“El matrimonio debe ser a dos, pero (bajo esa perspectiva) el hombre no lo siente así. Siente que es su casa porque la paga, la mantiene, mientras la mujer es la que pone la atmósfera familiar”, ilustró.
Agregó que el tema del amor es que nos venden la idea de que te “voy a amar para siempre”, y no se toma como un hecho- sobre todo las mujeres- de que la unión se puede acabar en algún momento.
“Cuando una mujer se enamora, ya piensa en el matrimonio, en los hijos, la luna de miel y hasta en el perro. El hombre no piensa así, sino en cómo voy a ganar más plata, qué daré a mis hijos. Van a un encuentro totalmente diferente”, explicó.
Sostuvo que aquí en Perú hace falta es una investigación profunda y objetiva de lo que hombres y mujeres pensamos acerca de la familia, al margen de los conceptos religiosos.
Dijo que el predominio de los conceptos religiosos en las parejas es un factor en la ruptura matrimonial. “De 10 matrimonios hay 5 separaciones”, puntualizó.
“El amor no sólo es hormonas”
Señaló que cuando los terapeutas exploran las vicisitudes de las parejas, “reparamos que los cuentos religiosos no ayudan en el matrimonio o después en la separación. Porque son conceptos son idealistas”.
Consideró que el amor no sólo es hormonas y poesía, sino que debe ser una cuota de relaciones donde exista el aprecio y la lealtad entre las parejas.
“Es algo más grande que me gustas, me besas y me gusta ir a la cama contigo”, subrayó el doctor Angulo, quien informó que este tema es abordado a profundidad en su libro.
“Te amo pero no te soporto”
Añadió que hacen faltan investigaciones sobre diferencias de género, para que en la terapia tanto el hombre como la mujer comprendan objetivamente que son diferentes y cada uno puede revelar su propia identidad como pareja, y ser conscientes de que “no somos lo que decimos, lo que aparentamos”.
“Si pones a 10 hombres y mujeres exitosos y se les pregunta: ¿Amas bien y con salud?, dirán que sí. Nadie dirá que no. Pero los sometes a investigación en dos días y salen las vergüenzas de patologías, la forma equivocada de amar y la porción de infelicidad que tienen”, argumentó.
Según acotó, lo que ocurre en nuestro medio es que las apariencias predominan y como tal, “todo debe ser bueno y óptimo, la imagen importa”.
“Ninguna chica que se va a casar reconocerá algo de malo en su relación. No dice: chocaré con él, que es bien tacaño. Ni él que diga: ella se cree muy inteligente y no quiere admitir que se equivoca porque se llena de vergüenza. Eso pasa porque tenemos la idea de que la pareja debe ser igualita a la de la familia Ingalls, cuando en realidad somos más parecidos a los Simpson”, ironizó el especialista.
Asimismo, manifestó que Perú es un país en el que la mayoría hace el amor con juerga y ama de manera diferente, pues el serrano es diferente del selvático y del costeño.
Al respecto, criticó que la mayoría de terapeutas locales no consideran ese factor elemental en su quehacer y trabajan con libros europeos, ajenos a esa realidad.
Con relación a su labor profesional, indicó que sus clientes corresponden por lo general a tres tipos de pareja; Novios de 10 años y no se casan; parejas que se casan y se divorcian en menos de tres años; y enamorados jóvenes.
“Yo soy un terapeuta que no le tiene miedo al divorcio ni ha hecho convenio con el amor. No soy ni moralista ni idealista. Veo la realidad del desamor e imparto los consejos correspondientes”, acotó.
Expresó que “el cura dice matrimonio sea como sea, divorcio no está permitido”, condenando a las personas a vivir con quien no aman. “En cambio, los terapeutas decimos: buenos matrimonios, buenos divorcios, malos matrimonios malos divorcios”, recalcó.
También sostuvo que para él la célula germinal de la sociedad es la pareja. “Yo siempre he pensado que la célula de la sociedad no es la familia sino la pareja, porque esta es el primer nexo, el sustento para la formación del hogar familiar”, sostuvo.