Estados Unidos está dando un paso decisivo para asegurar su acceso a minerales críticos como el cobre, el cobalto y las tierras raras. Según reportes de Bloomberg, la administración Trump se encuentra en conversaciones para crear un fondo de US$5,000 millones que fortalecería la cadena de suministro de metales esenciales para la transición energética y la seguridad nacional.
El fondo sería gestionado en conjunto por la US International Development Finance Corp. (DFC) y la firma de inversión Orion Resource Partners, con sede en Nueva York. Aunque las negociaciones aún están en curso, el proyecto apunta a convertirse en la participación más significativa del gobierno estadounidense en acuerdos de gran escala vinculados a la minería.
“Una prioridad estratégica para el futuro energético y militar”
La administración Trump ha recalcado que “asegurar minerales críticos es una prioridad estratégica”, no solo para sostener el crecimiento tecnológico e industrial, sino también para reducir la dependencia de China, que actualmente domina el procesamiento global de estos materiales.
En paralelo, se observa un contexto de creciente competencia internacional. China, además de procesar gran parte del cobre y el antimonio, continúa adquiriendo activos mineros en África y otras regiones. Este escenario genera preocupaciones de largo plazo, especialmente ante una posible escasez de minerales debido a la baja inversión en exploración, la caída en la calidad de los yacimientos y los complejos procesos regulatorios para obtener permisos de explotación.
Orion y DFC: una alianza con proyección global
Orion Resource Partners administra cerca de US$8,000 millones en activos vinculados al sector minero y ya ha concretado asociaciones similares, como la empresa conjunta de US$1,200 millones con el fondo soberano de Abu Dhabi (ADQ). En esta ocasión, la colaboración con la DFC busca que ambas partes aporten montos equivalentes hasta alcanzar un total combinado cercano a los US$5,000 millones.
La DFC, creada en el primer mandato de Trump, ya ha financiado proyectos mineros estratégicos. Por ejemplo, otorgó un préstamo de US$150 millones a Syrah Resources Ltd., operadora de una mina de grafito en Mozambique que provee insumos a Tesla Inc. Asimismo, durante la administración Biden, destinó más de US$550 millones a mejorar la infraestructura ferroviaria del Corredor de Lobito, clave para transportar minerales desde el cinturón de cobre de África central hasta Angola.
Competencia geopolítica en el Congo y Ucrania
El interés estadounidense también se centra en la República Democrática del Congo, primer productor mundial de cobalto y segundo de cobre. La minera Chemaf Resources Ltd. se ha convertido en el centro de una pugna entre inversionistas chinos y estadounidenses. Mientras que la estatal china Norinco Group intentó adquirirla sin éxito, Orion y Virtus Minerals —empresa dirigida por exmilitares y exagentes de inteligencia de EE.UU.— han expresado su interés en comprarla.
Por otro lado, Trump ha promovido la posibilidad de acuerdos mineros en Groenlandia y Ucrania, regiones que podrían jugar un rol clave en la diversificación del suministro.
Un nuevo rol para la DFC en política exterior
La administración planea ampliar el papel de la DFC en la política exterior y económica. Se espera que su capacidad de inversión se duplique o incluso triplique, brindándole mayor flexibilidad para asumir riesgos y atraer financiamiento privado.
En este contexto, el designado líder de la agencia, Ben Black —hijo del multimillonario Leon Black, coCEO de Apollo Global Management— señaló en su audiencia de confirmación que la DFC “nunca debe desplazar al capital privado”, sino complementarlo para asegurar inversiones estratégicas.