Elisa Tonda, Jefe de la Unidad de Industrias, División de Tecnologías y Economía del Programa de las Naciones Unidades para el Medio Ambiente (UNEP), estuvo en Perú, para presentar los beneficios del Programa APELL con el que comunidades, autoridades e industria se comprometen para la prevención y respuesta efectiva ante los accidentes ocasionados por la industria y los desastres naturales.
En Perú, la metodología APELL es aplicada con énfasis en el programa TransAPELL. El liderazgo del Grupo Coordinador fue asumido recientemente por la Pontificia Universidad Católica del Perú en un proyecto cuyo periodo es de cuatro años.
El lugar donde APELL tiene avances con diversos talleres es en la región Cajamarca, donde participan autoridades, empresas y pobladores. Su progreso, expresó, Elisa Tonda, del UNEP, es un exitoso modelo internacional a lo largo de la existencia del programa.
“Se pueden contrarrestar”
Tonda, quien presentó su ponencia en Perumin 2013, anotó que con la adopción eficiente de acciones de prevención y la identificación a priori de los peligros, se pueden contrarrestar ese tipo de siniestros o evitar que ocurran.
Al respecto, dijo que la UNEP impulsa en el mundo el proceso APELL, orientado a la concientización y preparación para emergencias locales, intentando proveer respuestas organizadas ante la eventualidad de accidentes tecnológicos de magnitud originados en los procesos productivos, como la minería, y particularmente en el transporte de material peligroso para la industria en general.
Precisó que el objetivo de Apell es proteger a la comunidad contra pérdidas humanas y materiales, así como evitar daños al medio ambiente, mediante la preparación de un plan coordinado de emergencia para manejar tales accidentes y evitar que se transformen en catástrofes.
Dijo que ese proceso enseña a la comunidad cómo reaccionar ante situaciones de emergencias locales.
Apell genera confianza
La funcionaria internacional subrayó que un elemento importante de Apell, es generar la cooperación y coordinación de las partes.
Acotó que los miedos y preocupaciones con relación a los procesos productivos, como la minería, deben ser aclarados con la información.
“Apell ha demostrado que explicando lo que ocurre y cómo se puede responder ante una emergencia, se genera confianza y una buena relación”, puntualizó.
Informó que ese proceso consta de 10 pasos, los que se pueden implementar no necesariamente siguiendo el orden del 1 al 10, sino que su aplicación depende de la problemática que tiene cada comunidad.
“Los que implementaron APELL en Perú empezaron con el paso ocho y nueve y después se movieron a los restantes, para generar un punto de colaboración necesario entre los actores”, apuntó.
Claridad en el Proceso
Tonda señaló que en este trabajo, las industrias y la comunidad son más prestas a colaborar, y que se encuentra dificultad en las autoridades locales, las que en muchos casos son reacias a mantener un respaldo permanente al proceso durante toda su implementación, que es de varios años.
“Es difícil mantener un compromiso de colaboración a lo largo de mucho tiempo, por lo que se debe tener claridad para sustentar la importancia que tiene este proceso, y permitir así el apoyo deseado de las autoridades locales”, consideró.
Equipo Especializado
Asimismo, la experta de las Naciones Unidas resaltó que es necesario contar con un equipo técnico de alta competencia para promover la metodología, el cual tendrá que identificar los puntos de riesgos y las probables consecuencias, no solo dentro del proceso productivo, sino hacia las comunidades expuestas a un potencial accidente.
“Se necesitan recursos humanos especializados, necesarios para responder a esta situación. Se precisa conocimientos y capacidad en el ámbito de las empresas, de las autoridades locales y en las comunidades”, manifestó.
Anotó que de esa manera se puede elaborar e integrar apropiadamente un plan de emergencia, el cual debe considerar el rol de los distintos actores, que tienen que ser expeditivos en la tarea que le compete para prevenir o responder a la emergencia.
“En algunas comunidades existe un plan de prevención y respuesta a las emergencias, pero lo que falta es identificar los riesgos y potenciales accidentes, para tener una respuesta correcta”, agregó.
Refirió que con Apell han trabajado en 30 países con 80 comunidades, y la historia de cada una es muy distinta en el manejo del proceso.
“En algunos proyectos hubo experiencias estupendas, incluso de cómo los alumnos de las escuelas pueden ser un canal de transmisión del proceso”, indicó.