas. Por ejemplo, en la Amazonía, las sequías hidrológicas de 2005 y 2010 afectaron drásticamente el transporte fluvial, lo que produjo el incremento de los precios de muchos productos debido a las limitaciones surgidas para su distribución. Un panorama similar se observó recientemente en 2024 en algunos ríos de la región Loreto, por lo que el Gobierno decretó estado de emergencia en esta región ante el peligro inminente por déficit hídrico.
En la región andina, el retraso en el inicio de la temporada de lluvias puede afectar los cultivos de secano, aquellos que dependen exclusivamente del agua de lluvia. La vegetación silvestre, como pastizales, arbustos y bosques, también se ve afectada, pues al no llover, las plantas pierden humedad, lo que las convierte en un material altamente inflamable y aumenta drásticamente el riesgo de incendios forestales. Al igual que en 2016 y 2020, en 2024 hubo un incremento severo de incendios forestales que dejó al menos 25 personas fallecidas en el país.
Los cambios de intesidad, duración y frecuencia de las sequías pueden ejercer fuertes impactos negativos a la población. En respuesta, el Perú ha establecido medidas de adaptación que implican llevar a cabo una serie de actividades estratégicas con el fin de reducir sus efectos en los ecosistemas andinos y amazónicos.
El Instituto Geofísico del Perú (IGP) contribuye a estas acciones desarrollando nuevas investigaciones acerca de las sequías y sus consecuencias, para proponer soluciones que reduzcan los efectos en la población. Así, seguimos haciendo «ciencia para protegernos, ciencia para avanzar».
Fuente: IGP