(Exclusivo) Entrevista a Víctor Gobitz, presidente de Antamina: No tenemos una política minera que no dependa de un gobierno en particular

En entrevista exclusiva con ProActivo, Víctor Gobitz, presidente y CEO de Antamina reveló cómo la minería salió a flote en el 2020 pese a la rígida cuarentena acompañada de turbulencia política; también señala los desafíos y buenas noticias para el 2021. Nuevos protocolos ante la pandemia, la expectativa sobre la vacunación, la producción y precios de los metales, el cambio climático y la necesidad de contar con un centro de planificación que incluya a todo el país. Además, marcó necesario, que Perú, el segundo productor de cobre en el mundo, tenga una  política minera planificada. “Está claro que la economía minera es clave para construir un plan de desarrollo sostenible en el Perú. Algo que carecemos, no tenemos una política minera que sea respaldada y que no dependa de un gobierno en particular”. Aquí la entrevista.

Por Mónica Belling

¿Cómo afronta la minería esta segunda cuarentena?

Víctor Gobitz: Hay una diferencia. En esta segunda cuarentena se ha dictaminado aquello que estará restringido, en la anterior todo lo estaba y tenía que obtenerse una autorización para reiniciar operaciones.

En ese contexto, el sector minero ha logrado establecer sus protocolos sanitarios con los que, en principio, se tratar de evitar que llegue al campamento minero una persona contagiada. Y que, si aun llegara no impacte a toda la fuerza laboral porque el trabajo ha sido diseñado por células.

Además, se cambió el protocolo de distanciamiento social en las áreas de operaciones, de recreación, comedores y de descanso. Ha funcionado y se usa de manera eficiente; y como siempre decimos, minimiza el potencial contacto. Eso es lo distinto.

Además, en esta segunda ola, el mundo se ha recuperado económicamente. La demanda de metales sigue al alza (los precios de los metales preciosos, oro y plata).

Los precios de metales industriales -cobre, zinc y plomo- se mantienen bastante más alto de los que fue el efecto de depresión que hubo en la primera cuarentena y que fue global.

En ese sentido, está bien y los sectores vinculados minería también lo están. Pero turismo, transporte y recreación están muy afectados.

¿Cuánto ha tenido que cambiar el sector minero para adaptarse y cuánto ha invertido?

Víctor Gobitz: Hay que reconocer que era un evento que no conocíamos. Nos dimos cuenta que la prueba rápida no era tan precisa y que la prueba molecular es la de mayor precisión y felizmente hay una oferta de servicios de laboratorio, que ha crecido y no solo está en Lima, sino también en las principales ciudades del país.

Sin duda el costo de la prueba molecular es importante, hay zonas donde la prevalencia es alta; y está acompañada por un periodo en el hotel, para asegurarse que, tomada la muestra, y esperando el resultado durante este periodo, el trabajador no se contagie. Nos aseguramos que tome el ómnibus que sube a la mina, sin posibilidades de que esté contagiado.

Hay costos asociados a esas pruebas, estadía en hoteles, y con sobretiempo que hay que pagar.

Adicionalmente, hay una prueba de retorno, muy importante para confirmar que el trabajador está saliendo del campamento sin contagio.

También se ha tenido que invertir en más campamentos, en más espacios para comedores y servicios médicos, para cambiar el protocolo y el estándar de distanciamiento.

Eso ha supuesto a la industria minera elevar los costos de producción. En términos generales, se han elevado los presupuestos anuales en algunas decenas de millones de dólares para cada unidad minera y es un costo de producción que empezó el 2020 y seguramente nos acompañará parte del 2021, como consecuencia de los estándares de este protocolo sanitario que he comentado.

¿Cómo tienen previsto el proceso de vacunación en el sector minero?

Víctor Gobitz: No tenemos todavía una precisión por parte del Estado, pero si hacemos una similitud como lo decía al inicio, la crisis era de tal magnitud que había escasez de pruebas, tanto rápidas como moleculares y recordemos que había también escasez de material de protección mascarillas y guantes. Todos lo entendieron así y la prioridad era la salud pública. Estamos recién empezando a discutir sobre la distribución de la vacuna, y eso es lo que va a pasar.

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El primer lote llegaría el 9 de febrero, un millón. Probablemente es algo diminuto y la prioridad es la salud pública de las personas en el frente del trabajo,

Creo que, a lo largo de los meses, espero que sean pocos, esa oferta de vacunas va a crecer y el propio Estado permitirá que los privados puedan acceder a la vacuna. Es una esperanza positiva y creo que se va a dar.

Pienso que en el segundo semestre del año tendremos acceso a las vacunas y eso nos permitiría -como sector minero- hacer un despliegue importante a toda nuestra fuerza laboral, a sus familias y de esa manera ayudar a todo el país.

¿En este periodo 2020 y 2021 hubo acercamiento para hacer una promoción minera sólida y de la mano con el Estado?

Víctor Gobitz: El período de la pandemia, incluso el previo, ha sido de mucha turbulencia política. Tuvimos una sucesión de gobiernos del poder Ejecutivo, sin un control del Congreso y menos aún sin un liderazgo claro a nivel de las regiones del país. Eso tiene que cambiar porque genera una serie de conflictos y demandas.

A pesar de ello, considero que ha habido dos esfuerzos: el de Rimay, qué fue construir una visión al 2030, de manera plural; estuvieron varias ONG, la academia, el clero, el Estado y las empresas mineras; y se construyó por consenso una Visión al 2031.

Después de eso hubo un esfuerzo por el mismo gobierno de tener una comisión plural que haga una reflexión sobre cómo lograr que la minería sea sostenible.

Como conclusión de ambos, está claro que la economía minera es clave para construir un plan de desarrollo sostenible en el Perú. Algo que carecemos, no tenemos una política minera que sea respaldada y que no dependa de un gobierno en particular.

Así como el Perú en los últimos 25 a 30 años ha tenido coherencia en políticas macroeconómicas, políticas monetarias y en políticas tributarias – fiscales, que es lo que nos ha dado la solvencia, lo mismo se requiere en un sector tan clave por el monto de inversión. Este es un consenso, este gobierno se va a quedar en el enunciado, en lograr ponerlo en la agenda, pero el siguiente gobierno tiene que cristalizarlo.

No puede ser que esa dimensión de potencial de inversión que no solo genera empleo, sino que trae recursos de inversión, dinero de afuera para hacer crecer el país, no tenga claridad ni respaldo y terminemos dependiendo de un líder local, de un líder regional.

Es claro que no debería pasar y lo que se espera es que -en el próximo gobierno, todo indica que no va a tener el control del Congreso- conociendo lo ocurrido en los últimos 5 años, tenga un equipo ministerial, un Primer Ministro, con una gran capacidad de diálogo y de consenso porque va a requerir consenso con las otras fuerzas políticas para dar pasos decididos en el progreso del país.

Si no, sería un error no hacerlo porque tendríamos otro período turbulento y de discusiones de rencillas políticas. Generalmente llena las páginas de los periódicos, pero no genera progreso.

¿Cómo vislumbra el 2021 en este contexto de buenos precios del cobre y cambio climático?

Víctor Gobitz: En general, si entendemos el concepto unido del cambio climático y el precio del cobre. El cambio climático está explicado por el mismo proceso de industrialización acelerada que ha tenido gran parte del mundo y que no se puede detener. Por lo tanto, la industrialización no se detiene. El consumo y la demanda de metales no se detiene.

Pero lo que viene es un cambio en la forma de desarrollar los proyectos y sobre todo en inversiones de infraestructura.

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Está claro que el cambio climático puede traer sequía en algunas zonas, por lo tanto, es importante los recursos hídricos y saber invertir en infraestructura y en reservorios.

En otros lugares, lo que habrá es exceso e inundaciones. Ese desbalance también se corrige con proyectos de infraestructura, llámese canales o defensas ribereñas. Lo que debería suceder es abordar el tema con ingeniería.

El cambio climático no es una dicotomía. Lo que tenemos que hacer es seguir haciendo minería, porque tiene demanda en el mundo. El mundo industrializado requiere metales y el Perú es la segunda reserva de cobre en el mundo y debe usarlo para su desarrollo.

Lo que tiene que haber es una inversión pública mucho más inteligente. Ya sea como digo en afianzamiento hídrico, donde puede haber estrés hídrico y por otro lado en defensas en canales en manejo de laderas, de taludes, para que el exceso de lluvias no genere daño.

Se requiere un esfuerzo público privado. El sector minero está en manos de diversos inversionistas privados, pero todo el mundo reconoce que el Perú tiene una carencia de infraestructura pública muy importante.

Se habla de que puede superar los 100.000 millones de dólares en carreteras, puentes, servicios de agua y desagüe; y energía. Eso requiere una infraestructura pública de mayor calidad de la que hemos visto hasta ahora.

¿Desde Rimay se vieron estos temas?

Víctor Gobitz: Sí. Rimay es un esfuerzo plural, que nace por una iniciativa del Ministerio de Energía y Minas, con un financiamiento del BID. Ahora el segundo objetivo es llevar ese debate, ese espacio plural de discusión a las regiones.

Tenemos que calar ese concepto, con planes de desarrollo económico. No cabe duda que tiene que estar la inversión minera y que, dentro de esos planes de desarrollo territorial, el cambio climático tiene que ser parte de la agenda, pero sin verlo como una dicotomía, sería un error conceptual.

¿Cómo está el precio del cobre en este 2021?

Víctor Gobitz: La crisis ha generado esa preocupación visible de lo que es una pandemia, que es un efecto global, no es aislado. Y un cambio climático también es un efecto global.

Por otro lado, eso no quiere decir que vamos a regresar a la época de las cavernas. Más bien lo que tiene que haber es una organización más inteligente, una economía con menos desperdicio.

Esa preocupación de la población, de todos, lo que genera es un aceleramiento de la industrialización lo cual suponer un incremento del consumo de metales. Y eso, en países como el nuestro que tiene ese atributo de tener metales industriales en sus reservas, es clave.

Más aún cuando uno ve que esta industria se desarrolla en zonas altoandinas, que desarrollan infraestructura que finalmente es usada por otras industrias –las promueve- y justamente el Índice de Desarrollo Humano más bajo está justamente en las zonas altoandinas y amazónicas.

Claramente la industria de los recursos naturales, puede ser minera o de hidrocarburos, son aliadas del desarrollo, tienen que ser vistos de esa manera.

¿El cobre subirá más este año?

Víctor Gobitz: Creo que no. Siempre hay un punto de equilibrio. No hay que olvidarse que los metales pueden ser reciclados. Habrá un precio de incentivo, no va a subir al infinito y el porcentaje de reciclaje se va a elevar.

Pienso que este precio es interesante y sustenta una serie de proyectos. Si tenemos claridad, en tener una visión conjunta de largo plazo, debería activarse la discusión de ver cómo aceleró esa inversión, el portafolio de proyectos que genera empleo y que trae inversión privada extranjera y promueve el desarrollo regional y el empleo local.

Esta mayor preocupación por el cambio climático, por la economía circular, por el concepto ecológico, lo que traerá al final del día, es un mayor consumo de metales.

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¿La producción de cobre de Perú subirá este año?

Víctor Gobitz. Creo que sí, se va a recuperar. Como hemos dicho, el tema central sanitario está controlado, y pienso que vamos a recuperar los niveles de producción alcanzados el año 2019.

El gran desafío es poder desarrollar todo el portafolio de proyectos.

Cuán importante puede ser la herramienta Obras por Impuestos en este contexto

Víctor Gobitz: Si uno mira a detalle, lo que el país necesita es un gran centro de planificación, que permita transferir ese conocimiento de cómo se planifica el territorio en cada región. No es posible que cada vez que aparece un nuevo gobierno regional o una nueva autoridad local, quiera inventar la rueda.

Generalmente al no tener un documento que puede ser perfeccionado en el tiempo -la mejora continua para eso funciona, no parte de cero- hay el riesgo de que por un lado podemos terminar haciendo obras muy pequeñitas de muy bajo impacto y el otro extremo es que terminamos haciendo obras en las cuales ha puesto de narices a la autoridad.

Ese es el legado lamentable de la regionalización, y tenemos que lograr generar conocimiento. Así como la industria privada gestiona, discute y tiene una metodología de toma de decisiones para decidir una inversión, no es posible que no hagamos lo mismo con el dinero público.

Tenemos ejemplos a montones, en los que hubo un impulso emotivo que ha llevado a tomar decisiones.

Por ejemplo, la inversión en la refinería de Talara. Más allá de quién se equivocó, yo lo uso como ejemplo, tenemos que corregir y tener una mirada con el dinero público mucho más rigurosa, con una metodología que permita llegar hasta el último lugar recóndito del país.

La otra inversión cuestionable es los Juegos Panamericanos, hemos gastado dinero para tomarnos una foto ¿pero ese dinero trajo desarrollo?

Por eso digo que los temas públicos tienen que ser mucho más rigurosos.

A propósito de la planificación. ¿El CEPLAN  debió tomar ese rol?

Víctor Gobitz: Alguna vez  como Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, hemos ido al CEPLAN  cuando estaba Carlos Anderson y se veía una metodología de muy alto nivel, pero no aparecía la minería.

Hablaba de Perú, la diversidad cultural y ecológica del Perú, pero no decía con qué  pago las cuentas.

Se requiere CEPLAN, como un centro que transfiera conocimientos a las regiones y a las localidades.

Con una mirada  que priorice qué tengo que hacer primero, la plaza de armas  o primero agua y desagüe. La plaza de armas o el sistema de residuos sólidos de la ciudad. La plaza de armas o el estadio o tengo que invertir en un buen hospital.

Probablemente la  región solo necesite de un gran hospital y centros médicos donde en cada localidad, de manera preventiva las personas sean atendidas y la minoría requiere llegar al hospital central.

La crisis nos ha puesto al revés. Todos creen que la solución es tener un hospital central en cada localidad. Eso no tiene sentido.

No tiene sentido del uso del dinero público, porque al final de cuentas vas a hacer un edificio que no vas a poder mantener.

Ese tipo de discusión es muy simple, pero hay que transferir ese conocimiento, y CEPLAN vuela a 10 mil pies. Son  gente muy experta con mucho conocimiento, pero  cuando hablamos de planificación, es aterrizar en cosas concretas.

En el país no hay una crisis de recursos. Recursos hay, pero no hay capacidad de gestión.

Más allá de quejarnos y decir yo soy privado y tú eres público, la gestión pública nos pasa factura a todos y en la pandemia lo estamos viviendo. El tema es cómo ayudamos todos para que la gestión pública mejore.

Eso pasa por asignar los recursos correctamente e invertir con prioridad  y no gastarse la plata, para que el presidente o la autoridad de turno haga las cosas según su ego.