Groenlandia, una vasta isla cubierta en un 80% por hielo y territorio autónomo de Dinamarca, ha vuelto a captar la atención de Estados Unidos debido a su ubicación estratégica y sus posibles riquezas minerales. En una reciente declaración, el presidente Donald Trump reafirmó el interés de su administración en la región, enfatizando su importancia geopolítica y económica. Este interés no es nuevo; desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha mantenido una fuerte presencia en la isla, principalmente a través de su base militar en Pituffik (antes conocida como Thule), clave en su estrategia de defensa.
Una ubicación clave en la estrategia de Defensa de EE.UU.
Groenlandia se encuentra más cerca de Nueva York que de Copenhague, lo que la convierte en una pieza fundamental en la seguridad del Atlántico Norte. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Dinamarca fue ocupada por Alemania, EE.UU. tomó el control de Groenlandia para evitar que cayera en manos enemigas. Desde entonces, Washington ha mantenido una presencia constante en la isla, principalmente a través de la base aérea de Pituffik.
Durante la Guerra Fría, esta base jugó un papel crucial en la detección temprana de posibles ataques soviéticos. Hoy en día, sigue siendo una pieza clave en el sistema de defensa antimisiles de EE.UU. y en la vigilancia del espacio ártico. Con el deshielo y la apertura de nuevas rutas marítimas en el Ártico, la preocupación de EE.UU. por el control de estas vías estratégicas ha aumentado.
Los recursos minerales de Groenlandia
Uno de los principales atractivos de Groenlandia para EE.UU. es su riqueza mineral. La isla alberga importantes reservas de tierras raras, minerales esenciales en la fabricación de tecnologías avanzadas, como baterías, imanes industriales y componentes para dispositivos electrónicos. Actualmente, China domina el mercado mundial de tierras raras, lo que ha llevado a EE.UU. y la Unión Europea a buscar fuentes alternativas de suministro.
En 2019, EE.UU. firmó un memorando de cooperación con Groenlandia en el sector minero, seguido por un acuerdo similar con la Unión Europea en 2023. Sin embargo, la explotación minera en Groenlandia enfrenta varios desafíos. Solo existen dos minas operativas en la isla: una de rubíes y otra de anortosita, un mineral que contiene titanio. El desarrollo de la minería en Groenlandia requiere inversión en infraestructura, así como superar retos climáticos y regulatorios.
Dependencia económica
A pesar de su autonomía, Groenlandia sigue dependiendo económicamente de Dinamarca, que aporta alrededor del 20% de su Producto Interno Bruto (PIB) a través de subsidios. La economía de la isla se basa principalmente en la pesca, con un creciente interés en el turismo, que podría beneficiarse de la apertura de un nuevo aeropuerto internacional en Nuuk en noviembre.
No obstante, la expansión del turismo y el desarrollo del sector minero requieren mejoras significativas en infraestructura, así como atracción de inversores. Según expertos, los desafíos incluyen condiciones climáticas extremas, altos costos operativos y la necesidad de desarrollar redes digitales y físicas que faciliten las operaciones comerciales.
El interés persistente de EE.UU.
Durante su primer mandato, Trump propuso comprar Groenlandia, lo que fue rechazado categóricamente por Dinamarca. Sin embargo, el interés estadounidense en la región no ha disminuido. Más allá de su valor estratégico y sus recursos minerales, Groenlandia representa una oportunidad para EE.UU. de consolidar su presencia en el Ártico y contrarrestar la influencia de China y Rusia en la región.
Washington ha expresado preocupación por la falta de vigilancia en el espacio aéreo y submarino del este de Groenlandia, especialmente con el deshielo y la apertura de nuevas rutas marítimas. Esta situación ha llevado a un incremento en la cooperación militar entre EE.UU. y Dinamarca, así como a un renovado interés en fortalecer la presencia estadounidense en la isla.