Pese a los paquetes reactivadores impulsados por el gobierno, la confianza del sector privado no se recupera. Para que la economía peruana recupere impulso es necesaria una actitud contracíclica tanto del gobierno como de los empresarios.

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El primer reto (cronológicamente) del nuevo titular del MEF, Alonso Segura, será restablecer la confianza empresarial, que no se recupera (y hasta cae) a pesar de los paquetes reactivadores en marcha.

Es un indicador muy volátil (ver artículo de portada en SE 1323); si los peruanos en general somos emocionales, los empresarios no se quedan atrás. Pero esa bipolaridad puede constituir un serio peligro en un mundo tan cambiante como el actual, porque hace perder la perspectiva sobre la complejidad del entorno, y distorsiona así los procesos de toma de decisiones.

El reciente CEO Summit de SE trató sobre cómo armar estrategias ante los cambios coyunturales y estructurales que no podemos evitar. Recordé en mis palabras de bienvenida la oración de Reinhold Niebhur (SE 1253), que pedía serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar (esos cambios), coraje para cambiar lo que sí podemos (tema del Summit 2013: cambiar las reglas de juego, SE 1368) y sabiduría para saber diferenciar una y otra situación.

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¿Saben realmente nuestros gerentes lo que pueden y no pueden cambiar? Y en todo caso ¿cómo adaptarse a lo que no pueden cambiar? Como se vio en el Summit –que abordó temas como gestionar marcas y personas en un mundo de cambios demográficos, seguir creciendo pero con mayor eficiencia, y cómo construir organizaciones ágiles y adaptables–, la complejidad del entorno es un desafío difícil, sin respuestas únicas. Por ello, las grandes soluciones difícilmente están en seguir a la manada, o simplemente dejarse llevar, o sea, en ser procíclicos.

En plena crisis financiera, esta casa editora preguntó a siete destacados gerentes qué errores debían evitarse a toda costa en una coyuntura de enfriamiento (Perú Económico, feb. 2009). Dejar que el capital humano se desanime, dijo Leslie Pierce. Relajar los plazos de pago a clientes sin respaldo, dijo Patricia Gastelumendi. “Mecer” a los accionistas minoritarios, sostuvo Alberto Pascó-Font. Mantener demasiado inventario, señaló Francisco D’Angelo. No prever una adecuada posición de liquidez, dijo Carlos Gálvez. No aprovechar la oportunidad de tarifas y share de mercado baratos para invertir en marketing, advirtió Armando Andrade. Cambiar significativamente el perfil comunicacional de la empresa sólo por la crisis, dijo Fernando Zavala.

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Lo que tienen en común todos estos ‘pecados gerenciales’ es que implican dejarse avasallar por la crisis, o sea, ser procíclicos, en lugar de contracíclicos (que es la fórmula que en el manejo macroeconómico le ha funcionado al Perú desde el 2000 en adelante). ¿Son procíclicos los gerentes peruanos y por eso no consigue levantarse el entusiasmo empresarial? Según la X Encuesta Anual de Gerentes Generales de SE (SE 1435), las prioridades inmediatas de los gerentes peruanos no han cambiado significativamente del 2013 al 2014. La principal sigue siendo la eficiencia (lo es desde el 2009), y luego mejorar productos y servicios (aunque es llamativo que esta prioridad se redujera a casi la mitad entre el 2011 y el 2012). 43% invertirá más que el año pasado, 26% igual y 30%, menos. Esto revelaría que hay más gerentes contracíclicos que procíclicos. Así las cosas, ¿cuál es entonces la señal que necesitan para recuperar la confianza?

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