El impulso de las energías renovables alcanza un nuevo récord a nivel mundial, según el informe Global Electricity Review publicado por Ember. En el último año, las energías solar y eólica han protagonizado un hito histórico al contribuir con el 30% de la electricidad producida a nivel global. Este avance marca un punto de inflexión crucial hacia la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles.
El informe destaca que el mundo se encamina hacia un futuro más sostenible en materia energética. La generación de electricidad a partir de combustibles fósiles está en declive, y se prevé que continuará disminuyendo en los próximos años. Esto respalda la meta de alcanzar el 60% de electricidad renovable para el año 2030, un objetivo fundamental para abordar los desafíos climáticos globales.
El crecimiento de las energías renovables ha sido notable en las últimas dos décadas. En el año 2000, representaban menos del 19% de las fuentes de energía combinadas a nivel mundial, mientras que ahora superan el 30%. Este aumento se ha reflejado en la reducción de la intensidad de carbono en la generación eléctrica global, alcanzando un mínimo histórico en 2023.
La energía solar ha sido la fuente de electricidad de mayor crecimiento durante los últimos 19 años, superando en crecimiento al carbón. Se espera que el año 2024 marque un punto de inflexión aún más significativo, con el aumento esperado en la instalación de sistemas solares y la disminución de la dependencia de combustibles fósiles.
Si bien el crecimiento de las energías renovables es prometedor, aún quedan desafíos por delante. La demanda mundial de electricidad continúa aumentando, impulsada por tecnologías como los vehículos eléctricos y la inteligencia artificial. Sin embargo, se espera que la transición hacia la electrificación sea más eficiente que el uso de combustibles fósiles.
El informe de Ember refleja un panorama esperanzador para el futuro energético del mundo. La transición hacia las energías renovables avanza a un ritmo sin precedentes, lo que sugiere que es posible generar cantidades significativas de electricidad de manera sostenible. Sin embargo, la clave está en tomar decisiones estratégicas en los próximos años para acelerar esta transición y cumplir con los objetivos climáticos globales.